Los Medios

82% móvil, una lucha de todos los trabajadores

La Voz del Interior del 4 de septiembre de 2007

Pensar la universidad

82 por ciento móvil, una lucha de todos los trabajadores
Todos los docentes universitarios tendrán derecho a cobrar, al jubilarse, el 82 por ciento. Este paso constituye a todas luces un avance en un proceso aún inconcluso.
Carlos de Feo y Pedro Sanllorenti (*)

El 24 de agosto se firmó el decreto por el cual el Poder Ejecutivo envía al Parlamento el proyecto de incorporación de todos los docentes universitarios al régimen previsional docente regulado por la ley 24.016.

Así se puso término a una situación que hemos denunciado insistentemente como discriminatoria. Actualmente, los investigadores y docentes con dedicación exclusiva -por ley 22.929, de setiembre de 1983- acceden a un beneficio del 85por ciento; los docentes de niveles preuniversitarios -ya incluidos en la citada ley 24.016- tienen derecho a una jubilación del 82 por ciento, en tanto el 80 por ciento restante percibe, al jubilarse, haberes que no llegan al 50 por ciento de su salario en actividad.

Una vez que entre en vigencia la nueva norma, todos los docentes universitarios tendrán derecho a cobrar, al jubilarse, el 82 por ciento. Este paso constituye a todas luces un avance en un aún inconcluso proceso de restitución de los derechos de los trabajadores en nuestro país.

La incorporación a este régimen implica el traspaso de la totalidad de las jubilaciones de los docentes universitarios al régimen público de reparto. La ley dispone ponderar el haber de referencia promediando el valor actual de los salarios correspondientes a los cargos que el docente haya desempeñado en los últimos cinco años.

Los docentes universitarios, vale recordarlo, hemos alcanzado ya el blanqueo total de nuestros salarios. Por otra parte, aun cuando el régimen al que se incorpora a la totalidad de los docentes universitarios supone la movilidad, ésta permanece regulada por la llamada ley de «solidaridad provisional» impulsada por Domingo Cavallo en 1995, que suspendió la vinculación directa entre los haberes de los trabajadores activos y los de los pasivos y supeditó la movilidad a la Ley de Presupuesto anual.

La derogación de dicha norma es una demanda que debemos asumir con todos -y para todos- los trabajadores.

No reclamamos privilegios que nos distingan; porque nos reconocemos, en la especificidad de nuestra tarea, como parte de una misma clase, bregando con el conjunto de los trabajadores por el derecho y la dignidad de todos.

Es preciso valorar este logro en su justa medida -y desde una visión no corporativa de la lucha sindical- como parte de un camino que se construye colectivamente, paso a paso.

Las tareas pendientes son muchas, y van más allá de las reivindicaciones particulares de nuestro sector. Los universitarios tenemos hoy, además, el desafío de involucrarnos seriamente en el debate del que entendemos debe resultar una nueva Ley de Educación Superior, que exprese la voluntad de asignar a las universidades nacionales un papel central en la construcción de un proyecto nacional soberano.

La hora nos exige asumir, con amplitud de miras y con responsabilidad, la parte que nos toca en la lucha por la recuperación de condiciones que aseguren una

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