Jornada de Capacitación Docente en CONADU

conadu-reunion.jpgLa Federación Nacional de Docentes Universitarios continúa con los encuentros de capacitación.

Capacitación docente gratuita

La siguiente es una ponencia presentada por el Dr. Pedro Sanllorenti en el encuentro de la RAUI desarrollado en la ciudad de Mar del Plata en el mes de marzo 2007. La misma, analizada en la jornada de capacitación desarrollada en CONADU el 12 de julio, pretende ser el disparador de debates y jornadas de discusión entre los docentes universitarios para continuar avanzando en nuestras reivindicaciones gremiales.

Por Pedro Sanllorenti *

Resumen

Durante la década del 90 la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) incluyó entre sus reivindicaciones el derecho al perfeccionamiento gratuito. Este reclamo se llevó a cabo en pleno desarrollo del proceso de mercantilización del conocimiento que en las Universidades argentinas se caracterizó, entre otras cosas, por la generación de numerosas carreras y cursos de postgrado arancelados. Los docentes universitarios a pesar de sus magros salarios fueron de los principales clientes de estos postgrados. El acuerdo alcanzado con el Consejo de Rectores –CIN- en 1998 fue incluido en el decreto 1470/98 y establece que las universidades adoptarán todas las medidas para ofrecer gratuitamente los estudios para todo su personal docente. Hacia fines de 2006 pocos esfuerzos han realizado las Universidades Nacionales de Argentina para dar cuenta de este derecho. En el presente trabajo se analizan algunos aspectos generales de esta problemática y el Programa de Formación y Capacitación Docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata que constituye uno de los mejores ejemplos de que es posible y necesario garantizar el derecho a la formación gratuita de los docentes de las universidades nacionales.

I. Remar contra la corriente

Desde comienzos de la década del 90 la Federación Nacional de Docentes Universitarios, CONADU, inició un profundo debate interno que permitiera pasar de tener un simple pliego de reivindicaciones a un documento que reuniera al conjunto de los derechos que se pretendía conquistar y garantizar para todos sus representados. Luego de sucesivas experiencias en 1995 se aprobó el Proyecto de Convenio Colectivo de Trabajo de CONADU. En este Proyecto se incluyó “el derecho a un sistema de Carrera Docente que reglamente la estabilidad laboral, la jerarquización y funcionalidad de su labor, el perfeccionamiento académico gratuito y el ascenso de categorías”.

La inclusión de esta cláusula en el Proyecto de Convenio no fue casual. Unos años antes había comenzado a desarrollarse a nivel de nuestro país, el proceso de mercantilización del conocimiento. Proceso que se entiende como el componente educativo de la globalización de la economía a escala mundial. En este proceso el conocimiento se entiende como un bien transable y por lo tanto la educación se vuelve un negocio, un negocio de escala mundial que abarca a todos los niveles educativos. Desde nuestra Federación al igual que desde la mayoría de los sindicatos docentes de América Latina, el derecho a la educación implica necesariamente el derecho a la educación gratuita para todos y todas y a lo largo de toda la vida. El avance producido en garantizar el derecho a la capacitación docente gratuita debe comprenderse como una contribución importante pero pequeña frente al desafío de garantizar este derecho de manera global.

En Argentina y en particular en la década de los 90, tiene su apogeo de expansión el modelo neoliberal caracterizado por la apertura de la economía. En el caso de las Universidades argentinas, la sanción en el año 1995 de la Ley de Educación Superior tiene como uno de sus ejes fundamentales consolidar el sistema universitario privado que a pesar de que fuera autorizado a funcionar casi 40 años antes (en 1958) en número de estudiantes no detentaba más que el 10% del sistema de educación superior. Sin embargo ya antes de la sanción de esta Ley fue preparándose el terreno de este proceso de mercantilización. Entre 1991 y 1992 el Ministerio de Educación lanzó un documento llamado “El régimen laboral docente de las Universidades Nacionales”. En este documento se preveía que para ocupar la categoría de Jefe de Trabajos Prácticos (la 2ª dentro de las cinco del escalafón) se requería el grado de Magíster o Doctor. Esta idea no era una expresión de deseo sino que se trataba de una afirmación que, de ser impuesta, hubiera dejado sin cargos a la mayoría de los docentes de nuestro país. En el momento en el que fue emitido el documento los argentinos veíamos cómo eran privatizadas la principales empresas del estado y cientos de miles de trabajadores se convertían en desocupados. Se pronunciaba y cumplía la idea de “ramal que para … ramal que cierra”, con la que más de 50.000 trabajadores ferroviarios quedaron en la calle luego de un período de privatizaciones y huelgas de trabajadores. Es por esto que cobra especial importancia el documento “El régimen laboral docente…” que actuó como un nuevo elemento disciplinador al interior del sistema y forzó a los docentes a ser clientes de los postgrados. Con sueldos muy bajos, disminuidos en extremo por el proceso hiperinflacionario de fines de los ´80 y principios de los 90, fueron quienes, por temor a perder sus empleos, comenzaron a inscribirse en carreras pagas dictadas en las Universidades públicas y privadas.

Si por otra parte se analiza el desarrollo del sistema de posgrado en Argentina, se puede apreciar que hasta fines de los ´80 la mayoría de las carreras existentes eran los doctorados de las llamadas ciencias duras: química, física, matemática, biología, ingenierías, etc. En esas disciplinas se entendía desde hacía muchos años atrás, que alcanzar el título de Doctor formaba parte del proceso natural de formación de un investigador. La mayoría de los Doctorados y cursos de posgrado con los que se reunían los créditos necesarios para alcanzar el título, junto a la tesis doctoral, eran gratuitos. Uno de los ejemplos más claros es el desarrollo de la bioquímica y el hecho de que la Argentina tuviera tres premios nobel relacionados con esta disciplina y la medicina. En definitiva los títulos de posgrado se entendían como deseables porque formaban parte de la formación de los investigadores y se generaban las condiciones para que esto fuera posible.

Adiferencia de lo anterior los posgrados surgidos en los 90 eran pagos, también se caracterizaban porque la mayoría estaba relacionado con las Ciencias Sociales. Simultáneamente surge en nuestro país y en varios países de América Latina el Sistema de Incentivos a los docentes-investigadores. Este sistema que implicaba remuneraciones diferenciales para quienes se adaptaban al mismo, incorporaba como un elemento esencial para ser incluido y/o para cambiar de categoría, la obtención de títulos de posgrado. Ese sistema fue promovido en la región por el Banco Mundial y contó con el apoyo local de una élite de investigadores que adhirieron o fueron cooptados por las ideas prevalecientes en la década de los 90. Esa entidad financiera promovía además el arancelamiento universitario (de grado y posgrado), criticaba el alto grado de politización del cuerpo docente y los estudiantes, y promovía ajustes presupuestarios. Esta élite de docentes investigadores que participó en la confección local del programa, decidió preservarse y participar activamente en el rediseño de las políticas de ciencia y técnica generando condiciones en las que ellos mismos fueron adjudicatarios de los beneficios tanto en sus ingresos, como en la concentración de los subsidios de investigación y en el control de las políticas de ciencia y técnica. La competencia, el sálvese quien pueda, la salida individual y los proyectos de investigación aislados, se privilegiaron por sobre la cooperación, el avance del conjunto y el desarrollo de un sistema universitario y de ciencia y tecnología, al servicio del país y las mayorías.

El Sistema de Incentivos tuvo a nivel de los docentes investigadores características similares a otras políticas utilizadas en el resto de la administración pública. No son pocos los casos en los que, a través de una diferenciación en los ingresos de cuadros selectos, se promovió la cooptación de cuadros dirigentes. La transformación de los sueldos fue considerable en quienes trabajaron en el proceso de privatización de las empresas estatales argentinas, en los puestos de gobierno del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, como así también en todas las dependencias oficiales que se consideraron importantes para asegurar que los cambios a introducir contaran con el respaldo administrativo. También se incrementaron notablemente –alejándose de los salarios docentes- los sueldos de las Autoridades Universitarias. Así, mientras el Estado se desentendía de las universidades, el Ministro de Economía “mandaba a lavar los platos a los investigadores”,el sector que conducía y acompañaba la nueva etapa era preservado. Fue “casualmente” en ese año que se aprobó la descentralización salarial de las Universidades nacionales que contó con el apoyo del Consejo Interuniversitario Nacional integrado por los Rectores – desde entonces la responsabilidad patronal fue transferida del Poder Ejecutivo a las autoridades de cada Universidad.

Basualdo[1] , en su descripción del transformismo argentino, describe muy bien estas políticas que comienzan a desarrollarse en la década del 80 y tienden a generar altas remuneraciones relativas a los que se integran a la pléyade del bloque dominante. Pero, es indudable que en la década pasada, cuando el bloque de poder parece imbatible y los sectores dominantes logran instalar con toda su intensidad al flagelo de la desocupación, la integración al mercado de trabajo con altos salarios (honorarios) diferenciales adquiere su mayor importancia y trascendencia. De esta manera la desocupación y la marginalidad social operan no sólo como disciplinador de la clase trabajadora sino también como un factor que impulsa la incorporación de los nuevos cuadros al planteo dominante. Asimismo, garantiza la permanencia y cohesión de los mismos, porque la decisión de retornar al “llano”, asume un costo enorme en ese sentido, ya que implica descender al “infierno” de la desocupación o, en el mejor de los casos, al “purgatorio” de los bajos ingresos y la superexplotación. Rubinich[2] , liga la necesidad de la participación de los cuadros universitarios prestigiosos ocupados en temas de educación en la traducción del duro lenguaje de los organismos internacionales de crédito, el Banco Mundial y el BID, a los sectores académicos. Formados en un contexto universitario de reivindicación de las tradiciones progresistas y familiarizados con la teoría social clásica y, con el aggiornamiento de la tradición marxista que tuvo una presencia relevante en las ciencias sociales latinoamericanas en la década del 60 y en los primeros 70, se convierten en la fuerza intelectual encargada de traducir a lenguaje progresista las transformaciones – que quizá consideran irremediables – de esta verdadera revolución conservadora. Esta asociación entre organismos financieros con capacidad política para transformar diagnósticos y propuestas en efectivas políticas públicas, e investigadores de las ciencias sociales que recurrirán a explicaciones histórico estructurales para armar sus diagnósticos y la definición de problemas se convierte en el elemento político cultural más importante para lograr crecientes consensos en franjas del mundo universitario y de sectores medios ligados directa o indirectamente a él.

Por supuesto que estas transformaciones no ocurrieron sólo en nuestro país y de la mano de los organismos financieros internacionales formaron parte de las políticas públicas de las que

la Educación Superior en América Latina no fue la excepción y donde se registra el paso a un modelo de administración denominado “nueva gerencia pública. En este modelo la vinculación de la remuneración del funcionario con su productividad tiene especial importancia[3].

A mediados de la década de los ´90 la presión gremial a nivel general y a nivel universitario se hacía notar. Esto tuvo como consecuencia que desde el gobierno se pensara en la reglamentación del sistema de negociaciones con nuestra Federación docente. Así una vez sancionada la Ley de Educación Superior, se sancionó el decreto 1007/95 que reglamenta las negociaciones paritarias del sector docente universitario. Luego y a pesar de las negativas gubernamentales y del Consejo Interuniversitario Nacional, comenzó a tratarse el primer Proyecto de Convenio Colectivo de Trabajo elaborado por la CONADU. Tres años más tarde, en septiembre de 1998 un acuerdo de partes que implicó conquistas salariales y laborales para los docentes universitarios, consagra el derecho al perfeccionamiento gratuito como uno de los derechos laborales básicos para los docentes universitarios. El acuerdo fue incorporado como anexo del decreto presidencial 1470/98 y en su inciso II establece:

*Perfeccionamiento Docente: Dado que el perfeccionamiento y la actualización del personal docente de las Universidades Nacionales tiene como objetivo el mejoramiento de la calidad de las actividades de enseñanza, investigación creación artística y extensión, cada Universidad Nacional como garantía de la plena aplicación de los artículos 11 inc. C, 12 inc. C y 37 de la ley de educación superior adoptará todas las medidas para ofrecer gratuitamente los estudios para todo su personal docente, en tanto y en cuanto esos cursos contribuyan a su formación específicamente en el área en que se desempeñan las actividades para las que fueron designados. Las Universidades Nacionales se comprometen a celebrar ante sí convenios que permitan ir generalizando en el conjunto del sistema universitario nacional el principio de gratuidad consagrado en este punto.

Si bien este acuerdo se mantiene vigente, no han sido muchas las acciones realizadas para garantizar este derecho, siendo la más común, aunque no muy difundida, la fijación de cupos de becas que permiten sortear parcial o totalmente los aranceles fijados para cursos y/o posgrados que se dictan en las Universidades. El Programa de Formación y Capacitación Docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata constituye una excepción a esta regla y resulta una prueba clara de que no sólo es posible garantizar este derecho sino que desde el punto de vista institucional resulta altamente satisfactorio.

II. Capacitación Docente Gratuita en la Universidad de Mar del Plata

Una vez firmado el acuerdo a nivel nacional, en el mes de diciembre del año 1999, y durante la gestión del Rector Ing. Jorge Petrillo, se firmó un acta paritaria del nivel particular –nombre que reciben los acuerdos locales según el decreto 1007/95- entre la Agremiación Docente Universitaria Marplatense a.d.u.m. y la Universidad Nacional de Mar del Plata, por la cual se establecieron pautas generales para la creación de un Programa de Capacitación Docente. La idea de este programa era generar un mecanismo que proveyera los fondos para la realización de Cursos Gratuitos de Formación y Capacitación General y Específica.

“En la ciudad de Mar del Plata, Partido de General Pueyrredón, a los trece (13) días del mes de octubre del año mil novecientos noventa y nueve (1999)…

6) Se acuerda generar un Programa de Capacitación destinado a los docentes de la UNMdP con los fondos y características que se detallan en el presente acuerdo:

6.4. Los cursos de capacitación generados por este programa, serán gratuitos para los docentes de la UNMdP:

a- Se prevén cursos de Capacitación General y Específica. Los mismos serán aprobados en la Comisión Negociadora para el nivel particular previo dictamen de un Comité Académico Asesor integrado por representantes -un miembro titular y un miembro suplente- de ambas partes designados por ambas a tales efectos;

b- Se generará un instructivo para que las Facultades y/o Departamentos y/o Grupos de Docentes presenten propuestas de cursos de Formación Específica que contenga las siguientes características: Propuesta académica, monto solicitado con análisis de costos, fecha probable de ejecución.

c- De los fondos destinados a Capacitación Específica y para garantizar la mayor participación, se estima un monto de $10.000 para cada una de las 9 Facultades y Colegio Illia”.

Este acuerdo sentó las bases del programa y permitió el comienzo de la capacitación gratuita mediante cursos generales de computación e idioma inglés, y algunos cursos específicos, aprobados por las Facultades. En este último caso la mayoría de los cursos eran dictados por docentes de la propia universidad. Se puso especial énfasis en la necesidad de que el material necesario para tomar el curso, cualquiera que fuese necesario, debía ser presupuestado dentro del curso de modo de que los asistentes lo recibieran de manera gratuita. Durante este período se adquirieron equipos reproductores de sonido para las clases de inglés.

Con posterioridad y ya durante el Rectorado del Dr. Gustavo Daleo, se renovó el compromiso del desarrollo del Programa de Capacitación Docente y se reglamentó mediante otro acuerdo paritario local la modalidad de aprobación de los cursos. Para esto se utilizaron las disposiciones de la reglamentación vigente en la UNMDP para la aprobación de los cursos de posgrado estableciéndose un formato de presentación de los cursos y se fijaron valores de la labor de los docentes capacitadores. Además, y viendo que los cursos que se dictaban mediante este programa comenzaban a reiterar la oferta local, los representantes de la UNMDP argumentaron la necesidad de contar con una mayor participación de docentes provenientes de otras Universidades, se incluyó este requisito en los formularios de presentación. Así en el Acta N° 16 del 4 de julio de 2002 se aprobaron las nuevas directivas del Programa y los instructivos para las unidades académicas. Poco tiempo después comenzaron a dictarse numerosos cursos con la nueva modalidad. Durante este período comenzó a adquirirse equipamiento para proyección de imágenes.

En el año 2005 y nuevamente con un cambio de gestión en nuestra Universidad, esta vez con el Arq. Daniel Medina como Rector, se acuerda destinar fondos para la construcción de dos aulas dentro de la sede de la Agremiación (Guido 3256) con el fin de ser utilizadas para los cursos e incluso para distintas actividades de la propia UNMdP. Este paso pudo darse debido a que en el año 2004 en Asamblea Extraordinaria de a.d.u.m., se autorizó a la Mesa Ejecutiva a realizar acuerdos paritarios con la Universidad, para utilizar parte de los fondos del Programa con destino a crear espacios apropiados para el desarrollo del mismo. A principios de 2006, el Consejo Superior de la UNMDP, incorporó los fondos del Programa de Capacitación en el Presupuesto de la Universidad.

Las claves de este programa residen en:

a- los cursos tienen la estructura de cursos de posgrado avalados por las distintas facultades de la Universidad y pueden ser acreditados como tales por los docentes que los toman. Esto es así porque necesariamente los cursos deben ser aprobados por los mismos órganos de gobierno y bajo las mismas reglamentaciones previstas para cursos de este tipo.

b- la única manera de utilizar los fondos previstos en el programa y asignados a cada una de las Facultades es mediante la emisión de las ordenanzas por las que se generan los cursos. De este modo cada unidad académica dispone de fondos que sólo pueden ser destinados a este fin.

El Programa de Formación y Capacitación Docente de la UNMdP tiene como principales objetivos:

· Brindar una capacitación gratuita a los docentes de la UNMdP.

· Generar un impacto sobre la calidad de la enseñanza universitaria.

· Propiciar la capacitación en contenidos o áreas de vacancia.

Respecto de los Cursos Generales, los mismos fueron creados con el objetivo de generar un espacio de formación constante en áreas tales como pedagogía, currículum, evaluación, procesos de enseñanza aprendizaje, instituciones educativas, idiomas y computación, entre otros.

Respecto de los Cursos Específicos, el objetivo es propiciar instancias de capacitación que respondan a las áreas específicas de conocimiento demandadas por los docentes de las distintas Unidades Académicas.

A lo largo de los seis años de funcionamiento, hemos impulsado y desarrollado 165 cursos de los cuales 124 fueron Cursos Específicos de Formación y Capacitación Docente propuestos por las nueve Unidades Académicas de la UNMdP y 41 Cursos Generales. Para el dictado de los cursos contamos con la participación de 209 docentes tanto pertenecientes a nuestra Universidad como externos a ella, incluso en algunos casos los docentes externos fueron extranjeros. En total se han registrado 3087 alumnos- docentes de la UNMDP (2194 en los cursos de la Capacitación Específica y 893 alumnos por la Capacitación General).

Nuestra Universidad tiene alrededor de 3300 docentes y si bien muchos de ellos han tomado varios cursos, estamos en condiciones de afirmar que bastante más de la mitad de la planta docente ha participado de los mismos. Más aún, siendo que la mayoría de los cursos han admitido como cursantes a becarios, pasantes y graduados que no trabajan en la universidad, el impacto del Programa excedió holgadamente los objetivos inicialmente propuestos. En muchos casos las Facultades financiaron cursos que forman parte de la currícula de distintos posgrados y tuvieron ingresos adicionales porque la condición de gratuidad que fijaron alcanzó solamente a los docentes pero no impidió el cobro de aranceles a cursantes externos.

Cuando se formuló el programa se esperaba que los principales asistentes a los cursos fueran los docentes auxiliares. Sin embargo quienes detentan las distintas categorías de profesor (Titular, Asociado o Adjunto) tienen un grado de participación muy alto. Siendo el índice general de cantidad de cursos por persona de 2,16 ; el de los profesores titulares es de 2,67 cursos por persona, el valor más alto para todas las categorías. Un caso particular lo constituyen los docentes adscriptos, quienes tienen un alto grado de participación pese a no percibir haberes, demostrando su interés en formarse. Este interés puede tener relación con la posibilidad de insertarse a futuro en la planta rentada o bien a haber hallado un mecanismo gratuito de formación frente al costo del resto de las ofertas. Por otra parte el índice de 2,16 cursos por persona nos indica que quienes participan en el programa tienden a hacerlo más de una vez y que en algunos casos los docentes toman varios cursos.

Por otra parte, si se analiza el comportamiento de la planta docente universitaria según su dedicación, surge otro elemento interesante. En la actualidad tanto las dedicaciones exclusivas (de 40 horas semanales laborales) como las parciales (20 horas semanales laborables) representen respectivamente el 16% de la planta docente de la nuestra Universidad. Sin embargo, la participación de los docentes con dedicación exclusiva en los cursos resulta significativamente mayor .Es decir que estos docentes que trabajan 40 horas semanales ligados a la UNMDP tienen un mayor compromiso o mayores posibilidades para capacitarse.

III. Conclusiones

En sus primeros seis años el Programa de Formación y Capacitación Docente generado entre a UNMDP y a.d.u.m. ha permitido:

· Brindar capacitación gratuita a más de la mitad de los docentes de la UNMdP.

· Brindar capacitación en la UNMdP a numerosos becarios, pasantes y profesionales y pblico en general, en la mayoría de los casos esta actividad también fue gratuita para estos cursantes.

· Impactar sobre la calidad de la enseñanza universitaria, permitiendo afirmar que prácticamente los más de 20.000 estudiantes de nuestra universidad, han participado de actividades académicas influidas por este programa.

· Desarrollar cientos de cursos en contenidos o áreas de vacancia en nuestra casa.

· A través de los Cursos Generales, que versaron sobre pedagogía, evaluación, procesos de enseñanza aprendizaje, constituir el mayor esfuerzo que se ha realizado en nuestra Universidad para mejorar la calidad de la enseñanza.

· Cubrir, mediante los cursos de computación, un área que el sistema universitario dio por conocida para docentes universitarios sin haberse ocupado del salto que esta transformación tecnológica implicaba para los trabajadores del conocimiento ya fueran docentes o investigadores.

· Hacer que las Facultades y los docentes de las mismas tuvieran una herramienta efectiva para cubrir temas disciplinares específicos.

· Fortalecer simultáneamente a la Carrera Docente de nuestra Universidad, y las áreas de investigación y extensión.

· Poner a disposición de los docentes equipos completos audiovisuales.

· Poner a disposición de los docentes de nuevos lugares apropiados para desarrollar su labor docente.

· Generar un sistema y acumular la suficiente información como para diseñar un plan estratégico de capacitación que comprenda tanto las necesidades de los docentes como de la propia Universidad.

IV. Hacia un sistema de capacitación docente gratuito a nivel nacional

A diferencia de lo realizado en Mar del Plata, en algunas universidades se han adoptado sistemas de cupos gratuitos para docentes en cursos y postgrados arancelados. Esto significa que en realidad la formación y capacitación se adapta a la oferta curricular presente en las distintas unidades académicas. Sin embargo el sistema empleado en la UNMDP reúne una serie de ventajas. En primer lugar las distintas Facultades saben que disponen de fondos cuya utilización depende de la formulación de cursos de capacitación gratuitos para los docentes. Es decir, y más allá de que en varios casos se cubren ofertas previas, los consejeros y gestiones de Facultades tienen que trabajar sobre algo que no estaba previsto en las ofertas académicas de la Facultad. Es más, en algunos casos se ha logrado que departamentos, áreas de conocimiento o las Facultades lleguen a elaborar cursos en función de las necesidades académicas, deficiencias detectadas o conocimientos que quieren asegurar en la formación de sus docentes.

A nivel nacional es importante tener en cuenta que no sólo se ha suscripto el acta original en 1998 (dec. 1470/98 citado en la sección 2) que da origen a la capacitación gratuita, sino que en el acta paritaria nacional del 16/03/04, se generó un mecanismo de provisión de fondos nacional que aún no ha sido utilizado. En ese acta se estableció que: “A partir del año 2005, los montos remanentes del Programa y que corresponden a lo que hoy se abona como cuota de solidaridad, serán distribuidos en las mismas proporciones en que se hace con el resto de los fondos dispuestos por este acuerdo, siendo destinados específicamente a capacitación docente, conforme lo acordado en el inc. II del Anexo dec. 1470/98”.

Más aún, el primero de noviembre de 2006 se avanzó en ese terreno y se acordó “poner efectivamente en marcha a partir del 1/05/07, el Programa de formación y Capacitación Docente, asignándole un monto de 2 millones de pesos para el período de ejecución mayo a diciembre de 2007”.

Nuestra experiencia nos permite afirmar que con menos del 0,1% del total de fondos del Sistema Universitario, unos 5 millones de pesos anuales es posible formular un programa que permita garantizar la gratuidad en la formación para los 130.000 docentes que trabajan en las Universidades Nacionales.

La Federación Nacional de Docentes Universitarios CONADU, deberá reclamar esos fondos ya sea para fortalecer los cupos para formación presentes en los cursos que dictan las Universidades, y en lo posible generar un programa como el que aquí se presenta y garantizar este derecho en aquella universidades en las que no se ha avanzado.

* Secretario General de la Agremiación Docente Universitaria Marplatense – ADUM Secretario Adjunto de la Federación Nacional de Docentes Universitarios – Conadu.

La experiencia del programa de formación y capacitación docente de Mar del Plata ha sido compilada en un libro que puede consultarse por Internet (en www.adum.org.ar).