Solicitada: Los docentes universitarios con Zaffaroni
¿Por qué apuntan contra Zaffaroni? Raúl Zaffaroni simboliza la renovación de la Corte Suprema, y es la cara visible de la política del gobierno nacional por construir un Poder Judicial independiente de los poderes políticos y también económicos, un avance sustancial en la calidad de la democracia que nos enorgullece a todos los argentinos.
La acusaciones que recaen sobre él no tienen asidero y evidencian su pequeñez y su origen en la serie de operaciones que la confabulación mediática inventa y seguirá inventando. Llama la atención, sin embargo, la premura con que guardianes de las buenas costumbres de la talla de De Narváez y Duhalde, se hacen eco de los intereses corporativos y piden su renuncia. Más lamentable y sorprendente es la mala memoria de Ricardo Alfonsín, que se olvida de las campañas mediáticas que sufriera su padre. Ninguno de ellos fue tan exigente cuando se hicieron evidentes las escuchas ilegales promovidas por Mauricio Macri y no dudaron en apoyarlo.
Tampoco creemos que los medios que promueven esta operación estén preocupados por defender a las mujeres víctimas de la trata de personas. Medios que, dicho sea de paso, se oponen a implementar la disposición que prohíbe los anuncios de oferta sexual encubierta.
¿Qué los motiva, entonces, a pronunciarse pidiendo la renuncia de una destacada personalidad del mundo académico que simboliza los avances en la construcción de un Poder Judicial independiente y comprometido con la defensa y promoción de los derechos humanos? Los que atacan a Zaffaroni seguramente se sientan más cómodos con jueces como el que ordenó la represión en Jujuy.
Los docentes universitarios agremiados en CONADU (Federación Nacional de Docentes Universitarios) repudiamos la operación en curso y apoyamos a Raúl Eugenio Zaffaroni frente al embate de los nostálgicos de la mayoría automática menemista.
Solictada
Se está promoviendo una solicitada que será publicada en los diarios de distribución nacional, cuyo texto reproduciomos a continuación. Quienes deseen enviar adhesionas pueden hacerlo a prensa@conadu.com.ar
Las personas y organizaciones que suscribimos manifestamos nuestra solidaridad con el juez Raúl Zaffaroni y repudiamos la campaña sucia que tiene por objeto no sólo dañarlo personalmente, sino también poner en tela de juicio a la propia Suprema Corte de Justicia, en cuya renovación la incorporación de Zaffaroni ha sido decisiva.
Nuestro máximo Tribunal ha dado en estos años reiteradas muestras de su independencia, su compromiso con los derechos humanos, los derechos de los trabajadores, de los jubilados y de los ciudadanos frente a la autoridad, al tiempo que ha establecido la necesidad de políticas de estado en resguardo del medio ambiente y la salud pública.
Con el afán de conservar privilegios injustificados y de dudoso origen, quienes promueven la campaña procuran intimidar a los miembros de la Suprema Corte, cuando están pendientes de resolución cuestiones de trascendental importancia, como la plena vigencia de la Ley de Medios Audiovisuales y la aplicación de la cláusula de desinversión.
El ataque a Raúl Zaffaroni carece de fundamentos serios. Se lo pretende asociar a la explotación de la prostitución, cuando es notorio que desconoce a sus inquilinos, que los inmuebles fueron puestos en alquiler por su apoderado a través de una inmobiliaria y que no existe un solo indicio que permita poner en duda la buena fe de sus actos.
Nuestro gran jurista ha presentado en los últimos meses un libro fundamental: La palabra de los muertos. Allí define a la “criminología mediática”, como un discurso en el que los medios de comunicación ejercen con alcance masivo, una facultad de enjuiciamiento basada en prejuicios, cambios de escala, anulación de la cautela reflexiva, exposición de estereotipos y poderosos impactos virtuales en la sensibilidad pública. Es esa criminología mediática que conceptualizó con tanta claridad la que hoy lo elige como víctima predilecta.
A quienes llevan adelante la campaña no les interesa la situación de quienes ejercen la prostitución, ni combatir la trata de personas, ni averiguar si los funcionarios judiciales competentes están llevando adelante una investigación seria, ni nada que se le parezca. Poco interés pueden tener en ello quienes han tenido en los avisos clasificados de esas actividades una de sus fuentes de ingresos. Ellos montan su propio tribunal procurando desprestigiar a sus víctimas e impulsando su linchamiento.
Lo peor que podemos hacer es ponernos a la defensiva y refugiarnos en el silencio. Al expresar nuestra solidaridad con Raúl Zaffaroni, estamos dejando en claro que no estamos dispuestos a dejarnos intimidar, que repudiamos la manipulación y el acoso de quienes no tienen límites a la hora de defender sus privilegios y que reivindicamos el pleno derecho de Raúl Zaffaroni y de todos y cada uno de los miembros de la Suprema Corte de Justicia ha ejercer su magistratura con plena libertad e independencia.