«Tenemos que apostar a instituciones que asuman su carácter de pública todos los días, sabiendo que implica una responsabilidad especial porque a la universidad argentina la financia el Estado con el aporte de muchos y el sacrificio de otros»
En una profunda entrevista, el Dr. Martín Gill, secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, se explayó en “CONADU en el medio” sobre los principales desafíos de su gestión, el funcionamiento de los programas que lleva a cabo la SPU, los vestigios de la política neoliberal de los 90, Ley de Educación Superior y Carrera Docente, entre otros temas.
La gestión.
– Gustavo Vázquez (GV): En primer lugar, queríamos preguntarle cuáles son, Dr. Gill, los principales desafíos de su gestión.
– Martín Gill (MG): Nosotros hemos planteado tres grandes líneas de trabajo que intentan profundizar un camino que se ha desarrollado en los últimos años en materia de educación superior a partir del gobierno de Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández, y que básicamente tienen como eje, por un lado, profundizar una universidad inclusiva en todos los sentidos. Repensando la inclusión en sus diferentes variables: en la articulación con la escuela secundaria, la política de territorialización de la educación superior, los programas activos en materia de becas, la atención a poblaciones específicas como pueden ser las personas con algún tipo de discapacidad, poblaciones aborígenes, los adultos mayores… situaciones en las que la universidad también aspira a abrir su espacio para contener. Queremos una universidad que sea realmente para todos y ese ha sido un objetivo permanente que aspiramos a profundizar cada día.
Un segundo eje tiene que ver con vincular el conocimiento con pilares del modelo de desarrollo nacional de producción. Con el trabajo, con la industria, con la cadena de valor, con los planes estratégicos agro-industriales, con el plan estratégico de ciencia y tecnología. Profundizar mucho la vinculación del conocimiento, la innovación, la ciencia y la tecnología al servicio del crecimiento como proyecto nacional, al servicio de la consolidación del modelo nacional.
Y un tercer gran eje tiene que ver con que nuestras universidades no solo sean un espacio para la formación disciplinada de calidad sino también un espacio para la formación de ciudadanía, pensando el rol que al universitario le toca en el país y la responsabilidad que implica para un universitario llevar adelante la construcción de la comunidad todos los días, desde el lugar en el que le toque estar. Y para esto el paso por la universidad no solo implica adquirir conocimiento sino también adquirir valores con los cuales uno aspira que el profesional universitario se desempeñe toda su vida.
Entonces, a partir de estos tres grandes ejes obviamente profundizar y continuar las grandes líneas que ha tenido este modelo de expansión de la educación superior y que permitió pasar desde un impacto de 0.46% del producto bruto en el año 2003 en materia de educación superior a más del 6% y que está vinculado a recuperar los derechos de los trabajadores.
Tiene que ver con recuperar las masas presupuestarias en las universidades, con fortalecer la respuesta territorial ante la demanda de expansión de educación superior, con la repatriación de científicos y con una verdadera política de federalización del desarrollo de la ciencia a partir de becas, de la construcción de un espacio latinoamericano y caribeño de educación superior donde seamos protagonistas de la internacionalización, de procesos de mejora de la calidad de las carreras de interés prioritario y de un conjunto de acciones que la Secretaría había comenzado a impulsar y que en esta etapa queremos reforzar, renovando nuestro compromiso dentro de los lineamientos que nos ha marcado la Presidenta y el ministro de Educación.
– Federico Montero (FM): En cuanto a la ponderación del modelo universitario, el punto que me parece importante para destacar es la combinación de la inclusión —como vos bien decías—, el carácter de una universidad pública masiva con las aspiraciones de un modelo de desarrollo y con el desarrollo científico. A diferencia de otros modelos universitarios: como los europeos que hoy viven una profunda crisis o también la gigantesca lucha que se lleva adelante en Chile y en otros lugares de la región. Entonces, en este modelo de universidad pública y masiva que tenemos en nuestro país, que ha sido afectada sin dudas por la década neoliberal, el desafío principal —por lo menos como lo vemos nosotros— es profundizar el carácter público de la universidad.
En ese sentido, las nuevas universidades que se han creado, el presupuesto, todo lo que mencionabas va en ese sentido. ¿Pero cuáles son los puntos sobre los cuales todavía debemos avanzar para profundizar el carácter público de la universidad?
– MG: La universidad es una construcción colectiva que se realiza todos los días, y nunca alcanza su objetivo definitivo porque siempre tiene aspectos para mejorar. Es un proceso de mejora continua y nosotros creemos que en esto hay que sostener políticas pluri-anuales. Te pongo un ejemplo: la formación de ingenieros. Estamos por lanzar, seguramente en poco tiempo, un programa estratégico de formación en ingeniería que venimos trabajando muy fuerte, y queremos cumplimentar metas cuantitativas y cualitativas para dar respuesta a una demanda de crecimiento y desarrollo industrial en el país.
Pero nosotros tenemos que apostar a instituciones que primero asuman su carácter de pública todos los días, y que sepan que asumir ese carácter público implica una responsabilidad especial porque a la universidad argentina la financia el Estado con el aporte de muchos y con sacrificio de otros.
– FM: Incluso de aquellos que no llegan a la universidad…
– MG: Absolutamente. Hay una opción de este modelo que implica un sostenimiento colectivo de la universidad pública —como vos lo decías—, incluso de parte de muchos que quizás nunca puedan llegar a la universidad. Y esto nos debe representar una responsabilidad muy particular, una responsabilidad de todos los que conformamos la universidad: docentes, estudiantes, graduados, no docentes… absolutamente todos tenemos que ser conscientes de la misión y la responsabilidad que nos toca como universidad pública en la construcción de comunidades, de instituciones cada vez más democráticas, de mayor calidad, más participativas, más involucradas con el territorio, con la región, con las necesidades de la comunidad, una universidad que se vea interpelada pero con capacidad de respuesta.
Creo que nos podemos sentir orgullosos del sistema universitario que tenemos y que hemos podido construir durante todo este tiempo, pero no por eso conformes. Es muchísimo lo que resta por hacer y, obviamente, sé de la disposición y de la disponibilidad de la comunidad universitaria en su conjunto para asumir este desafío.
Yo planteaba en algún momento esto de construir una nueva universidad para un nuevo país, y es necesario que lo tengamos como meta permanente todos los días. Podemos dar todavía mucho más, porque la comunidad argentina, el Estado argentino pero también el pueblo tiene expectativas y está deseoso de una respuesta cada vez más efectiva y más eficaz por parte de las universidades nacionales.
– FM: Sin dudas. En relación a eso, es difícil hablar de “la universidad” porque son instituciones complejas atravesadas por múltiples contradicciones, intereses cruzados y a veces queda la idea de que aún persisten al interior de las universidades o del sistema universitario sectores, si se quiere, más corporativos que se resisten a la nueva impronta que se le quiere poner a la política universitaria desde que comenzó esta etapa política. ¿Cómo lo ves?
– MG: El mapa de la educación superior en Argentina ha cambiado. Eso es un dato innegable. Cambió el paradigma de la educación superior desde los 90 a hoy. Tenemos otra universidad, otro modelo de gestión de la universidad. Pero también ha cambiado la territorialidad de la universidad. Hace 50 o 60 años un chico que quería estudiar una carrera tenía que sufrir un enorme desarraigo, había que trasladarse a los grandes centros urbanos y esto implicaba una universidad alejada de un país con la extensión que tiene el nuestro. Esa deuda se ha saldado con un nuevo modelo de distribución territorial: hoy todas las provincias tienen su universidad y hay provincias que tienen más de una universidad. Se han tenido situaciones particulares, como es el caso del conurbano bonaerense, con respuestas efectivas a partir de la creación de nuevas universidades. Y esto nos implica un mapa de inclusión diferente. Hoy la universidad está cerca. Por ejemplo, un dato muy importante de la realidad es que en las universidades nuevas entre el 80 y el 90% de los estudiantes y graduados son la primera generación de universitarios. Es decir, la universidad está llegando a donde antes no llegaba y esto es innegable.
De alguna manera, hoy es responsabilidad de todos consolidarlas para que también absolutamente todas las universidades tengan las mismas condiciones y posibilidades de desarrollo.
La ciencia vuelve a casa.
– GV: Y hablando de datos, es interesarle recordarle a la audiencia la cifra de los científicos que se han repatriado, que han vuelto al país a trabajar…
– MG: Aproximadamente 900 científicos han regresado a través del programa Raíces, muchos de ellos a radicar sus tareas de investigación en las universidades a partir del CONICET. Esto ha sido también muy importante, porque veníamos de una etapa donde se mandaba a lavar los platos a las científicas argentinas.
La Argentina siempre fue un país que se caracterizó por la fuga de cerebros. Que lo podamos revertir, y a través de una política de Estado crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología, generar políticas de federalización de la ciencia, comprometer la vinculación de la ciencia con el desarrollo de la producción, la innovación, la tecnología y, que por otra parte, tengamos una política que nos permita que científicos que se habían ido del país regresen a brindar su conocimiento y a comprometerse con el territorio y su desarrollo es simbólicamente muy valioso y viene a cambiar una historia. Viene a saldar una enorme deuda que se tenía y fundamentalmente a comprometer a toda la ciencia argentina en el desarrollo y en el crecimiento.
Yo creo que el programa Raíces es un elemento distintivo de la gestión de la Presidenta que va quedar como una marca de este tiempo.
Ley de Educación Superior.
– FM: Y en el contexto de grandes cambios, un eje que se había planteado como estructurante de la posibilidad de cambiar el sistema universitario tenía que ver con la reforma o derogación de la Ley de Educación Superior. Todavía sigue pendiente la discusión de la estructuración misma del sistema universitario y si eso va a ser acompañado de un nuevo marco legal…
– MG: Este es un tema que siempre está latente. Se verá cuál es el momento más oportuno. El gobierno nacional ha tenido la capacidad de que la ley no sea un escollo. Ha tenido modificaciones parciales pero ha tenido también una enorme matiz de interpretación que fue capaz de cobijar resoluciones ministeriales, políticas de Estado y este cambio de paradigma de los 90 hasta ahora.
No obstante esto, creo que hay aportes muy valiosos de la unidad universitaria, de los trabajadores, de las universidades del CIN, del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), de los legisladores y es un tema latente. Se verá cuál es el momento más oportuno, pero es un tema que siempre está presente en la agenda.
Fortalecimiento docente.
– FM: Es cierto lo que mencionás, porque a veces se centra la cuestión en la discusión de la ley pero se pierde de vista que mientras se discute la ley se puede ir avanzando en una serie de políticas.
Respecto a las nuevas universidades, si bien es cierto que hay un gran avance en relación a la posibilidad de la proximidad de la educación superior en lugares donde antes no llegaba y el acceso de las primeras generaciones de universitarios, también es cierto que se enfrentan a nuevas problemáticas que tienen que ver con las condiciones institucionales, con la propia dimensión pedagógica de la educación superior y con las necesidades de la formación docente. A principio de año, en la paritaria nacional nosotros propusimos un programa de fortalecimiento de docentes universitarios como forma de garantizar y fortalecer la inclusión de los docentes. ¿Cómo ves las medidas en estas características? ¿Cómo lo estás pensando?
– MG: Estamos avanzando fuertemente. Las paritarias, afortunadamente, han incorporado elementos que superan lo salarial, trabajando en la formación de las políticas de carrera docente, higiene y seguridad, y creo que en los últimos tiempos hemos dado pasos significativos. La idea es consolidar esta línea de trabajo y considerarlo una dimensión necesaria en esa relación virtuosa entre las instituciones y sus trabajadores docentes.
– FM: Porque en su momento, por ejemplo, el programa de incentivo a los investigadores fue un eje estructurante del conjunto de la actividad académica dentro de las universidades. Si uno no era investigador con determinada categoría no accedía a los concursos, etc. Nosotros somos bastante críticos de ese programa que estructuró y condicionó la forma de desempeño de la propia actividad docente…
– MG: Son muchos aspectos. Nosotros hoy estamos evaluando junto con el CONICET, con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y con el Consejo de Rectores cambiar la evaluación de la actividad de investigación, poniendo también acento en la transferencia, en los resultados, en las experiencias de extensión y solidarias que a veces permanecen ausentes por no tener una publicación en inglés o en una revista con algún tipo de referato. Me parece que si bien hay elementos valiosos que conforman el currículum de un trabajador docente, no pueden negarse otras dimensiones que hacen a su realidad como docente y que tienen que estar presentes y deben tener un impacto también en su promoción, permanencia y en su formación como docente.
– FM: Qué importante eso, porque sino los que deciden tener actividades más vinculadas con otro modelo de desempeño de su tarea como trabajador docente son como penalizados implícitamente. Y el que no decide abocar su tiempo a determinado circuito de la producción académica, a la hora de enfrentarse a un concurso está en inferioridad de condiciones. Entonces, ese tipo de actividades quedan o relegadas o sumidas en una especie de voluntarismo, pero no existe un empoderamiento institucional —y digamos un incentivo, en el buen sentido— para que ese tipo de actividades se fortalezcan.
– MG: Exactamente.
– FM: También pensaba Martín que, si bien ha cambiado el paradigma de la universidad, cuando se diseñó la cuestión de los incentivos, por ejemplo, muchos pensaron que era un aumento encubierto y quedó esa especie de rémora de la concepción neoliberal. Quizás ahí, junto con el concepto de Carrera Docente, está el fuerte y el salto de calidad que todavía falta profundizar en las universidades argentinas.
– MG: Absolutamente. Comparto que esto tiene que ser un eje transversal en la universidad. El docente tiene un rol protagónico en esa construcción colectiva y necesitamos docentes de la mejor calidad que tengan posibilidades concretas de formación y actualización. Y cuando hablo de su formación me refiero a la formación integral: no solo los conocimientos, sino también las actitudes, los valores, los compromisos y lo que hace a la formación integral de una persona que ejerce un rol en el aula. Que es un rol fundamental para poder cumplir con los objetivos de educación superior que nos planteamos.
Carrera Docente.
– GV: A principios de año, dentro de la paritaria nacional, se firmó la Carrera Docente, que insta a las universidades a adoptar un criterio de ingreso para la permanencia y promoción en el desempeño docente. Aspecto muy importante que acompaña la discusión más integral del convenio colectivo o estatuto del docente universitario. ¿Cómo ves el avance de esa discusión en algunas universidades donde la cuestión cuesta más meterla en la agenda, que son en particular las universidades grandes como La Plata o Buenos Aires?
– MG: Está en la agenda del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). El CIN es el organismo paritario que ha asumido la representación del conjunto de las universidades por acuerdo plenario. La carrera docente se incorporó en la agenda de temas y también, por acuerdo salarial de este año, se incorporaron los lineamientos que va a tener esa carrera docente: un régimen de ingreso, un régimen de permanencia y un régimen de promoción con criterios generales y respetando, obviamente, las disposiciones que los estatutos pueden establecer en cuanto a la forma de considerar cada una de esas dimensiones.
Yo creo que este es un debate que va a estar presente en la mesa paritaria seguramente en esta segunda etapa del año cuando se termine el capítulo que se está tratando, y me parece que hay un tema hablado con los rectores de las grandes universidades también. Esto se trató en el CIN, y con estos criterios y acuerdos hay coincidencia de ir avanzando. Obviamente que en el marco de las disposiciones estatutarias, pero hay coincidencia de ir avanzando.
Entrevista desgrabada por Gabriel Di Battista.