«Tenemos que definir propuestas concretas y estratégicas para el desarrollo de una educación inclusiva y de calidad en todos los niveles de nuestra región»

Gil Vicente Reis de Figueiredo, profesor de la Universidad Federal de Sao Carlos (UFSCar) y presidente del sindicato PROIFES, participó de la III Reunión Latinoamericana de Sindicatos de Educación Superior realizada en CONADU. Las principales diferencias educativas entre Argentina y Brasil, los desafíos y la importancia de la integración sindical en América Latina fueron algunos de los temas que ocuparon su agenda.

  • Durante la Reunión decías que la dirección en materia educativa que tomó Brasil es muy parecida a la Argentina, pero que sin embargo pueden marcarse dos grandes diferencias. ¿Cuáles son esas diferencias y a qué se deberían?

Por un lado, en Brasil el 75% de los docentes gozan de dedicación exclusiva, mientras que en Argentina ese porcentaje es mucho menor; creo que gira alrededor de 20%. Al mismo tiempo, casi el 80% de los profesores de las universidades públicas federales de Brasil tiene el título de doctor y entiendo que en Argentina eso ocurre en un 15%. Para ese 80% de doctores, cuyas actividades pasan por la docencia y por la investigación, el régimen de dedicación exclusiva es el único que sirve.

La segunda diferencia es que el número de matrículas en la educación superior brasileña privada corresponde al 75% del total de la matrícula, mientras que en Argentina la situación es inversa: el número de matrículas en la educación superior privada es de aproximadamente el 25% del total. Creo que esa diferencia se debe al hecho de que, en Brasil, un porcentaje muy bajo de los jóvenes de entre 18 y 24 años tiene acceso a la universidad pública (alrededor del 7%) y eso abre un enorme espacio para la iniciativa privada. En Argentina, en cambio, una gran cantidad de jóvenes de esas mismas edades acceden a la universidad pública.

  • En Argentina se debate cómo democratizar el acceso y la graduación universitaria de los sectores en mayor desventaja social. ¿Esta es también una problemática de la educación superior brasileña?

Ese también es un problema en Brasil. En ambos casos me parece que hay que desarrollar con calidad los niveles primario y secundario de la enseñanza en nuestros países. Como eso aún no se da, el número de estudiantes que consigue llegar al final de sus trabajos de graduación es mucho menor de los que entran.

  • ¿Cuáles son los desafíos de los próximos años en la educación superior de Brasil?

En Brasil, los principales desafíos en el ámbito específico de la educación superior son, en primer lugar, definir una carrera docente que sea compatible con los tiempos modernos. Nuestras carreras están bastante desfasadas. Por ejemplo, un profesor doctor, que son la mayoría, llega al final de su carrera en 14 años, y al mismo tiempo debe permanecer en la universidad hasta su jubilación, por lo menos otros 35 años más. Creo que es necesario repensar la forma de evaluación del trabajo docente y de investigación de los profesores, puesto que esa evaluación determina en Brasil su progresión en la carrera y es, por lo tanto, un factor que influye decisivamente en su comportamiento profesional.

Entonces, tanto la evaluación individual de los profesores como la evaluación institucional de las universidades tienen que ser compatibles con un proyecto de educación superior pública de calidad para nuestro país, que sea inclusivo, democrático y permita impulsar el desarrollo científico, económico y social de Brasil. Elementos, todos, esenciales para una situación de menos desigualdad.

Por otro lado, en la educación como un todo será necesario universalizar, con calidad, la educación en todos los niveles, desde la guardería (0-3 años), pasando por la educación primaria y secundaria. Sin eso no tendremos una educación superior inclusiva y de calidad, ya que los niños de hoy serán los universitarios mañana.

  • ¿Y a nivel regional?

A nivel regional los problemas son parecidos, pero es necesario un diagnóstico más preciso de las diferentes situaciones que existen en nuestros distintos países. Por eso, la Comisión de Educación Superior de la IEAL, integrada por CONADU y PROIFES, se dedicarán en el próximo año a ese trabajo.

  • Por último ¿de qué manera los movimientos sindicales pueden facilitar la integración educativa en América Latina?

Hay primero que hacer una evaluación política global de la situación pasada y presente de la educación en nuestra región. Ya se avanzó bastante en esa dirección en este III Encuentro de Sindicatos de ES en AL y tendremos en breve un texto sobre ese asunto. En segundo lugar, hay que construir un banco de datos que dé cuenta con detalle de las distintas realidades en los países de América Latina. Y en tercer lugar, y principalmente, a partir de todo eso tendremos que definir propuestas concretas y estratégicas para el desarrollo de una educación inclusiva y de calidad en todos los niveles de nuestra región y, al mismo tiempo, plantearlas junto a instituciones tales como la AUGM (Asociación de Universidades del Grupo Montevideo), la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos), la UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur) y, obviamente, junto a nuestros gobiernos.