Raúl Gustavo Ferreyra: “Si hoy los jueces deciden pagar el impuesto a las ganancias, le aumentamos el 33% del haber jubilatorio a todos los jubilados de la Argentina”

En el actual contexto de discusión sobre democratización de la Justicia, “CONADU en el medio” convocó al Dr. Raúl Gustavo Ferreyra, profesor titular de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, para que nos dé su opinión.

– Cristina Pauli (CP): Se cumplieron 150 años de la creación de la Corte Suprema de Justicia, y paralelamente se desarrolló en la Biblioteca Nacional de la ciudad de Buenos Aires un encuentro de personalidades que tienen que ver con el Poder Judicial en el que discutieron otra mirada de la Justicia. Nos parecía, entonces, que eran momentos interesantes para que nos ayude a pensar sobre estos temas. Hoy escuchaba a alguien que decía: “El derecho civil se hizo para cuidar las cosas que tenía la oligarquía y el derecho penal para castigar a los que se la tocaban”… era un poco un chiste pero por ahí un Poder Judicial distanciado de la justicia.

Raúl Gustavo Ferreyra (RGF): No sé si exactamente el Poder Judicial. Sería absolutamente injusto caer con la crítica arquitectónica sobre el Poder Judicial, porque el mismo problema tiene el Congreso y el Poder Ejecutivo.

Me atrevería a decirles que el principal problema de la Argentina es el híper presidencialismo y no la Justicia. Pero como vamos a hablar de la justicia, el modelo argentino fue servido en bandeja por Juan Bautista Alberdi; él lo escribió en 1852 y los constituyentes en 1853 prácticamente lo levantaron como tal. Y Alberdi se inspiró en la única constitución que andaban dando vueltas por entonces, que era la Constitución de Filadelfia de 1787.

Lo que pasa es que en la Argentina lo que no sucedió nunca en la historia es un debate sobre el Poder Judicial, situación que si sucedió en Estados Unidos en el siglo 18. Yo creo que ésa es la diferencia radical que existe entre la arquitectura Argentina y la arquitectura por lo menos norteamericana, que es donde nos servimos la fuente.

– CP: Eso es lo que está sucediendo ahora. Por lo menos hay algunos sectores que están empezando a plantear alguna discusión sobre la Justicia…

– RGF: Quizás en algún sentido esta es la primera vez, porque la carta de ciudadanía constitucional, la letra constitucional de la Corte Suprema es de 1853. Y esa Corte Suprema es la misma que en 1930 lleva adelante una de las peores resoluciones judiciales de toda la historia y avala los golpes de estado.

Yo creo que hay que ser muy cuidadosos cuando se analizan los aniversarios. Creo que en este sentido sirven para recrear las bases emocionales del consenso, pero no creo que mucho más que eso.

– CP: Lo que sí me parece interesante es que se pueda pensar un poder que, en todo caso, es tan rígido y entonces se esté hablando de democratizar la Justicia. ¿Se puede democratizar la Justicia?

– RGF: Sinceramente, no entiendo bien lo que es democratizar la Justicia y puedo darles algunas referencias históricas que van a guiar a la audiencia en lo que estoy diciendo. La Corte Norteamericana se estableció en 1791 y al día de la fecha solamente ha tenido 14 presidentes. Quiere decir que para preservar un statu quo, 14 presidentes. En el modelo norteamericano queda a las claras lo que servía. Es decir, una situación que era anterior y que quería ser conservada con un modelo arquitectónico llamado Corte Suprema de Justicia en la Constitución de Filadelfia en 1787.

Vuelvo a referir que el modelo argentino es exactamente igual desde el punto de vista de la letra. La discusión que se está dando ahora es la primera que se da por lo menos en el entramado, dentro del propio Poder Judicial. Sería interesante que esta misma discusión se diera en el Congreso de la Nación, sitio que corresponde porque el teatro de la democracia deliberativa es el Congreso y no la Biblioteca Nacional.

– CP: Cuando se habla de democratizar la Justicia se habla también del ingreso y de la permanencia como jueces, porque existe la familia judicial con parentesco real.

– RGF: Sí. Pero las mismas personas que se están haciendo estas preguntas ahora forman parte de la familia judicial. Tengamos cuidado porque esto no es la comuna de 1848 o 1789. Entonces, yo soy muy prudente en todas mis apreciaciones, en lo que dice la Constitución y en los que critican la Constitución. Porque por momentos tengo la sensación de que se debate algo así como la comuna de 1848.

No he visto hasta ahora un solo proyecto que esté destinado a cambiar de cuajo la Justicia, es decir que todas las personas que están ahí tomen la decisión y salgan mañana a la mañana a pagar impuesto a las ganancias como pagamos todos, por ejemplo. Y el segundo tema es que se diga que se va a mandar formalmente una propuesta al Congreso, para que sea absolutamente libre por concursos y méritos el ingreso al Poder Judicial.

Tan elemental como esto es lo que estoy proponiendo. No creo que sea tan complicado. ¿Pagar impuesto a las ganancias es tan complicado realmente? Sinceramente le digo. ¿Hay que deliberar en la Biblioteca Nacional para pagar impuestos? Es mucho más fácil. Si todos los jueces de la Argentina hoy deciden pagar el impuesto a las ganancias le aumentamos automáticamente el 33% del haber jubilatorio a todos los jubilados de la Argentina.

Yo soy profesor de Derecho Constitucional, me ocupo de la arquitectura de las comunidades, esa es mi especialidad. Y creo que lo primero que tienen que hacer todos es pagar impuesto a las ganancias. O no paga nadie o pagamos todos. En una República no hay privilegios. Y por otro lado para entrar acá basta la idealidad, y la idealidad cómo es: con concurso. Se terminó el tema de que entro porque lo conozco a fulano de tal. Son dos avances significativos. Después hay que discutir una serie de cuestiones que tienen que ver con la estructura misma procesal, y no basta una emisión de radio, tenemos que hacer varios seminarios en la facultad.

Te marco uno de los 80 temas que habría que discutir: juicio por jurados sí o no. Hay argumentos para el sí y hay argumentos para el no. Hay que discutirlo a fondo todo eso, cada una de las propuestas. Yo estoy a favor de los juicios por jurados, pero advierto que va a ser muy difícil ponerlo en marcha. Entonces, no puedo poner en marcha herramientas que son costosas, difíciles y que no sé cómo las vamos a manejar.

– CP: Habría que buscar algún mecanismo para que la Justicia pueda llegar de un modo más rápido, porque a veces son procesos demasiado lentos, mucho papel…

– RGF: Me parece fantástico lo que usted me está diciendo, yo lo voy a traducir y se lo digo como profesor de Derecho Constitucional con 35 años de servicio en la profesión de abogado: lo que tienen que hacer los que están en la biblioteca, los que no van a la biblioteca, los que están en todos sus despachos es oír al ciudadano. Derecho a ser oído. Que oigan al ciudadano sería una reforma radical, te diría prácticamente revolucionaria en la Argentina. Que un juez oiga al ciudadano… mire lo que le estoy diciendo.

– CP: Sí, porque muchas veces el juez emite sentencia sin ni siquiera ver la cara…

– RGF: Sin ni siquiera ver las caras ni conocer las partes. Se toman audiencias sin conocer a las partes, toman las audiencias personas que no tienen preparación jurídica.

Hay otra serie de cuestiones sobre, como le decía, la cuestión procesal. Resumiendo, lo que le podría decir es que me parece muy bueno el debate histórico-político que se está dando. Segundo, creo que hay que considerar en primer plano, como novedad, si van a pagar o no van a pagar impuestos y desde qué lugar van a hacer todas esas declaraciones. En tercer lugar, si vamos a hacer una reforma, tener en cuenta que sea una reforma constitucional. Pero que quede claro que no estoy promoviendo una reforma constitucional, porque basta que ahora hable de la reforma para que digan que soy reformista. Soy reformista por naturaleza, pero no estoy promoviendo la reforma.

Lo que digo claramente es que para reformar radicalmente el poder judicial, como claman muchos de los que están en la Biblioteca Nacional, hay que reformar la Constitución. Y esto hay que aclarárselo a la gente. Lo más importante para mí es hacer una prueba durante tres o seis meses, y que los jueces oigan realmente al ciudadano. Que el juez se pare todos los días en la mesa de entrada del juzgado y diga: “Bueno, voy a escuchar al ciudadano”. Como dice la Convención Americana de Derechos Humanos, que tiene jerarquía constitucional. Yo no digo que muchos jueces no lo hagan, muchos jueces lo hacen, pero hay otros que no.

– CP: ¿Le parece que eso podría ser viable? Considerando como son los jueces, que inclusive desde el discurso hay que llamarlos señoría o excelencia.

– RGF: Eso es increíble, yo no lo hago. Siempre me negué a llamarlos “su señoría”, “excelentísimo tribunal” o en los oficios judiciales “Dios guarde a vuestra señoría”. Son cuestiones absolutamente anti-republicanas, que pertenecen a un pueblo monárquico y aristocrático por otro lado. Hay muchas cuestiones para discutir y me parece muy importante que se discuta, que se debata.

Tengo dudas de que la Biblioteca Nacional haya sido el mejor lugar, pero bueno, si no había otro lugar más grande la Biblioteca era el seno. Aunque el lugar por naturaleza donde se van a hacer las reformas va a ser el Congreso de la Nación.

– CP: Quizás este espacio genere lo que usted dice, una reunión de gente y de ahí surjan proyectos…

– RGF: Por eso le digo. Ustedes son periodistas, ejercen una profesión de las más nobles que hay. Pregunten a esta gente si van a pagar impuesto a las ganancias. Hay profesores universitarios que tienen dedicación completa y que son los verdaderos investigadores… aquellos que tenemos en física, en química, y probablemente les estén haciendo reducción de impuesto a las ganancias. Estamos hablando de sueldos de diez mil, once mil pesos. La audiencia tiene que saber que los sueldos de los jueces triplica la suma que acabo de dar. Entonces, hay una palabra mágica que nos enseñaron a todos cuando íbamos a la escuela: se llama equidad.

– CP: Doctor, ¿cómo está la universidad en torno a este debate? Por lo menos en la Universidad de Buenos Aires donde usted se desempeña, ¿se está planteando esta discusión?

– RGF: Sí, constantemente en el ámbito del derecho constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, que es donde tengo la plaza de catedrático. Es un debate permanente con mis colegas, pero no de ayer a la tarde sino de hace muchísimos años y desde diferentes perspectivas. Porque en realidad el verdadero título es la cuestión judicial, ese es el verdadero título. La cuestión judicial como cuestión política es el título de la cuestión. No es la democratización, porque la cuestión judicial puede ser democrática o antidemocrática. Lo venimos conversando.

– CP: La idea era poder pensar de qué hablamos cuando se plantean posibles reformas al Poder Judicial.

– RGF: Voy a contar algo y la audiencia va a decir que soy obsesivo: en la época de Menem se reformó la ley del Impuesto a las Ganancias y se dispuso que los jueces iban a pagar. Como los jueces se horrorizaron, la Corte de entonces dictó una acordada, es decir mero reglamento interno que dispuso la suspensión y la inhabilidad del pago del impuesto a las ganancias. Entonces, para que los jueces paguen impuesto a las ganancias no hace falta ni siquiera mover al Congreso. Falta que cuatro de los siete ministros de la Corte actual revoquen la acordada de 1996. A partir de ahí los jubilados empiezan a cobrar un 33% más. ¿Parece mágico no?

– CP: ¿Le parece que esto va a pasar?

– RGF: Ojalá tuviese la posibilidad de hacer profecías. Lo que quiero decir es que es tan sencillo como esto: cuatro votos.

 

Entrevista desgrabada por Gabriel Di Battista.