«Por primera vez podemos pensar a la educación universitaria en Argentina como un derecho universal»
Eduardo Rinesi, Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, participó como panelista en el segundo día de las Jornadas nacionales «Compromiso social universitario y políticas públicas. Debates y propuestas» que organizó el IEC en la sede de ADUM en Mar del Plata.
Rinesi expresó su alegría por la tendencia a la concreción de un derecho que siempre había existido en lo formal, pero que nunca se había universalizado en la práctica, que es el derecho a la educación superior. En esta etapa que vive hoy nuestro país esta democratización de la universidad nos obliga a repensar nuestra idea de extensión y de compromiso social universitario.
En su disertación, Rinesi trazó un breve recorrido histórico-conceptual sobre la propia idea de universidad desde sus orígenes medievales y el cambio que introduce la modernidad, particularmente resaltada por Kant en “El conflicto de las facultades”, donde reivindica la reflexión crítica de la universidad sobre su quehacer. Está bien, dice Kant, que el estado marque las pautas en aquellas facultades que atienden al bien común, y entonces deben ser heterónomas; pero en su facultad reflexiva debe ser autónoma.
Kant escribe en el filo del inicio de un pensamiento liberal que ve en el estado su principal amenaza. Más adelante, el movimiento reformista también reivindicará esta forma de pensar contra el estado, con la idea de autonomía como bandera.
Hoy sin embargo, nos encontramos en un momento en que está cambiando esa representación sobre el estado y sobre la universidad. Cambia la mitología liberal en la cual somos libres contra el estado. El estado es la condición de la libertad, en la idea republicana. Lo que está del otro lado del estado no es la libertad sino el mercado, que es mucho más heteronomizante que el estado. También sabemos que adentro de la universidad hay factores de heteronimizción muy poderosos. Son también las fuerzas de las propias corporaciones a las que pertenecemos.
Teniendo en cuenta estas cosas que hemos aprendido en los últimos años podemos pensar distinto sobre el compromiso social de la universidad. Este debe verificarse en las 3 funciones de la universidad. Y nos ayuda a pensar distinto sobre la extensión, no culposamente ni solamente destinada a aquellos que nunca van a poder ingresar a la universidad. El compromiso no puede pensarse sólo con los que se quedan fuera, porque hoy tendencialmente todos pueden estar adentro.
Hoy podemos pensar la educación universitaria en Argentina como tendencialmente universal de forma concreta por 3 factores: la Ley de educación nacional (obligatoriedad de la escuela secundaria); un conjunto de políticas públicas sociales, como la AUH, que han dado a las familias las condiciones materiales para que los chicos vayan a la escuela; y la fuerte expansión del sistema universitario nacional que es un proceso altamente democratizador.
Esto representa un desafío para las universidades que siempre concibieron su función como la de educación / creación de elites. Tenemos que entender que la contrapartida del derecho a la educación universitaria es la obligación de permitirles a todos los que ingresan el ejercicio efectivo y exitoso de ese derecho. El compromiso no puede reducirse a la formación, pero debe incluirla, porque hoy tenemos un desafío pedagógico extraordinario. El compromiso no puede pensarse sólo con los que se quedan fuera, porque hoy tendencialmente todos pueden estar adentro.
Ese compromiso debe expresarse también en la función de investigación. Ciertas líneas de investigación deben ser alentadas por el estado, y eso no significa ir en contra de la autonomía, sino que debe ser visto como la condición para ejercer la investigación con compromiso.
Si todo esto es así, cambia la forma de entender la extensión.