Fátima Da Silva: «Nuestros sindicatos también pelean por mejoras en las escuelas públicas, más cupos e infraestructura en las universidades»

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Durante la Reunión Subregional Cono Sur de la Red de Trabajadoras de la Educación de América Latina que se realizó en CONADU, pudimos hablar con Fátima Da Silva, Vicepresidenta de la Internacional de la Educación para América Latina (IEAL), educadora de la Confederación de Trabajadores de la Educación de Brasil (CNT) y profesora en la provincia de Mato Grosso del sur.

– Cristina Pauli (CP): Fátima, contanos ¿por qué la IEAL organizó el encuentro de trabajadoras y cuál es el objetivo?

– Fátima Da Silva (FDS): La Internacional de la Educación (IE) tiene una sede de trabajadores de la educación en todos los continentes. Es una organización mundial con su escritorio en Bruselas. En nuestro caso la oficina de la gestión de América latina queda en Costa Rica, y tenemos una red de mujeres que discute el rol de las mujeres en el siglo 21.También se discuten las relaciones de trabajo dentro de un campo formado en una gran mayoría por mujeres, como es el sector de servicios de la educación en todos países de América Latina.

En este encuentro nos reunimos todos los países del cono sur y es preparatorio al gran encuentro del movimiento pedagógico que vamos a tener en septiembre. La idea es analizar la situación política y económica en los países del cono sur y sacar medidas, líneas de acciones de cómo trabajar adentro de nuestros países y de nuestras organizaciones.

– CP: ¿Cómo conviven con las diferencias? Por ejemplo, las compañeras de Uruguay están discutiendo el presupuesto en medio de una lucha; en Paraguay también se tomaron medidas de fuerza; en Chile sabemos que hay toda una lucha por la educación pública. ¿Cómo conviven todas estas realidades en esta reunión del cono sur y en esta posibilidad de pensar medidas conjuntas?

– FDS: América latina es un conjunto de países con identidades y matrices comunes, pero con muchas diferencias. En el MERCOSUR tenemos una identidad más cercana, más próxima pero también desigualdades. Pero es una alegría estar en una parte del continente donde, con excepción de Chile y Paraguay, hay gobiernos del campo democrático popular, como yo los llamo. En el marco de estos gobiernos todos se caracterizan por hacer más aportes, más políticas públicas, y entre ellas la política educativa.

En países como Brasil, Argentina o Uruguay, en los últimos años el presupuesto educativo ha aumentado. Además, son países con gobiernos más abiertos al diálogo, que conocen a sus sindicatos, existen mesas de negociación, se dan disputas de leyes. También reivindicaciones, como en cualquier otra parte, pero hay más posibilidades de diálogo. Y es esto lo que tenemos que analizar: los logros. Aquello que es bueno, aquello que no es tan bueno, el proyecto de nación, de desarrollo con crecimiento social y económico sostenido.

– CP: La idea también es que desde los sindicatos podamos discutir políticas educativas y no quedarnos en reivindicaciones sindicales…

– FDS: Sin duda alguna. En los sindicatos siempre hay que mantener la representación corporativa, hacer la negociación colectiva, o sea mejorar las de condiciones trabajo y de salario. El sindicato existe para esto, pero nuestro sindicato de la educación tiene una forma de reinserción social. Nunca peleamos solamente para nuestras gestiones corporativas. Nuestros sindicatos también pelean por mejorías en las escuelas públicas, más cupos, más infraestructura en las universidades. Peleamos con los gobiernos, discutimos dialogando y exigiendo mejorías en todo el servicio educativo y en las condiciones de enseñanza.

Somos una categoría que tenemos más desafíos propios, visión de carreras diferenciadas, pero siempre cuando vamos a huelga o vamos a procesos de negociación tenemos la mirada social y la mirada del conjunto educativo.

– CP: Fátima, sos brasilera y queremos conocer tu mirada sobre la situación en tu país. Hemos visto las grandes movilizaciones populares.

– FDS: Junio de 2013 va a entrar en la historia de Brasil por un conjunto de acciones: primero, dejó conocer la legitimidad de la pauta que inició los movimientos. La movilidad urbana es un caos de las grandes ciudades, en todos los países y capitales de América Latina. O sea, es pensar un nuevo modelo de transporte público urbano que tiene toda una consecuencia. Entonces, reconocer que las manifestaciones iniciales fueron legítimas. La pauta del transporte urbano es muy legítima como también el movimiento “Pase Libre”, en Brasil, movimiento de la sociedad civil que reconocemos y respetamos.

Segundo, también hay que hacer el registro de la truculencia de la policía. Policía es policía en cualquier parte y la policía debía servir para resguardar a los ciudadanos, dar seguridad. Pero lo que vimos, en este inicio del proceso, fue a la policía ir con mucha violencia encima de los manifestantes. En este conjunto lo que han hecho algunos grupos fue entrar con grandes movimientos de masas pero con una pauta confusa, difusa, contradictoria y los medios de comunicación también están haciendo grandes propagandas.

Pero este movimiento dejó a todos un tanto sorprendidos. Los partidos de derecha quisieron sacar provecho, pensaron que era una pelea solamente en contra del gobierno del PT y del gobierno nacional. Se han equivocado. Por otro lado, los medios de comunicación que pensaron hacer un papel movilizador de la sociedad también vieron que el movimiento estaba en contra de los grandes medios de comunicación de masas. Y los movimientos sociales y sindicales también se fueron mostrando sorprendidos.

No hay espontaneísmo en lo que pasó durante el mes de junio en Brasil. Los que fueron para la calle, unos fueron por pautas y reivindicaciones históricas de los trabajadores de la sociedades; otros fueron impulsados por intereses un tanto excusos. Y el movimiento tomó momentos de mucho peligro porque algunos decían “no hay ningún partido político”, “ellos no me representan”, “no más sindicatos”, “no más organizaciones de la sociedad civil”. Y sabemos muy bien lo que este pasado que tuvimos significa. Significa dictadura. Entonces una pauta muy difusa. Por ejemplo, adentro de las manifestaciones estábamos unos diciendo “por la igualdad entre las personas de convivencia afectiva”, y otros decían “en contra de los derechos de los homosexuales”. Una pauta muy difusa.

Entonces ese conjunto de acciones que pasó en Brasil en julio de 2013 tiene un razonamiento. Y lo que queremos con esto es entender que este proceso tiene que servir para preservar la democracia y también tener cuidado de los aprovechadores, como los grandes medios de comunicación, que no quieran utilizar un pueblo para sus propias reivindicaciones.

– CP: En Brasil también se plantea reformar la ley de medios de comunicación…

– FDS: Sí, en Brasil el 95% de los medios de comunicación están concentrados en las manos de seis familias. Seis familias que dominan los medios de un país que tiene ocho millones de kilómetros cuadrados y una población de 196 millones de personas, según el último censo.

Estos medios de comunicaciones luego de la dictadura inventaron y eligieron un candidato, que fue Collor de Mello. Pero estos medios de comunicación han perdido poder, perdieron mucha influencia y en las últimas elecciones presidenciales quedó muy claro. Entonces, con ese movimiento popular, ellos pensaron lograr nuevamente el espacio que perdieron. Y creo que no lograron porque la población empezó a entender mejor cuál es el rol, cuál es el papel de los medios de comunicación en Brasil.

Brasil necesita con urgencia una reglamentación de sus medios de comunicación. No puede seguir así. Es evidente que en todo momento los grandes dueños de la prensa y los grandes empresarios del sector de comunicación están atacando cualquier cosa que venga a reglamentar ese sector de comunicación. Creemos y acreditamos que en la democracia tiene que existir libertad total, pero esta libertad tiene que ser reglamentada con leyes de mercados pero también con una ley que garantice los derechos individuales y civiles.

– CP: Sin duda que la democratización de la comunicación es una de las cosas más complicadas de lograr porque hay demasiados intereses, y sobre todo con esta realidad que muy bien describías en Brasil y que se repite en muchos países de América latina. Fijate que nosotros tenemos un grupo con el 85% de los medios de comunicación y una ley de medios sancionada democráticamente pero que hace cuatro años está dando vueltas por los Tribunales y no se puede poner en práctica totalmente. Sin duda, son espacios muy difíciles de tocar.

– FDS: Nosotros tenemos certeza de que la integración regional es necesaria. Y los últimos episodios que pasaron en Brasil y que pasaron en Argentina son direccionamientos del sector antiprogresista que quieren que estos dos países fracasen en la política y en la economía para que ellos puedan volver. Entonces todo lo que está pasando tiene una intencionalidad muy grande. También desde afuera, porque saben que dentro del bloque de integración regional de América latina, Brasil y Argentina son fundamentales por sus economías, por sus posiciones políticas y por sus patrimonios intelectuales.

Seguimos en la lucha, tenemos claridad de esto y decimos que ellos no volverán y que nosotros vamos a seguir así: con democracia, con participación y con políticas públicas sociales. Vamos a seguir con estos gobiernos que aplican las políticas que interesan a todos los trabajadores y trabajadoras del continente.

 

 

Entrevista desgrabada por Gabriel Di Battista.