Edith Benedetti: “No hay una práctica que no sea política y epistémica”

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La psicóloga Edith Benedetti, interventora general del Hospital Nacional en Red, nos acompañó en el piso de “CONADU en el medio” para hablar de salud mental, adicciones y de la importancia de quitar del marco del tratamiento la re-educación social.

 

– CONADU: Edith, contanos de qué se trata el Hospital Nacional en Red. Ex CENARESO, ¿no es cierto?

– EDITH BENEDETTI (EB): Exacto, era el CENARESO. CENARESO significa Centro Nacional de Re-educación Social, institución que se funda en 1974. Y lo menciono porque pensar las épocas y los nombres hace a pensar desde dónde se está pensando una problemática. Era necesario para la gestión del Ministerio de Salud generar un lugar de aplicación de la Ley de Salud Mental y quitar del marco del tratamiento de las adicciones lo que se entendía como re-educación social. Porque hace a un paradigma distinto de cómo pensar la problemática.

La Ley de Salud Mental, que fue sancionada en 2010, justamente plantea que alguien con consumo problemático tiene derecho a tener asistencia y tratamiento dentro de los servicios de salud mental de los hospitales generales, y entendiendo que la intervención de la internación es un recurso último. Y esto viene a cuento de cómo transformar la institución, deconstruyendo la representación social de que el tratamiento es la internación.

– CONADU: Claro, uno piensa que cuando hay un problema de adicción es bueno ir a una granja para recuperarse.

– EB: Tal cual, pero nosotros planteamos que no hay una práctica que no sea política y epistémica. Siempre se interviene desde determinado lugar; y la proliferación de las granjas se relacionan con determinado momento político y con determinadas políticas públicas, que se fueron llevando a cabo en nuestro país y en toda Latinoamérica. Fueron corrientes muy vinculadas a la re-educación y a la inadaptación social. Por lo tanto, se pensaba en el aislamiento del sujeto en una granja, y si era lejos mejor.

– CONADU: Al sacarlo de la vista, nos deja de preocupar…

– EB: Además se lo separa del entorno familiar, de lo comunitario, educativo, de lo laboral… Pero el encierro no cura y hay que recomponer el lazo social. Por lo tanto, alguien que tiene un problema de consumo requiere de un tratamiento pero no lejos de su entorno, cualquiera fuere, sino muy por el contrario el trabajo clínico debe fortalecer ese lazo social.

– CONADU: Esto desde la enunciación suena bárbaro, pero me imagino que hacerlo debe ser muy difícil.

– EB: Tiene una complejidad. Nosotros entendemos que la problemática de salud mental en general y la problemática de consumo en particular requieren del trabajo interdisciplinario. Son problemáticas que tienen múltiples aristas y que requieren del trabajo intersectorial. No se resuelve únicamente desde el área de salud ni desde una sola disciplina. Por eso la Ley de Salud Mental plantea necesario trabajar en equipos interdisciplinarios. Y este es todo un tema de debate actual: ¿qué entendemos por interdisciplina? Porque no son compartimentos estancos y cada disciplina atiende la parte que le corresponde, sino que justamente la dificultad se resuelve con el aporte de cada una de las miradas.

La interdisciplina para nosotros es una abstracción. No es algo que se pone en acto y entonces todos funcionan al mismo tiempo abordando al paciente al mismo tiempo. Sino que es una construcción de complejidad que requiere pararse en el lugar del no saber disciplinar para poder pensar con el colega de otra disciplina cómo avanzar en un plan terapéutico. Ese es el mayor desafío.

– CONADU: Ustedes están planteando una forma de abordaje a puertas abiertas, para que el paciente pueda ir a tratarse al hospital pero que interactúe también con su hábitat cotidiano.

– EB: Desde la concepción social, pensamos la salud como punto fundamental y como un derecho, eje de nuestra práctica. Nosotros somos un hospital del Estado y entendemos que el Estado tiene que ser garante de ese derecho. Desde esa perspectiva la salud no es solamente la ausencia de enfermedad. Tampoco es el equilibrio o bienestar entre lo somático, lo psíquico y lo social. Sino que lo entendemos como una complejidad, y esa complejidad requiere de la posibilidad de resolver los conflictos que son inherentes a la vida particular y social.

En ese sentido armamos un sistema de atención progresiva. Es decir, tenemos distintos niveles de complejidad: uno que es el primer nivel desde la perspectiva de atención primaria de la salud y que implica que salgamos a buscar a los pacientes. Desde ahí trabajamos con el concepto de disponibilidad en salud pública: poner el hospital donde hace falta.

– CONADU: ¿Cómo salen a buscar a los pacientes?

– EB: Es un hospital nacional que está anclado en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Muy vecino a la Villa 24, a la 1-11-14, vienen pacientes de la Villa 3, de Ciudad Oculta, de la Villa 15 y de la 31. Estadísticamente tenemos esa población y además hicimos un diagnóstico de la población que no se acercaba a pedir tratamiento. Con los equipos salimos a buscar a esos chicos que están por ahí ranchando, consumiendo en pasillos. ¿De qué forma salimos a buscarlos? Implementando estrategias que posibiliten construir confianza y anudar algo que está absolutamente desanudado.

El vínculo que se establece en la ranchada es como el anti-lazo social porque lo que aparece es el intercambio: zapatillas a cambio de consumo, sexo a cambio de consumo. En ese punto, reconstruir el lazo social es parte de la tarea del equipo interdisciplinario. Nos acercamos y proponemos una fruta, una charla… Tenemos un consultorio móvil, así que ofrecemos hacerles algunas curaciones, porque estar en la calle implica múltiples afecciones y lastimaduras. Hacemos operativos de detección de VIH, de sífilis, de tuberculosis… esto pone al hospital a disposición. El equipo los está buscando, sienten que estamos preocupados por lo que les está pasando. Construimos una demanda.

En algunos de los casos a partir de esto se empiezan a acercar, y es la posibilidad del equipo de empezar a ofrecer un proyecto de vida distinto y la posibilidad de un tratamiento, porque cuando alguien está en un pasillo de una villa consumiendo todo el día está totalmente abortada la posibilidad de pensar en un proyecto de vida.

– CONADU: ¿Cómo podrían los oyentes ponerse en sintonía con lo que están haciendo?

– EB: La problemática siempre hay que pensarla en clave de época y de situación. Por eso hay que hacer diagnósticos y cartografiar los territorios. Por ejemplo, a nivel nacional el consumo de paco tiene el 0,03 % de prevalencia. Quiere decir que a lo mejor en Corrientes o en La Rioja o en Formosa es insignificante, porque es un problema que tenemos en Buenos Aires. En cambio, en esas provincias quizás el problema tiene que ver con el alcohol o con el juego… la ludopatía realmente es un problema en muchos pueblos.

Por eso hay que pensar estrategias para cada caso, pensar cuál es la problemática y el diagnóstico que se hace de esa situación. Pensar dispositivos en general, pero un dispositivo para cada paciente y para cada lugar también. No hay enlatados. Es necesario pensar en cada caso un abordaje distinto según el vínculo que el sujeto establece con ese consumo, cualquiera fuera.

– CONADU: También ofrecen formaciones. Eso es cambiar un poco la cabeza sobre cómo mirar el problema…

– EB: Totalmente. Como somos designados hospital de referencia nacional en la aplicación de la Ley de Salud Mental tenemos un área de formación en entornos virtuales. Es decir, ofrecemos cursos gratuitos, con una plataforma de educación a distancia. Hay cursos sobre cómo intervenir en un episodio tóxico, sobre demanda espontánea, intervención clínica, modelos de intervención en relación a las adicciones, de atención primaria y de gestión ambiental. En el sitio se ven todas las ofertas de capacitación virtual: www.cenareso.gov.ar

– CONADU: Sos docente de la Universidad de Buenos Aires en la facultad de Psicología, ¿hay alguna relación entre el trabajo que están llevando en el hospital y las universidades?

– EB: Sí. Tenemos convenios con la Universidad de Buenos Aires y las facultades de Psicología y Trabajo Social. La formación de profesionales en salud mental es de suma importancia, por lo tanto vienen alumnos de grado y de posgrados a hacer prácticas. Desde el año pasado, tenemos también una residencia en salud mental con certificación del Ministerio de Salud de la Nación: formamos psicólogos, trabajadores sociales y médicos psiquiátricos desde esta orientación. Y tenemos un cupo protegido porque nos interesa la federalización de la formación para que haya equipos de salud mental en hospitales generales de todas las provincias. También tenemos acuerdos con la Universidad Autónoma de México.

– CONADU: Supongo que sos optimista en cuanto a que se pueden hacer muchas cosas, a pesar de que la situación es compleja.

– EB: Sí. Creo que hay dos cuestiones claves: una, es la decisión política; que en el caso de nuestro hospital está claro que forma parte de una política pública integral. Y por otra parte, hay que pensarlo como ingeniería de procesos: tener un plan estratégico, pensar en qué pasos dar para llegar a los objetivos. Me parece que la clave es esa: ponerse objetivos e ir pensando qué cosas hacer para lograrlos.

Entrevista hecha por Cristina Pauli y desgrabada por Gabriel Di Battista.