“La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual instrumenta a las universidades como nuevos espacios de representación federal con una enorme capacidad de ejecución”

 

Alejandro Verano, ex Decano de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata y actual Director de Radio y Televisión Argentina, contó en “CONADU en el medio” su experiencia en el proceso de elaboración de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Nº 26.522.


– Cristina Pauli (CP): Verano, nos interesaba convocarte en función del artículo que escribiste para el libro “Ley 26.522. Hacia un nuevo paradigma en comunicación audiovisual”, donde junto con otros importantes especialistas en comunicación explican los alcances de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

– Alejandro Verano (AV): Hemos hecho un aporte humilde, pero creo imprescindible, para que la ley pudiera salir adelante. El libro intenta dar cuenta de un proceso muy rico que puede ser visto desde distintos planos: desde lo histórico, desde lo comunicacional, desde lo jurídico y, por supuesto, desde lo político. Y las páginas del libro están hechas con la misma pasión militante con la cual se encaró el trabajo de la ley.

Saludo y celebro el trabajo de muchos colegas que dan cuenta de muchos procesos distintos. Este libro viene no solo presentándose en distintos lugares —sobre todo universidades—, sino también viene testimoniando el recorrido de la Ley 26.522, que tiene que ver con la historia de los medios en Argentina, con el lugar de las universidades y de los medios públicos, con el sentido de la participación como herramienta central y estructural desde la cual se pensó la búsqueda de una comunicación más democrática, y de alguna forma es también un homenaje a todos aquellos luchadores anónimos y compañeros que durante muchísimos años comprometieron su acción, su palabra y su práctica cotidiana en el esfuerzo de democratizar la comunicación, el país y el continente.

– CP: ¿Cuál es tu mirada sobre el aporte que hizo el sector universitario a la ley?

– AV: No quiero ser exagerado, pero creo que las universidades en general y nuestra carrera de Comunicación en particular no solo han hecho un aporte central al proceso de la ley, desde el punto de vista de la producción de conocimientos, sino que también han tenido en la letra final de la ley un nivel de reconocimiento como nunca antes las carreras de Comunicación habíamos tenido. La pertinencia de la inclusión de representantes de estas carreras en los directorios y de los organismos que están llevando adelante la ejecución de la ley es una de las referencias.

En principio, decir que las universidades durante muchísimos años, desde los 90 para acá, nos hemos transformado —sobre todos sus carreras de Comunicación— en usinas permanentes no solamente de denuncia sino de declaración de conocimiento válido en torno a las condiciones de asimetría y de desigualdad que ha producido la comunicación en el país. Y en segundo lugar decir que todo ese conocimiento producido durante esos años fue central al momento de construir la letra escrita de la ley.

– CP: Una de las cuestiones que abordás es el resurgimiento de la comunicación audiovisual pública, pensando esto desde los medios universitarios. ¿En qué cambia la mirada de los medios universitarios con un nuevo paradigma de comunicación?

– AV: En principio, desde el punto de vista cuantitativo les asigna a cada universidad una frecuencia automática para instalar un canal de televisión en el área de cobertura de cada una de las universidades del país. Esto es un cambio impresionante. Es decir, va a haber más frecuencias universitarias cuando la ley termine de implementarse en televisión que en la del resto de los poderes públicos del país. Así, el nuevo rol de las universidades como productoras, generadoras y también difusoras de medios propios en la comunicación pública es no sólo un reconocimiento a la historia y a la trayectoria de las radios universitarias sino también a la capacidad de implementación y de instalación de señales de radio y televisión en todo el país.

– CP: ¿Están hoy las universidades en condiciones de hacerse cargo de todo esto?

– AV: En paralelo a la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el Ministerio de Planificación de la Nación ha tomado una decisión estratégica muy relevante que tiene que ver con el desarrollo de una serie de programas que tienden a fomentar y estimular la producción audiovisual en el país en términos federales. En ese marco se han hecho convenios con las universidades y con el Consejo Interuniversitario Nacional como brazo ejecutor de esta política.

El programa, por ejemplo, de Polos y Nodos audiovisuales ha permitido en un par de años de implementación el re-equipamiento tecnológico de la mayoría de los centros audiovisuales internos de las universidades y generar recursos genuinos para financiar producciones. Tiene que ver con que las universidades sean espacios de coordinación en las distintas experiencias sociales y culturales que se desarrollan en cada región, en términos de producción audiovisual, y me parece que hasta ahora el desarrollo de estas iniciativas va dotando a cada universidad de recursos técnicos, humanos, de experiencia de trabajo y sin duda de una mayor calificación como para pensar en paralelo la instancia de instrumentación de un canal. Porque digamos que tampoco estamos hablando de una inversión desproporcionada para los presupuestos que las universidades manejan, aún en condiciones de que se intente instalar e instrumentar en su totalidad: esto es, transmisor, antena, estudios para producir y transmitir, etc. Son recursos que nuestras universidades pueden hacer frente. Incluso pueden encontrar la forma de lograr convenios con otras asociaciones para costear esos recursos. Pero también las universidades pueden pensarse como señales que construyen contenidos diarios, que puedan ser transportados o reproducidos mediante el sistema de televisión digital por otros canales.

Es decir, la expectativa es muy ambiciosa pero también las condiciones de posibilidad en las cuales las universidades hoy encaran su producción audiovisual, que ya no tiene que ver con la vieja idea de un pequeño equipo de audiovisuales o de videos, sino que tiene que ver con un inmensa capacidad de compromiso y penetración en un área territorial. Yo creo que sin duda este objetivo de la ley dialoga con un presente en el cual las universidades son actores privilegiados para poder hacerse cargo de este desafío.

– CP: Y esperemos que a partir de los canales universitarios dejemos de ver en todo el país qué pasa con el corte en la avenida 9 de Julio y podamos ver, con esta nueva mirada de la comunicación, desde otro lugar, integrando a los distintos actores sociales. Es decir, pensar esta nueva forma de dialogar y de plantear la comunicación.

– AV: Sin duda. Yo creo que no es casual que las universidades tengamos el lugar que tenemos porque este proyecto de democratización de la comunicación, entre otras dimensiones, está pensado en términos de federalizar algo. Como expresaste recién, el mercado de producción de contenidos audiovisuales está absolutamente concentrado en la Capital Federal, y esta descentralización o federalización en la ley está diseñada instrumentando a las universidades como nuevos espacios de representación federal con una enorme capacidad de ejecución. Y no solamente por el optimismo estructural con el que uno tiene que encarar estos desafíos sino también por las condiciones de posibilidad existentes, creemos que esto va a poder darse.

 

Entrevista desgrabada por Gabriel Di Battista.