Evo Morales, Doctor Honoris Causa de la UNC

La Universidad Nacional de Córdoba otorgó al presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma,  el grado de Doctor Honoris Causa. “Siento que ni siquiera en Bolivia me quieren tanto como en Argentina”, bromeó y dijo que en adelante le pedirá a su Ministro de Presidencia que le diga “doctor”.

A contramano de la formalidad que pauta el protocolo, Evo Morales recorrió los más de veinte metros que lo separaban del escenario durante una efusiva bienvenida y estrechando la mano de quienes lograron alcanzarlo.

La rectora de la Casa de Trejo, Carolina Scotto, explicitó el “enorme entusiasmo y alegría” que despertó su visita. “Quiero agradecerle su presencia con nosotros y el que aceptara tan generosamente nuestra invitación, porque usted nos distingue con este gesto fraternal”, apuntó la titular de la UNC. Scotto explicó el sentido de la distinción académica al recordar que busca poner de relieve y hacer propios valores y ejemplos de personalidades cuya labor excede el ámbito científico o académico, y cuyo testimonio de vida, compromiso, esfuerzo y sensibilidad fortalecen una comprensión más integral y enriquecida de “nosotros mismos y nuestra condición presente”.

“Ninguno de nosotros puede, ni quiere, desconcer el papel trascendente y ejemplar de tu militancia social, tu acción política, del testimonio de tu vida puesta en favor del desarrollo y emancipación de tu propio pueblo y del nuestro, el pueblo latinoamericano”, aportó la Rectora.

Más adelante Scotto recuperó palabras del actual vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, al explicar que Evo simboliza el «quiebre de un imaginario asociado a la subalternidad y marginación de los indígenas», quiebre que tuvo que esperar muchas luchas, vidas y sufrimientos para encontrar por fin un cauce democrático y un líder capaz de reconfigurar otro imaginario.“Las sociedades postcoloniales, que todavía somos, tenemos que atravesar difíciles procesos de descolonización. El modo como el pueblo boliviano lo viene logrando, con un liderazgo democrático y emancipatorio, nos ayuda a comprender cuántas tareas tenemos pendientes en este Bicentenario y dónde podemos mirarnos para intentar, al fin, encararlas”, agregó. Y completó: “Por hacernos sentir más cerca de nuestra responsabilidad, al mirarnos en su ejemplo de lucha, en el testimonio de su valentía, en el cariño fiel de su pueblo, es que queríamos hacerlo hoy nuestro Doctor Honoris Causa”.

Evo Morales abrió su discurso recordando la gesta estudiantil de 1918 y las rebeliones obreras que tuvieron lugar en Córdoba. “Los pueblos indígenas son parte de esas grandes luchas por la dignidad y la soberanía. Nuestros antepasados dieron su vida por esta patria grande, nosotros podemos seguir el camino de estos grandes libertadores”, defendió.
Consideró el homenaje de la UNC como un reconocimiento a la lucha de los antepasados, de los pueblos indígenas de latinoamérica, que se han enfrentado a imperios con intención de exterminarlos o saquear los recursos naturales, con políticas de dominación, sometimiento y esclavitud.

Después trazó un detallado recorrido por su historia personal. Recordó sus días de pequeño, con sus seis años, en una escuela del norte de Argentina, donde concurrió sin entender español, mientras su padre trabajaba en la zafra. Luego repasó su traslado a otro campamento, el abandono de la escuela y la venta de helados en los cañaverales. “Gracias a la zafra, mi familia ha conocido el primer catre para dormir”, compartió.

También rememoró sus días en la escuela de Orinoca y la sequía que en 1971 asoló Bolivia. “No había comida, ni papa, ni trigo, ni chuño. Mi familia tenía ganado y no nos faltaba la carne, pero mi padre me sacó de la escuela para que buscáramos maíz para la familia y la comunidad. Recién ahora estoy reconociendo lo que hacía mi padre, su solidaridad, al punto que le robaba a mi madre para regalarle al vecino”, apuntó.
Reseñó cómo partió, junto a su progenitor, con 50 llamas de Orinoca hacia Independencia, zona productora de maíz. En esas dos semanas y media de caminata, al cruzar por el camino interdepartamental, recordó cómo desde los colectivos que llevaban pasajeros, se arrojaban cáscaras de naranja y plátano. “Yo recogía las de naranja y las iba comiendo detrás de mi llama”, acotó. Esos mismos caminos lo encontrarían años más tarde nuevamente marchando, pero esta vez al frente de 1.500 compañeros que se dirigían hacia La Paz, para reclamar por sus reivindicaciones.
“Cuando uno se propone y piensa en su país y su pueblo, especialmente en los sectores más discriminados es posible hacer algo”, sintetizó.
En otro tramo de su discurso, Evo Morales reconoció que la lucha sindical fue su gran escuela. Comenzó a participar en 1980, con ya casi 20 años, como Secretario de Deportes. “Un día la dirigencia nos convocó para participar en una concentración, en protesta por la quema de un hermano quechua. Los funcionarios de la dictadura militar le echaron gasolina y lo quemaron. Hasta entonces, tenía en la mente la idea de que el presidente de Bolivia –fuera de dictadura o democrático– era padre de todos los bolivianos; por eso no podía entender cómo nuestro padre nos podía quemar. Desde entonces, empecé a comprender por qué es importante luchar por los derechos humanos”, compartió.
Respecto a la implantación de la base militar norteamericana en Chapare y la injerencia de la agencia norteamericana DEA, en la policía nacional y las Fuerzas Armadas de Bolivia, Evo recordó que en 1978, al realizar el servicio militar, sus instructores le habían advertido que ningún uniformado armado podía estar en Bolivia, excepto con autorización del Congreso Nacional. “La DEA no estaba autorizada por el Congreso y participó en la represión de 1988, donde perdimos nueve compañeros (…) La DEA no lucha contra el narcotráfico, sino que lo controla para usarlo con fines políticos, para implicar a dirigentes y autoridades antiimperialistas”, sintetizó.
Más tarde se refirió a la responsabilidad de dignificar a Bolivia y enfatizó que cuando un dirigente defiende a su pueblo, sector o región, el pueblo también defiende a su dirigente. Y en esa línea explicó los dramáticos momentos que su gestión atrevesó en 2008.
“En 2008 tuvimos un referéndum revocatorio, por primera vez desde al fundación de Bolivia y para un presidente que ganó con más de 54% de los votos”, recordó y continuó su explicación: “Finalmente, quienes promovieron mi revocatoria –los gobernadores de La Paz y Cochabamba– fueron los que terminaron revocados. Hubo un intento de golpe de Estado, pero felizmente las Fuerzas Armadas no se plegaron. Así llegué a una conclusión: cuando dirigente defendía al sector y las bases me defendían, llego a la presidencia, tratamos de servir al pueblo y me conspiran, pero cuando el presidente sirve a su pueblo, éste lo defiende. Ésa es mi experiencia”.
Posteriormente hizo alusión al mandato de recuperar los recursos naturales, especialmente el gas. Los contratos preexistentes con empresa petroleras fijaban que de todas las utilidades, el 18 por ciento era para los bolivianos y el 82 por ciento restante para las transnacionales. “Ése era el negocio. Pero hoy, el 82 por ciento es para los bolivianos y el 18% para las empresas. Algunos de la oposición amenazaron con que se irían las inversiones, pero eso no ocurrió”, relató.
Recordó que desde 1940 y hasta 2005, Bolivia siempre había tenido déficit fiscal. A partir de 2006, con las nacionalizaciones de los recursos naturales, el país comenzó a presentar superávit. Parte de esos fondos excedentes se destinan a un bono para niños de primaria que concluyen el año escolar. La idea de trasfondo, según explicó, es evitar la deserción para que “nunca más haya niños analfabetos”.
También remarcó que mientras la inversión en 2005 era de 600 millones de dólares al año, la de 2011 alcanza los tres mil millones al año, gracias a los recursos naturales.
“Siento que no nos hemos equivocado al pasar de una lucha sindical, social y comunal a una lucha electoral. Ésa es nuestra experiencia”, apuntó. Y completó: “Antes el pueblo era esclavo del gobierno, ahora el gobierno es esclavo del pueblo”.
Respecto a la política, consideró una obligación “pensar en los hijos de nuestros hijos y convertir la política en una gran ciencia al servicio del pueblo, no como un instrumento de beneficios personales o cúpulas de gobierno”.
Junto a Evo Morales Ayma y Carolina Scotto, también compartieron el estrado la vicerrectora Hebe Goldenhersch, el ministro de la Presidencia de Bolivia, Carlos Gustavo Romero y la embajadora de es país, María Leonor Arauco Lemaitre.

LOS FUNDAMENTOS DEL RECONOCIMIENTO Entre los considerandos de la resolución por la cual el Consejo Superior aprobó concederle la máxima distinción de la UNC al presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, se menciona que Evo Morales Ayma asumió «desde muy joven la defensa de los recursos naturales, la tierra y el territorio, enfrentándose a intereses de grupos económicos y políticos responsables de los desastres naturales en el altiplano boliviano y en otras regiones de su país y del continente».
El texto también señala que él representa el «potencial transformador de los movimientos sociales latinoamericanos en la defensa de los derechos de los pobres y explotados», al tiempo que constituye un ejemplo en la construcción de consensos y acuerdos de integración para «erradicar la pobreza, corregir las desigualdades sociales y bregar por un horizonte de desarrollo con equidad y libertad».
La resolución también recuerda que como primer presidente constitucional indigena del continente, durante su gestión de gobierno se tomaron decisiones que significan una «ampliación de derechos para amplios sectores sociales, un fortalecimiento de la identidad local y regional y un firme posicionamiento a favor de la autodeterminación y de la soberanía, en el marco de un proceso democrático y de fortalecimiento institucional».
Finalmente, el texto expresa que a través de esta distinción, la Universidad Nacional de Córdoba ratifica su «histórica tradición de acercamiento y apertura hacia la comunidad latinoamericana, a la que siempre estuvo ligada por lazos culturales profundos, muchos de cuyos hijos han sido y son estudiantes de la Casa, reconociendo la dignidad de los pueblos originarios y la construcción y defensa de los derechos humanos en un marco de libertad, igualdad y democracia».

Fuente: Universidad Nacional de Córdoba