“Trabajo, sindicalismo y democracia”, cuarta mesa de “40 años de democracia: ciclo de conversatorios sobre luchas, conquistas y debates desde la perspectiva del sindicalismo universitario”
Bajo el título “Trabajo, sindicalismo y democracia”, durante más de dos horas reflexionaron e intercambiaron las y los oyentes y expositores y expositoras de la cuarta mesa del ciclo “40 años de democracia: conversatorios sobre luchas, conquistas y debates desde la perspectiva del sindicalismo universitario”.
“Un ciclo que venimos llevando adelante en el marco de los 40 años de democracia ininterrumpida. Aunque ininterrumpida no signifique no disputada, ni deberíamos pensarla como una sola cosa, porque la democracia es un proceso”, señaló para abrir el encuentro Yamile Socolovsky, secretaria de Relaciones Internacionales de CONADU y directora del Instituto de Estudios y Capacitación (IEC-CONADU).
Victoria Basualdo, doctora en Historia e investigadora del CONICET y FLACSO, fue la primera invitada en tomar la palabra: “La democracia es una cuestión que está en discusión, en debate. Y no hay una sola mirada respecto de la importancia del movimiento sindical y del lugar que tiene que ocupar, sino que hay claramente posiciones encontradas sobre esto. El movimiento sindical además nunca fue unitario, siempre hubo distintos proyectos. Los hay hoy. Y es contradictorio. El movimiento sindical disputa, representa a la clase trabajadora, organiza lo anárquico y lleva adelante reivindicaciones de las bases al mismo tiempo que disciplina y baja verticalmente un ordenamiento. El movimiento sindical es un factor democrático por definición. Es la posibilidad que tiene la clase trabajadora de no pasar penurias individuales, sino de discutir su destino en forma colectiva”.
Gustavo Bellingeri, secretario Gremial de SATSAID, también puso el foco en el rol fundamental del movimiento obrero en la vida democrática argentina: “En el periodo democrático más largo de la historia argentina, la clase trabajadora alumbró. Y no es menor. Nosotros necesitamos de la democracia. Solo los poderosos no necesitan de la democracia. Los poderes económicos y los poderosos no son democráticos y no quieren la democracia, la toleran. Pero nosotros la necesitamos. Eso no quiere decir que la democracia nos resuelva las cosas por sí sola, pero sí es una condición de las mayorías para la transformación”.
La intervención de Carla Gaudensi, secretaria General de FATPREN y secretaria Adjunta de SIPREBA, se contextualizó en los resultados finales de las elecciones primarias: “Nos debemos un debate cultural con nuestros compañeros y compañeras y con toda la ciudadanía en general. Porque el enojo y el descontento lo vivimos, lo percibimos incluso en los sectores que representamos, pero tal vez hay algo de cómo captar ese discurso, de cómo interpelar con ciertas preguntas. Yo no creo que la sociedad se haya derechizado, no creo que el descontento tenga necesariamente una matriz ideológica. Entonces, nosotros debemos poder expresar con claridad que estos sectores políticos van a traer más exclusión y más frustración”.
En la misma línea se manifestó Vanesa Siley, diputada nacional y secretaria General de FE-SITRAJU: “Nuestro pueblo no cambió. Nos están esperando. Los pibes, las pibas nos están esperando, porque quieren lo mismo que queríamos todos nosotros cuando teníamos 16, 17, 18 años. Irnos de la casa de nuestros viejos, conseguir un laburo, poder alquilar, estudiar, ser autosuficientes. Pero los pibes y las pibas ven la realidad de la casa y contra eso se rebelan. Pero a nosotros y a nosotras nos están esperando. Para que les ofrezcamos el futuro lindo, hermoso e igualitario que siempre supo dar este país. Que eso nos motorice. No repartamos cien volantes. Hablemos con una persona. Hablemos con dos personas. El volante es una excusa para hablar, para generar una charla en profundidad. Esa es la militancia y contra eso no gana nadie”.
Finalmente, Hugo Yasky, diputado nacional y secretario General de la CTA, marcó el horizonte: “Necesitamos una sociedad democrática en serio, con distribución de la riqueza. Porque en una sociedad sin distribución de la riqueza, que no respete los derechos humanos, los derechos de los jóvenes y de las mujeres, el movimiento sindical no puede existir como si fuese una pieza de museo preservada en una atmósfera artificial. Si la sociedad no es distributiva, si la sociedad no respeta derechos, el movimiento sindical a la larga o a la corta se convierte en una pieza de museo. Por eso es clave el papel que nos toca jugar en los próximos meses”.
“40 años de democracia: Ciclo de conversatorio sobre luchas, conquistas y debates desde la perspectiva del sindicalismo universitario” está pensado a partir de ejes temáticos que se desarrollarán una vez por mes con la participación de distintos/as panelistas.