“La formación y el debate es fundamental en una Central de Trabajadores”
Así lo aseguró el Economista Eduardo Basualdo, durante la presentación del curso de economía organizado por la CTA y el Instituto de Estudios y Formación (IEC) de CONADU. Los siete encuentros, que se desarrollarán en la sede de la CTA, tienen por objetivo la formación de militantes sindicales, y de organizaciones sociales, para avanzar hacia «una democracia más popular, más social y más transformadora».
Este jueves 26 de agosto la Central de los Trabajadores Argentinos, y el Instituto de Estudios y Capacitación de CONADU, comenzaron el curso de economía destinado a militantes sindicales y territoriales de la CTA.
Se trata de un espacio de formación cuyo objetivo es el de fortalecer saberes y capacidades para profundizar el proceso político que vive el país, con el objetivo de avanzar hacía «una democracia más popular, más social y más transformadora».
La apertura y presentación del primer encuentro estuvo a cargo del economista, e investigador de FLACSO, Eduardo Basualdo, quien destacó que «la formación y el debate en una central de trabajadores es fundamental, pero especialmente en etapas tan peculiares como ésta porque, como se va a debatir en el curso, entre el ’98 y el 2001 y el 2002 se desarrolla una crisis inédita en la Argentina, por su profundidad, y que estaba dando señales inequívocas que se terminaba un patrón de acumulación que había iniciado la dictadura en 1976 basado en la valorización financiera; y se abre una etapa de transición donde se están reconfigurando los bloques sociales y las alianzas políticas en la argentina. Lo del agro es el ejemplo más notorio y actual pero no es el único».
Este espacio de formación, que constará de siete encuentros, será dictado por los docentes, e investigadores, Luís Campos, Lucas Porcelli, Andrés Wainer, Cecilia Nahón, Mariana González, Nicolás Arceo y Victoria Basualdo.
Para comprender la crisis política y económica de la Argentina de los últimos años, los docentes trabajarán los encuentros desde el punto de vista histórico. En ese sentido, según Basualdo, esto nos permitirá comprender la «complejidad de la situación que vive la Argentina, desde el punto de vista de la clase trabajadora, porque en estas etapas éstos re-alineamientos se generan por monumentales cambios que impusieron los sectores dominantes a la sociedad Argentina a lo largo de los años que median entre 1976 y el 2001 y los trabajadores no están exentos de estos cambios pues hemos tenido la disolución del mercado de trabajo en la Argentina, que fue la conquista básica de los trabajadores durante los primeros gobiernos peronistas.»
En ese contexto Basualdo señaló, como un elemento a considerar en la etapa de crecimiento económico que comenzó en el año 2003, que en el país se ha constituido «una clase trabajadora heterogénea con diferencias muy fuertes no sólo entre ocupados y desocupados, sino entre los propios trabajadores ocupados en el que hay fuertes deferencias salariales. En la Argentina hoy está funcionando la aristocracia obrera y esto no es independiente de la CTA. La FETIA, que reúne a distintas representaciones sindicales de la CTA, hay en ella una parte significativa de la clase obrera: Villa Constitución, las refinerías de maíz, neumáticos, todos sectores de punta de un gran nivel de actividad pero, también, de salarios diferenciales y esto implica dificultades para poder aunar visiones comunes entre distancias tan grandes entre trabajadores. Son otras problemáticas, otras formas de vida, otros horizontes. Y en esto no estamos hablando de distintas clases, sino dentro de la clase trabajadora. Este un problema que también estuvo presente dentro de la segunda etapa de sustitución de importaciones que va de 1958 hasta 1976».
Para Basualdo estas diferencias, desde el punto de vista histórico, sólo pudieron ser superadas por la «identidad política de los trabajadores». Sin embargo hoy se plantea como un tema «medular» que está en cuestión en la Argentina: ¿Cuál es la identidad de los trabajadores? ¿Cuál es su bloque social? ¿Cuál es su conformación y alianzas?.
Según Basualdo esta es una discusión que «está presente en la CTA» y para ello es necesario «prestar atención a las otras etapas en las que esta cuestión fue superada». Uno de los ejemplos que utiliza para dar cuenta de las instancias de superación es la del «Peronismo Combativo» y la del «sindicalismo combativo», que «lograron aunar a estratos distintos de la clase trabajadora, pero hoy tenemos más dificultades porque tenemos que definir la identidad política y esto se tiene que hacer debatiendo e indagando en su densidad histórica».
El patrón de acumulación del capital
El curso de formación tiene como sustento básico el concepto de «patrón de acumulación del capital«. Tan es así que el diseño del espacio de formación lo considera troncal en su desarrollo histórico y en su dimensión económica y social. En su presentación Basualdo explicó que es «un concepto que alude a la articulación de determinado comportamiento de las variables económicas como la industria, el consumo, que van a tener distinto comportamiento en cada patrón de acumulación».
En su aporte introductorio Basualdo puso como ejemplo a los sectores agrarios que han estado en centro de la disputa a comienzos de año, al señalar que «los años 1976 y 1977 marcan la finalización del comportamiento tradicional del agro pampeano, del ciclo de alternancia entre agricultura y ganadería; hay un movimiento de variables que es fundamental para determinar el patrón de acumulación, pero no sólo eso sino determinada fisonomía estructural de la sociedad. Esto quiere decir que hay grandes actividades que son líderes en un patrón de acumulación y no en otro. La sustitución de importaciones alude al predominio industrial en la economía argentina, la valorización financiera alude a otro fenómeno que no excluye a las empresas industriales, porque ellas también entraron en la valorización financiera, pero sí como rasgos estructurales. En ese sentido el comienzo de la dictadura militar marca un proceso de regresividad industrial que incluso es inédito en América Latina».
Variables económicas, estructura y un tipo de estado son para la propuesta del espacio de formación «un trípode que va a influir y que se va a modificar con las luchas sociales y las características de los bloques sociales que no son los mismos en los patrones de acumulación».
Se trata de discutir desde el presente cuáles son las particularidades del Estado Nacional Argentino y qué tipo de patrón de acumulación es el que rige el funcionamiento de la economía. Para Basualdo «estamos en una etapa de transición en el que no hay modificaciones en el estado Argentino, y no hay modificaciones porque todavía no se han replanteado los re-alineamientos sociales que den lugar a determinadas modificaciones del estado en un sentido, o en otro, y esto es lo que hoy se está discutiendo».
Los tres patrones de acumulación
La fuerte demanda de alimentos baratos de los grandes imperios es funcional al avance del proceso de industrialización en las grandes metrópolis. En ese marco es que se consolida el primero de los patrones de acumulación en nuestro país: el modelo agroexportador que tendrá una presencia sumamente importante hasta 1930.
La primera etapa de sustitución de importaciones comienza allí, en un contexto de cambios importantes a nivel mundial y cambios en la teoría económica como una respuesta al pensamiento ortodoxo que sostiene como uno de sus principales pilares el ajuste automático de las economías.
«Es en este período -explica Basualdo- se conforman las alianzas que van a consolidarse con el peronismo y que darán cuenta en su etapa pre-peronista de la necesidad de profundizar un desarrollo industrial compatibles con el predominio agropecuario. Ese fue el plan Pinedo, que fue el proyecto para la nación de una fracción de la oligarquía. En el peronismo habrá otra respuesta: hay una alianza social que se plantea la incorporación de la clase trabajadora como poder institucional en la vida política, social y económica en la argentina. Es un momento de ruptura con el orden oligárquico y es un momento en el que los trabajadores llegan a los niveles de participación de los ingresos más altos de la historia Argentina. Es la etapa en la que además se consolidad la industria».
Hay diferencias respecto de la interpretación que las distintas escuelas económicas hacen sobre el fin de esta primera fase del período de desarrollo industrial por sustitución de importaciones. La perspectiva liberal, entiende Basualdo, «sostiene que el distribucionismo erosionó la acumulación, pero yo creo que la rentabilidad del sector industrial y la falta de inversión la que erosionó la posibilidad de que durante ese período de hegemonía política de la clase trabajadora en la Argentina, se plasmara una integración del espectro industrial que permitiera un avance de los sectores más livianos de la metalmecánica y de los sectores vinculados a la petroquímica, acero, papel, insumos industriales, que se van a dar bajo una hegemonía distinta «.
La etapa de sustitución de importaciones tendrá su fase final a partir de 1958 y se prolongará hasta el golpe de estado de 1976. Según Basualdo en es período «será una etapa dura para los trabajadores pero sumamente gloriosa, porque se dará una derrota estrepitosa del Partido Militar en la Argentina. La segunda etapa de sustitución de importaciones es el recorrido de la derrota sistemática de los sectores dominantes por parte de los sectores populares.»
En ese marco explica, Basualdo, «habrá un avance importante de los sectores populares porque a partir del año 64, va a haber un crecimiento ininterrumpido de la economía y los trabajadores van a ganar participación en el ingreso, a excepción del año 71, y esto no es por concesiones sino por imposición de las luchas sociales y esta es una de las claves para entender la revancha clasista que se inicia con la dictadura militar del año 1976, porque había una disputa real del poder en la Argentina».
Con esta «revancha clasita» se inicia el período que Basualdo, y su equipo de trabajo, caracteriza como el de la «valorización de la renta». Allí comienza un nuevo patrón de acumulación en el que la Argentina «se incorpora al proceso de internacionalización financiera en tiempo real con sus características propias, en las que la fracción de la oligarquía agropecuaria, que integran los mayores terratenientes de la Argentina, pero que también es industrial en ese momento, va a conducir el estado y va a ser beneficiaria directa de la política económica. La década del 80 es al de mayor predominio de los grupos económicos como Bunge y Born, Loma Negra, Techint, entre otros, donde van a conducir el estado en el que los financiero es central, el endeudamiento, la valorización financiera en el mercado interno (la tasa de interés en el mercado interno es superior a la internacional) y la fuga de capitales locales al exterior. La Argentina termina en el año 2001 con tanta deuda externa como capitales locales fugados al exterior. La fuga de capitales reconoce un núcleo central que es la oligarquía Argentina, son grandes fugadores industriales y ello habla de una modificación sustantiva en el comportamiento de las grandes firmas en la Argentina, donde la tasa de ganancia financiera predomina sobre la tasa de ganancia de la producción en la economía real. Para poner un ejemplo Acindar gana más plata en al bicicleta financiera endeudamiento, valorización y fuga que produciendo acero. Este ha sido un obstáculo para que los trabajadores pudieran visualizar la naturaleza de este patrón de acumulación que pone en marcha la dictadura. En al década del 80 las fábricas producen menos y los dueños ganan más y fugan un excedente estratégico que es la inversión».
Por último, sostiene Basualdo, que «si se hubiesen invertido los 250 mil millones de dólares que recibió la Argentina como endeudamiento público y privado estaríamos en otro país, si es dinero hubiera ido a un circuito de endeudamiento, inversión e incremento de la producción, pero ocurrió todo lo contrario».
Secretaría de Prensa CONADU