Gonzalo Chávez: “El peronismo no tiene historia, tiene leyendas”

Fue miembro de la conducción nacional de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), brazo sindical de la tendencia revolucionaria del peronismo, en los años setenta; sufrió la persecución política y el asesinato de su padre y su hermano, Horacio y Rolando Chávez, a manos de la Triple A; debió exiliarse con el golpe de estado de 1976 y cuando regresó al país la “teoría de los dos demonios”, en auge durante los primeros años de la recuperación democrática, lo obligó a refugiarse en Uruguay. Cuando logró ingresar definitivamente al país continuó su militancia en el peronismo junto a aquellos dirigentes que criticaban fuertemente al neoliberalismo menemista. Desde entonces Gonzalo Chávez reparte su vida entre la pasión política, la investigación histórica sobre el peronismo y la pintura. Actualmente trabaja en un nuevo libro en el que aborda el peronismo en aquella dimensión donde la política no se trata de números y votos sino de la construcción de mitos y leyendas.

¿En qué consiste tu nuevo proyecto?

Yo ahora estoy escribiendo. Trato de contar la historia del peronismo, y descubrí, o por lo menos percibo, que no hay una historia del peronismo, no tiene historias, lo que tiene es leyendas. No sé si es mejor o peor, pero es como América: no hay una historia de América, lo que hay es una historia de la conquista de América. Y aparte hay una leyenda de América que se transmite de voz en voz, en la tradición oral, de las civilizaciones antes de la llegada de los españoles. Y en el peronismo pasa lo mismo, hay una tradición oral muy fuerte, de voz en voz, de padres a hijos, de hijos a nietos, y se va a cumulando.

¿Cuál es la diferencia entre historia y leyenda?

La diferencia es que la historia se escribe una vez y después se puede modificar. En nuestro país hay una historia oficial y después una historia revisionista, pero lleva años eso. En cambio la leyenda tiene la virtud de que cada generación la recrea. La va incorporando y recreando, es una cosa más vital. Y a mí me parece que está bueno eso de considerar que el peronismo es una gran leyenda. O como dice el pintor Daniel Santoro: “El peronismo es una epopeya políticamente incorrecta”, es una definición categórica… siempre viene a romper los moldes. Y en ese romper los moldes hay momentos en que parece que el peronismo está muerto, está dormido… Digo el peronismo, pero es la sociedad nuestra, el pueblo nuestro que en su momento – y actualmente – la gran mayoría es peronista. Es un problema de nuestro pueblo, que va más allá del peronismo, las características que culturalmente nuestro pueblo cosechó, o construyó, durante años.

Parece que está dormido, pero no.

Entonces, está dormido, parece, y sorprende a todos. Ese es el tema, nadie puede anunciar: “Mañana sale el pueblo a la calle”, ni el 17 de octubre, ni en el Cordobazo, ni en el 2001. Es difícil de explicar, yo trato de entender ese fenómeno. Perón siempre dijo que el peronismo tenía un sentido gregario, que es un término de las ciencias naturales, pero aplicado a las ciencias sociales se te complica. En el diccionario dice que gregario es la manada que sigue al jefe sin preguntar dónde van. Ese es el sentido que la oposición siempre le endilgó al peronismo: “un aluvión zoológico”, es una frase que un diputado radical dijo en el Congreso Nacional hablando del triunfo electoral del 46. Y era un aluvión… Pero el uso que le daba Perón era otro, filosófico, porque aunque en los animales ese es el concepto, entre los seres humanos también se refiere al impulso que tiene el humano a vivir en sociedad, en familia y a tener sus representantes.

¿El impulso de ser parte del aluvión?

Y ahora pareciera que estamos en vísperas de otra oleada. Entonces, sería importante que la oleada no nos encuentre sentados en la puerta de nuestra casa, sino organizados. Y caminando en el sentido de la historia. No importa que estemos todos en una misma organización, no es ese el problema. Que haya 20, 100 organizaciones, no importa. Tenemos que estar organizados y caminar en el sentido de la historia. Para que cuando venga la oleada, avancemos.

Y en esto de que el peronismo se mira y se construye a partir de la leyenda, ¿Cómo leerías los acontecimientos que trajo la muerte de Néstor Kirchner?

El fenómeno que ocurrió en la plaza es eso, aunque no lo vamos a comparar con un 17 de octubre, pero responde al mismo fenómeno, a esa cosa subterránea: La nación se amasa abajo de la superficie. Y aparece, y no le pregunta a nadie. Irrumpe en forma brusca. Y cuando viene hay que bancarselá, porque viene de todo.

Pero se construyen leyendas alrededor de lo de Néstor, porque aparecen relatos, de experiencias, de conversaciones con Néstor, cosas que hizo…

Estuve hablando la otra vez con unos compañeros que tienen un grupo de militantes, 30 años tienen, nacieron en los 80 y lo primero que conocen del peronismo es el menemismo. No son antiperonistas… Y me contaron: “Sentí como un impulso, – me dice – y fuimos, hicimos la cola y pasamos, por enfrente. ¿Y sabés lo que pasó? Cuándo estábamos en la cola, cantamos la marcha, y ninguno de nosotros es”. Ahí está la leyenda. (Risas) No, fuera de broma. Para apoyar al gobierno no tenés que se peronista, podés tener otra identidad política, porque el movimiento nacional es más grande que el peronismo, las fronteras son más amplias.

¿De dónde viene ese impulso?

Claro, ¿de donde viene? Viene de un conocimiento que me parece que es un fenómeno cultural. Yo hoy día pienso que nosotros tenemos dificultad para explicar las cosas nuevas, porque queremos explicar cosas nuevas con las palabras viejas. Y la modificación o el cambio del discurso político, no va a venir de la política. Ni tampoco el cambio del discurso sindical va a venir de los sindicatos, va a venir de otro lado. Posiblemente de lo cultural venga, pero no va a venir de ahí. Por eso nosotros tenemos que pensar eso y trabajar desde la cultura. Entendiendo a la cultura no como las Bellas Artes, sino cultura como expresión de todo lo que hace un pueblo. También de las artes, pero no solamente eso. Y me parece que hoy día en la sociedad los fenómenos más importantes que más convocan a la juventud son fenómenos culturales, no son fenómenos políticos. Y la cultura incluye a la política y a la ideología.

¿La cultura incluye a la ideología o al revés?

Nosotros en los 70 teníamos un gran error sobre los criterios ideológicos, y decíamos que la ideología abarcaba a la cultura. Y después nos dimos cuenta que no era así. Las ideologías son temporales, tienen un tiempo, en cambio lo cultural tiene un horizonte más amplio. Y el peronismo es un fenómeno cultural. Y es, como dice Santoro, una epopeya políticamente incorrecta.

¿Y los masivos funerales, espontáneos, de Néstor Kirchner en la Plaaz de Mayo, se encuadra dentro de lo cultural?

Sí, si. Un conocimiento, una experiencia del pueblo, o sea, no sé por qué. Yo también me fui a la plaza porque me sentí llamado, convocado. Y será porque nosotros tenemos esa experiencia histórica: tenemos que resolver un problema y nos vamos a Plaza de Mayo. ¿Quién convocó? Nadie, bueno ese es el sentido gregario.

¿Por eso bombardearon la Plaza en el 55, por ejemplo?

Sí, sí. Es un gran constructor de mitos el peronismo. Y Perón y Evita son los mitos fundacionales. Y hubo pensadores marxistas que analizaron el fenómeno, como Gramsci o el peruano Mariátegui, el papel del mito en la historia. Gramsci dice que nosotros no tenemos tiempo para convencer uno por uno, necesitamos crear un mito movilizador. No un fetiche, que te enturbia la visión, sino un mito movilizador. Y bueno, Perón era un mito movilizador. El 16 de junio del 55 bombardearon la Residencia Presidencial, que estaba donde está ahora la Biblioteca Nacional. Y no la destruyeron, porque los cohetes que tiraron – que no eran bombas – cayeron alrededor. Y después la destruyeron con la excusa de hacer la Biblioteca Nacional, que tardó más de 30 años en construirse. O sea que la intención no era hacer la Biblioteca Nacional, era destruir un lugar que iba a ser mitológico, porque ahí murió Evita, iba a ser un santuario del pueblo, entonces lo borraron.

Algo quedó ahí, porque ahora se junta Carta Abierta…

(Risas) Puede ser. Pero es interesante ver las cosas por este lado, que la política no es solamente números y votos. La sociedad nuestra siempre resolvió los problemas en la calle, no los resolvió ni en el congreso, ni en la universidad nacional, ni en una elección. Las elecciones fueron posteriores a las eclosiones sociales para institucionalizar una nueva correlación de fuerzas. Y lo que se vive ahora es como el pos Cordobazo, estamos viviendo el pos 2001, que es el momento donde se abren las posibilidades de organizarse

Pero llevamos más años ya, para esta época después del Cordobazo ya se había reinstaurado la represión, y ahora ya hace 10 años del 2001…

Estamos en eso, sí. Y nosotros acostumbrados a remar contra la corriente, cuando soplan vientos favorables, somos desconfiados. ¿Vos creés que algún marín o capitán cuando sopla un viento favorable se pregunta quién sopla? Sopla el viento y vamos a desplegar las velas, es el momento. No hay que dejarlo pasar, y no hay que ser sectario. Porque la reconstrucción del movimiento nacional es una tarea frentista, no es excluyente del peronismo, tiene que abarcar a diferentes sectores sociales y a identidades políticas. Hay que tener cuidado, porque nos podemos equivocar haciendo una cosa cerrada pensando que el tiempo no pasó.

Como los que ponen el peronómetro…

Porque desde el peronismo no pudimos hacer todavía nuestro análisis: nos pasó lo del menemismo, nos pasó lo de Isabel… Son cosas terribles. Entonces no estamos intactos. Rodolfo Puigrós, decía que los movimientos nacionales no desaparecía, que podían sobrevivir cientos de años, él decía que como el PRI mexicano, en la corrupción. Desaparecen, cuando aparece otro que los niega y los contiene, como hizo el peronismo con el radicalismo, pero no antes. Y sino, es como ahora… que está el peronismo federal.

Chavez en El Eternauta

¿Aparece tu nombre en El Eternauta?

Yo una vez estaba una vez en San Pablo, en Santiago, y vino una compañera y me dijo: “¿Así que vos conocías a (Héctor) Oesterheld?” Yo le dije que lo había visto una vez, pero que no era amigo nada. “Porque te citan en la historieta El Eternauta”, me contestó. “Yo la leí y no me citan”, le digo. “Sí, en la tercera parte”, me contestó y me la trajo. Y sí, me citan. La tercera parte de El Eternauta, parece que la empezó a hacer Oesterheld, pero después la dejó. Y no la dibujó Solano López, la dibujó otro tipo. Y hay una parte que el personaje vuelve a Buenos Aires y está desolada, la resistencia sobrevive en las catacumbas de la ciudad, el subterráneo y todo eso se habían transformado en lugares de refugio. Y entonces le dicen que tiene que ir a un kiosco de por acá, no se si sería Pasco, pero por acá, y le dicen: “Tenés que hablar con el Mayor Gonzalo Chávez”. Entonces el tipo golpea en el kiosco, el kiosquero lo atiende y lo hace pasar, abre un sótano del kiosco y entran en el subterráneo de Buenos Aires, y ahí se encuentra con el jefe de la resistencia que se llama Gonzalo Chávez, un Mayor. El tema es que mi viejo era del ejército y era Oficial Mayor, y era un hombre de la resistencia.

Fue muerto por la AAA, ¿no? Uno de los primeros muertos…

Sí, era como una leyenda.