“Es necesaria una mayor inclusión o retención de los alumnos universitarios a partir de mejorar las condiciones de trabajo de los docentes”
Claudio Suasnábar, Doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y coordinador del Observatorio Sindical de Políticas Universitarias del IEC-CONADU, compartió en “CONADU en el medio” su importante labor en pos de fortalecer la docencia de los primeros años.
– Cristina Pauli (CP): Claudio, una de las cuestiones que se han aprobado en la última paritaria tiene que ver con el fortalecimiento de la docencia en los primeros años. ¿De qué se trata ese programa y qué supone?
– Claudio Suasnábar (CS): En primer lugar, supone una actitud proactiva de parte del gremio y combate una problemática que hace a la dinámica del sistema universitario —como es la deserción o el desgranamiento de estudiantes de los primeros años—. Además, tiene que ver con la necesidad de fortalecer los equipos de docentes, precisamente en esa instancia tan clave y tan crucial como son los primeros años.
Este proyecto, de cierta manera, recupera esa problemática a partir de una serie de datos de análisis que venimos trabajando. Es importante señalar la necesidad de tener una estrategia que permita una mayor inclusión o retención de los alumnos universitarios, a partir de mejorar las condiciones de trabajo de los docentes. Te doy un ejemplo para que se entienda: hoy en la Argentina la expansión de la universidad se sostiene con los docentes más precarizados, esto es aquellos que tienen dedicaciones simples y en general tienen carácter interino. O sea que en el momento más crítico, vos tenés la gente en peores condiciones. Entonces, precisamente la propuesta intenta trabajar sobre estas dos cuestiones: mejorar las condiciones de trabajo de los docentes y avanzar con mayor inclusión.
– CP: Hay algunos casos dramáticos como es la Universidad de Quilmes, donde los docentes del ingreso trabajan y cobran solo medio año…
– CS: En general algunas universidades tienen sistemas no de cargos, sino de contratación. Entonces tienen contratos a término, con lo cual es mucho más precario. Pero me parece que marca también una actitud diferente del sindicato en el sentido de que no es solamente la lucha por el salario —que es importante y que hay que continuar—, sino que esa lucha es también por mejorar la universidad, mejorar las condiciones de trabajo de los docentes y las condiciones de enseñanza y aprendizaje de los alumnos.
– CP: ¿Este programa se va a empezar a implementar en algunas facultades? ¿Se van a hacer pruebas?
– CS: Es una propuesta presentada a la Secretaría de Políticas Universitarias. En principio hay acuerdo, pero con el cambio de gestión estamos en un momento de ajustar esa propuesta.
La idea es trabajar en tres o cuatro universidades como una suerte de experiencia piloto, tratando de ver cómo funciona el programa en el mejoramiento de las dedicaciones. Si tienen dedicaciones simples avanzar a una dedicación semi, o si tienen semis a dedicaciones exclusivas que permitan mejorar las actividades de la docencia. Como contraparte a ese mejoramiento de las condiciones, y pensando en una estrategia de retención, se va a sumar la propuesta de una capacitación.
Ahí hay discusiones: si hacer una especialización o una capacitación más bien a medida, porque esto va a depender del tipo de área; si se trata de Exactas, Humanidades o Ingeniería. Pero en resumen, la idea incluye esa combinación entre mejores dedicaciones, capacitación y proyecto de cátedra.
– CP: ¿Y en la implementación de esa capacitación, el sector gremial tendría alguna injerencia?
– CS: La propuesta que se elevó contempla unos contenidos mínimos, una estructura y, en cierta manera, qué orientación debería tener esa capacitación. Lo que estamos planteando es que haya una comisión de seguimiento del gremio junto con el Ministerio para poder monitorear y seguir la experiencia.
– CP: Faltaría, entonces, que la Secretaria de Políticas Universitarias acepte para que se empiece a implementar quizás el año próximo…
– CS: Yo desearía que fuera antes. Pero bueno, hay que ver cómo se define. De todos modos la idea de IEC y del Observatorio es avanzar lo más que se pueda en el diseño y, por ejemplo, en los contactos después de elegir las instituciones.
– CP: ¿Y quién va a elegir estas instituciones?
– CS: Hay una propuesta que contempla la elección de una universidad grande, una universidad del interior mediana y alguna institución del conurbano. De manera que las instituciones puedan sino reflejar la diversidad de situaciones al menos las situaciones más típicas.
– CP: ¿Se tiene en cuenta, por ejemplo, tomar universidades que tienen más deserción durante los primeros años?
– CS: En realidad lo que hay que definir es el área o carrera. En cada universidad, según el peso que tiene, es mayor o menor la deserción. Por ejemplo, en la Universidad de Santiago del Estero —que recibe una población con dificultades— tenés una alta deserción básicamente en las carreras de Ingeniería y Agronomía. Ese fenómeno no es homogéneo en todas las universidades. Se define por disciplina.
Es difícil la selección porque nos interesa que sea exitosa la experiencia para poder generalizarlo. Pero además porque supone definir una propuesta más pensando en las disciplinas y en las áreas de conocimiento, que en una experiencia capaz de generalizar a partir de las enseñanzas que nos deje ese primer piloto.
– CP: Midiéndolo en tiempo, ¿cuánto llevaría comprobar que esto funciona o no?
– CS: Te diría lo siguiente: tenemos un indicador que no nos permite mentir, que es el índice de aprobación de cursadas y de aprobación de finales. Así podremos ver efectos, en términos de mejoramiento de esos índices durante los primeros seis meses. Por supuesto que las cosas no se resuelven solamente en ese calendario, pero tenemos cada seis meses un monitoreo, un primer reflejo para saber si esto ha mejorado.
Mi impresión es que si esos proyectos de cátedras definen los problemas específicos que afrontan en cada una de las cursadas y se generan capacitaciones y reflexiones sobre lo que se está enseñando, es factible que veamos cambios —si no en la primera instancia— a lo largo de un año de asentamiento de esas acciones. Tampoco sería la idea de un cambio porque el punto es retener.
– CP: Claudio, supongo que la prioridad está puesta en este programa. Pero ¿hay algunas otras cuestiones que estén atravesando la tarea del Observatorio Sindical de Políticas Universitarias?
– CS: En realidad son dos: el programa de fortalecimiento y la carrera docente. Ahí se abre una discusión en los sindicatos de cada una de las universidades que me parece interesante apoyar y trabajar en conjunto desde el Observatorio.
Está en preparación un primer documento síntesis de las distintas experiencias de carrera docente en el país, que son alrededor de 25 aproximadamente. La idea es preparar un documento que pueda llegar a todos los sindicatos como una suerte de menú de experiencia, para poder nutrir la discusión y el debate que seguramente se va a dar en aquellas universidades que no tienen carrera docente o en aquellas donde se está discutiendo cómo mejorarla.
– CP: Para finalizar, estuviste becado en Portugal y queríamos que nos cuentes cómo viste la situación universitaria allá…
– CS: La verdad es que fue un momento bastante interesante para ir a Europa, sobre todo porque la crisis ha puesto en discusión precisamente qué es Europa y cuál es su futuro. Me parece que específicamente sobre las universidades es interesante porque lo que se observa es un movimiento de resistencia a los ajustes, especialmente en el caso de España y de Portugal. Pero también me da la impresión de que han puesto en discusión incluso el mismo proceso de Bolonia, que hasta no hace mucho parecía la nave insignia de Europa y el ejemplo a seguir.
Me parece muy interesante la discusión que se está dando allá, en el sentido de que si esa era la alternativa —habida cuenta de que ya antes de la crisis las asincronías en el proceso de integración se marcan muy claramente— los países centrales poco han modificado sus estructuras. Lo que la crisis pone en evidencia es precisamente este modelo de homogeneidad, que en realidad genera nuevos tipos de desigualdades.
En ese sentido, el viaje también fue interesante por el contacto con los sindicatos de docentes universitarios de Portugal y España: una experiencia diferente a la nuestra, porque allá los sindicatos son secciones dentro de sindicatos únicos; no son sindicatos por nivel como en Argentina. Ellos están dentro del sindicato de los docentes —de profesores por ejemplo— y aunque en las negociaciones tienen una especificidad, en general todos los niveles negocian de manera colectiva. Pero eso tiene que ver con las características de estos Estados de bienestar y con que en los momentos de crisis también se tensan esas mayores o menores posibilidades de presión.
Otro tema interesante es que pese a la crisis, todavía no han desmontado las instituciones básicas del Estado de bienestar. Son bien diferentes las condiciones de “pobreza” europea a la “pobreza” latinoamericana. De todos modos, para aquellos que vienen de un estándar de vida más alto es una situación altamente conflictiva. Como toda crisis.
Entrevista desgrabada por Gabriel Di Battista.