Roxana Mazzola: “La Asignación Universal por Hijo creó un nuevo paradigma de protección ampliada de la infancia que redujo de modo sistemático los problemas sociales de la Argentina”

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«CONADU en el medio” convocó a la especialista en Políticas Sociales, Roxana Mazzola, para que nos cuente detalles del libro que acaba de publicar: «Nuevo paradigma. La Asignación Universal por Hijo en la Argentina», la primera investigación completa sobre la AUH.

– Cristina Pauli (CP): Roxana queríamos charlar contigo a propósito de que has publicado el libro “Nuevo paradigma: La Asignación Universal por Hijo en la Argentina”, que parte de una investigación que hiciste sobre esta política pública.

– Roxana Mazzola (RM): Así es. Es un trabajo de bastante tiempo de investigación sobre el tema. Yo investigo hace más de 15 años. Soy joven pero siempre me dediqué al mismo tema. Y lo que voy planteando a lo largo del libro es un análisis en varios sentidos, que permite por un lado profundizar en perspectiva histórica qué significa una medida como esta para la Argentina, qué ha sucedido en los últimos 100 años de nuestra historia y cómo se fue tratando y resolviendo la problemática de la infancia con diferentes miradas y distintos enfoques.

Entonces, voy analizando qué paso en los últimos cien años de nuestra historia y en el marco de un país federal. Y concluyo que a partir de esta medida lo que se hace es garantizar un piso de ingresos y que lo que se busca es garantizar un derecho. Por eso digo que son prestaciones históricamente sectoriales y para unos pocos que se han universalizado a toda la población. Algo que sucedía a mediados de los 50 es que había una fuerte mirada en ese momento de concebir a los chicos como una amenaza o una patología social-individual que había que aislarlo de la sociedad y encerrarlos en casas del niño. Más tarde se dieron políticas sumamente distributivas, pero que tenían un enfoque bastante adulto-céntrico. Y con la dictadura y durante el proceso de los 90 se buscó restringir al máximo la garantía de derecho sobre todo en los chicos, y entonces había múltiples programas asistenciales.

La Asignación Universal por Hijo lo que viene a marcar es, por un lado, que la Nación toma la posta, contrariamente a los procesos de centralización, privatización y focalización de la política social donde mucho de la pelota le quedó a las provincias. Ahora la Nación toma la posta, invierte una envergadura de recursos sumamente alta al respecto, y esto es indispensable en un país federal. Recordemos que según la provincia donde uno está hay diferencias enormes. Por otro lado, en el sentido de garantizar la equidad y un derecho a la seguridad social, se ocupa no solo de aquellos chicos que tienen padres con un trabajo formal sino en especial de los que están en situación de pobreza, para que no se vean condenados por la condición laboral de los padres. Así llegás a más del 90% de la población de los chicos con una cobertura de este tipo, que además no se detiene ahí. Es un nuevo paradigma porque no sólo es a través de la asignación universal que se garantiza una inversión de recursos de envergadura, buscando no desarrollar un programa asistencial sino garantizando un derecho, también se fueron desarrollando otras medidas. Recordemos que la asignación está condicionada a que los chicos vayan al colegio y realicen controles de salud. Además, se fueron desarrollando varias otras medidas: como el Plan Nacer, que apunta a garantizar cobertura de salud en los chicos hasta seis años y a las embarazadas; la ley de Financiamiento Educativo; se logró sancionar la Ley Nacional de Protección y Promoción de los derechos del Niño y la Infancia; y otras medidas que actúan sobre las familias con hijos, en especial con los formatos que tenemos hoy, como son las jubilaciones. Pensemos que cuando se extendieron las jubilaciones a toda la población, en los sectores más pobres suele haber familias ensambladas con otro formato y el abuelo es por ahí el que sostiene económicamente.

A partir de esto es que yo voy demostrando en el libro y refrescándonos el proceso histórico del que venimos, y por qué una medida como esta tiene el significado que tiene. Y después me meto más de lleno en por qué se requería esta medida y qué cambios vino a contraer en la situación de vida concreta de una familia, con todas las repercusiones que tuvo, no sólo en el Estado a nivel nacional, sino también en las provincias.

 – CP: Este programa se escucha en distintas provincias de nuestro país, y me resultaría interesante que nos adelantes algo de ese análisis sobre qué significa la asignación en las provincias y cómo ha cambiado la situación.

 – RM: Ahí fue cambiando en múltiples formas porque precisamente al paradigma previo que nosotros teníamos yo lo denomino paradigma de la protección restringida de la infancia, y este nuevo es un paradigma de la protección ampliada de la infancia que tiene que ver con un proceso donde de modo sistemático se fue reduciendo y generando toda la problemática de consecuencias sociales, desde las cuestiones de las villas, hasta las problemáticas de desocupación y demás que explotaron en el año 2001. Se fue haciendo que se corra el Estado del rol del nivelador de inequidades.

¿Qué fue esto de manera concreta? Se descentralizó la salud y la educación con criterios sumamente fiscales y sin mirar las capacidades, como señalaba hace un rato. Además, se desarrollaron mientras en la Nación se iban haciendo múltiples pequeños programas focalizados. Y en las provincias también, porque tenías una situación implosiva en términos sociales que tenían que ver con esta mirada de garantizar derechos más en los bordes. ¿Qué sucede con la asignación? Cuando se implementa esta medida, como es incompatible con otras prestaciones de transferencias de ingreso que se realice, ya no se puede recibir si tenés un trabajo formal o un plan asistencial. Es decir, generó todo un ordenamiento y así se eliminaron programas de forma concreta que fueron absorbidos bajo la asignación. En Nación, por ejemplo, el Plan Jefes y Jefas de Hogar ya no está más, el Plan Familia también quedó absorbido.

 – CP: Eran planes más de tipo clientelista digamos. Uno tenía que recurrir a la manzanera o al puntero que otorgaba los planes. ¿No? Esto en cambio uno lo recibe en una cuenta del Banco con la tarjeta, con lo cual no tiene que rendirle cuentas a nadie.

 – RM: Exacto. Y con un agregado más: según en la provincia donde vos estabas era el monto de la prestación que tenías, y para poder acceder a estos programas se planteaban 20 mil requisitos. Algo que es impracticable. El mecanismo que tiene establecido la Asignación Universal Por Hijo es muy simple en la operatoria. Eso te promueve mayor transparencia y un vínculo mucho más directo y claro en el proceso de adjudicación de esta garantía. De ese modo se van garantizando derechos, porque como se dice siempre, en la cancha es cuando se va mostrando si algo se está haciendo de un modo sumamente transparente y garantizando un derecho o si es más de la boca para afuera.

Claramente, con la asignación ha sucedido ese proceso donde, por un lado, se asignaron recursos. O sea, al tener un programa más amplio y consistente en los criterios se generó una mejor asignación de recursos. Ahora no es de cada presupuesto provincial que sale esa partida de plata y entonces se reordenó toda esa oferta de múltiples programitas en las provincias. Eso es uno de los aspectos con los cuales impactó esta medida. Pero, por otro lado, la asignación lo que hace es levantarte la pelota de la discusión. Como está condicionada en términos de salud, que más que de condicionalidad tendríamos que hablar de corresponsabilidad porque un derecho no puede estar condicionado, lo que generó fue una demanda en las provincias y en la salud, porque hay una libreta sanitaria que se tiene que llenar. El monto de la asignación es de $460 y más o menos en cada hogar lo están recibiendo dos chicos, o sea que tampoco es que se hacen ricos. Lo digo por algunos prejuicios…

 – CP: No es para que uno tenga hijos y así no trabajar…

 – RM: Claro. El debate del libro tiene que ver con repreguntarnos y basarnos en evidencia lejana a los prejuicios incorporados que se tienen. Se suele decir que por el monto de la asignación se van a dedicar a tener hijos o que la usan en droga, en alcohol o en el casino.

 – CP: Eso lo han dicho diputados nacionales…

 – RM: Sí, Ernesto Sanz lo dijo. Lo ha mencionado también Elisa Carrió. Más allá del caso aislado que se pueda plantear, todas las evaluaciones de programas de este tipo, y en el caso de la asignación también, demuestran que en su mayoría los administran las mujeres en busca de útiles o materiales para el colegio, vestimenta y para poder incorporar alimentos en una dieta un poco más rica: con verduras, carne. O mejorar la calidad del producto. Entonces, por un lado no se vuelven ricos sino que garantiza un piso de cierta previsibilidad en la planificación mensual, que es lo que hacen todas las mujeres en la mayoría de las casas. Y después te levanta un poco la pelota en el sentido de que al estar con esta corresponsabilidad en salud y educación, no se transfiere todo el monto, sino que hay un 20% que se retiene todos los meses y se otorga una vez al año cuando se ha corroborado y sellado que en los chicos se realizaron todos los controles de salud y finalizó el año educativo que le correspondía.

Nosotros conocemos bien todo el proceso por el que ha pasado la educación y el sistema de salud en Argentina. Recordemos que fue un proceso de descentralización o privatización que se inició en la dictadura, y eso no lo podemos olvidar. Entonces, muchas veces la interpelación que se hace del sistema, de si funciona bien o mal con todo el trabajo que están haciendo muchos docentes al respecto sosteniéndolo desde la vocación, cuando hay más chicos que comienzan a asistir al colegio ¿cuál es la cuestión? Te faltan pupitres o vacantes, y ahí es donde se ha producido todo otro reacomodamiento por parte de las provincias. El movimiento en las provincias ha sido muy heterogéneo y eso lo voy destacando en el libro.

Hay una discusión de la coparticipación. El tema es no discutir cuánto me toca en recursos sino cómo mejoramos los sistemas de salud y de educación, y cómo promovemos un desarrollo inclusivo en el marco de un país federal entre todos. Porque no siempre las provincias y los municipios han ido acompañando al mismo ritmo este nuevo paradigma y proceso de cambio que se ha fue desarrollando desde la Nación. Entonces, ya no estás discutiendo el piso de ingreso o qué plan social, sino que tenés que pensar cómo se amplían cada vez más derechos, cómo se garantiza mejor calidad, la cobertura del jardín de infantes, cómo lograr que los chicos terminen el secundario y cómo en ese colegio también se los involucra a una participación más activa que incorpore su mirada. Porque otra cosa que también destaco en el libro es que hemos tenido históricamente una mirada bastante adulto-céntrica en todas las políticas públicas destinadas a la infancia y adolescencia. Y esa mirada más estática muchas veces nos las tenemos que replantear incorporando procesos y espacios de participación que consideren la mirada de los propios chicos en los procesos. Hay nuevos desafíos que se abren y tienen que ver con el derecho a la salud, a una educación de calidad, a cómo resolvemos las problemáticas más duras de consumo de droga y alcohol en los chicos. O sea, se abre toda una nueva agenda.

¿Cuál es la ventaja o la buena noticia? Estás en la marco de un proyecto, de un horizonte político. Es decir, lejos de concebir las políticas públicas como una cosa muy estanca, las tenemos que mirar como blancos móviles. Tienen que ir variando, se tienen que ir perfeccionando continuamente, tienen que ir hacía un horizonte que busque ampliar de manera continua los derechos y actualizándose a actualidades sumamente cambiantes. Y no sólo, reitero, a nivel nacional, sino que este desafío lo tienen que ir acompañando cada uno de los niveles de gobierno, para ir contribuyendo a un desarrollo inclusivo como país y más equitativo que pueda perdurar en el tiempo. Pero, sobretodo, apelo a esta cuestión de correr algunos prejuicios que tenemos: informarnos más profundamente respecto de medidas como estas y no olvidar nuestro proceso histórico que no siempre ha sido lineal en la conquista de derechos.