Valter Pomar: «Somos muy optimistas con la situación, lo mejor que puede pasar es que el pueblo salga a la calle»
Compartimos la entrevista de “CONADU en el medio” a Valter Pomar, dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) y Secretario Ejecutivo del Foro de São Paulo, sobre las masivas manifestaciones que coparon Brasil.
– Cristina Pauli (CP): Valter, queríamos que nos cuentes un poco cómo está la situación allí en Brasil.
– Valter Pomar (VP): La situación ha cambiado mucho en los últimos 30 días. Hasta principios de junio teníamos una situación de relativa tranquilidad política y social, con las encuestas aportando una mayoría muy fuerte en apoyo a la re-reelección de Dilma Rousseff. Pero al mismo tiempo había señales de que algo pasaba. Había encuestas que apuntaban a un cierto malestar social con la calidad de los servicios públicos. Había un creciente comportamiento agresivo por parte de los sectores de la oposición y una onda muy fuerte de derecha en el ámbito político, ideológico y cultural.
En este contexto es que el 13 de junio se generó una ola de manifestaciones por transporte público de calidad, de tarifas más baratas y, como pasa muchas veces, hubo un comportamiento muy brutal de la policía que en Brasil es responsabilidad de los gobiernos de provincia. Específicamente hubo mucha brutalidad de parte de la policía del estado de São Paulo, gobernado por el Partido de la Social Democracia que hace oposición a nosotros. La brutalidad fue tanta que hubo una segunda ola de manifestaciones, de solidaridad contra la represión.
Tanto en la primera como en la segunda la ola, la izquierda apoyó y participó de las manifestaciones, al mismo tiempo que la derecha las condenó y las atacó. Pero las manifestaciones de esta segunda ola fueron tan fuertes que la derecha muy rápidamente y hábilmente cambió de política, y pasó a intentar manipular las manifestaciones apropiándose de su contenido y proponiendo una leyenda propia de movilización que tenía como propósito golpear al gobierno y a la izquierda. Esto generó una tercera ola de manifestaciones muy confusas, donde hubo enfrentamientos en las calles entre militantes de izquierda y bandas organizadas de derecha que atacaban las banderas y a las personas que portaban camisas con símbolos de organizaciones sociales, y se intentó crear la situación de que la calle estaba contra nosotros.
La reacción del gobierno de Dilma y de la dirección del PT fueron muy acertadas: nosotros decimos que la calle compartió los mismos propósitos, o sea más calidad de servicios públicos, más bienestar social, más calidad de vida. Y comparte con nosotros el propósito de hacer cambios en el sistema político brasilero, en el sentido de más democracia, más participación y ataque a la corrupción. Tanto el PT como el gobierno nacional, entonces, se colocaran a un lado de las manifestaciones y diciendo de manera muy clara que constituían un punto de apoyo para hacer cambios en Brasil.
– CP: ¿En qué consiste básicamente lo más importante de la reforma que propone Dilma?
– VP: Lo más importante abarca el financiamiento empresarial de las campañas electorales en Brasil. Hoy nosotros y el Congreso Nacional tenemos poco más de 500 diputados de los cuales, por coincidencia, más de 300 son aquellos que tuvieron gastos más elevados en sus campañas. La derecha y la centroderecha se benefician de aportes financieros muy fuertes de parte de las grandes empresas que prácticamente compran los mandatos. Un diputado federal en el estado de São Paulo, por ejemplo, hace su campaña con un presupuesto de tres a cinco millones de dólares. Está claro que quien hace este tipo de campañas es un empleado de una empresa privada. Entonces lo esencial de la propuesta tanto de la Presidenta, como de la izquierda y del PT en su conjunto, es acabar con el financiamiento empresarial en las campañas electorales. Pasa que la mayoría del Congreso Nacional fue elegido gracias a esta plata y por eso no quiere hacer estos cambios, ni convocar al plebiscito propuesto por la Presidenta, ni hacer asamblea constituyente o reforma política. Se inicia, por tanto, una etapa de forcejeo entre nosotros, el gobierno, en contra de las posiciones controladoras del Congreso.
– CP: Pero también se está implementando algo para dar respuesta a los reclamos populares que tienen que ver con un transporte mejor y con el mayor bienestar…
– VP: Sí. La Presidenta ha hecho una declaración pública que contiene cinco puntos relacionados con la reforma política, la calidad de la salud pública, los gastos en educación pública, transportes públicos y temas relativos a corrupción.
En términos de salud y de educación hay recursos. Brasil tiene los recursos financieros necesarios, pero para eso el Congreso tiene que aprobar la propuesta de garantizar que el 100% de los recursos provenientes de la explotación del petróleo sean destinados para la educación y la salud. Esa es la propuesta del gobierno y del PT. Y también el Congreso tiene que aprobar el mensaje presidencial, que determina que los cursos de salud van a tener dos años más durante los cuales los estudiantes van a tener que hacer trabajos remunerados en el servicio público para garantizar que existan médicos disponibles para toda la población. Porque el principal problema que tenemos, en términos de atendimiento a la salud en Brasil, es la carencia de médicos en las periferias de las grandes ciudades y en los estados y regiones más pobres del país.
– CP: Valter, otro tema que salió con estas movilizaciones fue la protesta por los gastos para el mundial. Se han armado comités populares por esto…
– VP: Es toda una mixtura de cosas procedentes por confusión e incapacidad de comunicación del gobierno. Primero, los gastos hechos por Brasil en la Copas son a su vez públicos y privados, y los gastos públicos son equivalentes a los que se tuvieron en otros países. No hay ni más ni menos gastos. Y esos gastos son a nuestro juicio correctos porque interesa al país que se haga este tipo de inversión.
Pero lo que pasa es que las normas de la FIFA son absurdas, elitistas y el resultado es que se organiza una Copa en un país donde una parte de la población está por definición prohibida de asistir, debido a que las entradas son tremendamente caras. Entonces, algunos sectores de la población dicen: “Está bien, queremos la Copa pero la inversión es muy alta y el retorno no es inmediato para la población, es casi nulo”. Con el sabor y con el censo de humor muy típico de nosotros, muchos manifestantes dicen: “Quiero que mi escuela, que mi centro de salud y mi hospital tengan el padrón FIFA de calidad”, o sea el mismo nivel de inversión. Este reclamo tiene procedencia. Los que se equivocan son aquellos que calculan los gastos de la Copa muy por encima de lo que en realidad se han hecho. Pero el contenido fundamental de la reclamación es que hay una inversión pública muy importante, un padrón de calidad muy correcto y que entonces esto se extienda a todos los servicios públicos o, bien, que los padrones de la FIFA se democraticen.
Por ejemplo: la Presidenta fue a un juego en un estadio que se terminó inaugurando. Las personas que ahí estaban habían pagado entre 250 y 500 reales, o sea entre 125 y 150 dólares de ingreso. Por supuesto que estas personas no hacen parte de la gran mayoría del pueblo brasilero, y ese sector tendrá su disposición en estadios y todo el confort pero la mayoría del pueblo no tendrá ese mismo acceso. En este sentido la reclamación es perfectamente correcta.
– CP: Y los medios de comunicación también están jugando su partido ahí…
– VP: También, por supuesto. Hay un episodio que si no fuera real tendría que ser inventado, porque un comentarista muy burdo acá en Brasil se notabilizó a hacer seguidos ataques acerca del PT, de la izquierda y de los gobiernos de Lula y de Dilma. Hizo ataques brutales contra los manifestantes en la primera ola y en la segunda ola. Pero cuando se percataron de que había una posibilidad de cambiar el rumbo de la manifestación contra el gobierno, este mismo comentarista, que trabaja en la principal televisión brasilera, hizo una autocrítica pública diciendo que había engañado, que los muchachos no eran vándalos, sino buenas personas y que había que manifestarse contra la corrupción, contra este gobierno y contra la izquierda. El tipo hizo una autocrítica pública, en vivo, porque la dirección estratégica de la TV Globo, del grupo Globo, así como los otros medios buscaban cambiar el rumbo de las cosas y manipular las manifestaciones en contra de nosotros. La derecha y las organizaciones mediáticas tienen un consorcio político y están jugando ese papel.
– CP: Valter te agradecemos este panorama tan amplio que nos diste acerca de la realidad de las manifestaciones en Brasil. Vamos a saber cómo sigue y esperemos que toda sea para bien del pueblo brasilero que se merece estar lo mejor posible.
– VP: Yo quería presentar una cosa. Nosotros estamos muy optimistas con la situación, lo mejor que nos podría pasar era que el pueblo saliese a la calle. Nosotros no tenemos preocupación con que esto haya pasado. Para el gobierno, para el PT y para la izquierda es muy positivo que esto haya pasado. Gracias por la atención de ustedes.
Entrevista desgrabada por Gabriel Di Battista.