Susana Checa: “Fue muy importante la posición que tomó la Facultad de Ciencias Sociales en relación al aborto”
La discusión por la despenalización del aborto llegó, por primera vez en la historia, al Congreso Nacional. Para aportar reflexiones sobre la situación de la salud sexual reproductiva, FEDUBA dialogó con la socióloga Susana Checa; docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, directora de investigaciones sobre salud sexual y reproductiva, miembro del Foro por los Derechos Reproductivos y co-coordinadora del Consorcio Nacional de Derechos Reproductivos y Sexuales (Conders).
El 1º de diciembre, integrantes de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, diputados y diputadas y la representante de Human Rihgts Watch, Marian Mollman, debatieron en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados sobre los proyectos. Desde Conadu celebramos el inicio del debate para crear un marco legal a una práctica que afrontan desde la clandestinidad cientos de miles de mujeres cada año.
“Hubo un cambio importante desde la ley 25.673 -en octubre de 2002- y en octubre de 2003 se creó el Programa de Salud sexual y Procreación Responsable. Tanto la ley como el programa fueron muy discutidos durante la década infame menemista pero nunca fueron aprobados. El Programa de Salud sexual y Procreación Responsable es muy interesante y hace ya 7 años que está”, describió Checa, quien además de ser profesora e investigadora en la Universidad, forma parte de un Consorcio Nacional Por la Salud Sexual y Reproductiva que monitorea el programa a nivel nacional. “Es decir, desde que se promulga la ley y se crea el programa hubo una serie de iniciativas que se fueron sumando. Por ejemplo: es obligatorio que los prestadores de salud hagan vasectomías y ligaduras tubarias, sin embargo muchos no lo quieren hacer. Es obligatoria la distribución gratuita de anticonceptivos informando adecuadamente a las mujeres sobre su uso, etc. Existe la ley, existe un programa y, sin embargo, los indicadores de salud sexual y reproductiva no han mejorado sustantivamente por varias razones”, explicó
¿Por qué no mejoran los indicadores de salud sexual?
Una de las razones es que hubo varias gestiones. Ginés (González García) fue muy importante en la sanción de la ley, así como fue muy importante el movimiento de mujeres, el movimiento feminista, el movimiento de salud. Ese fue un cambio fundamental que implicó el acceso de las mujeres a una atención gratuita y universal. No obstante, hay muchos inconvenientes porque como somos un país federal. Desde el Consorcio constatamos que muchos efectores de salud no dan los anticonceptivos o deciden que el DIU es abortivo y entonces no lo dan.
En alguna publicación suya leímos que muchos adolescentes a pesar de conocer los métodos anticonceptivos eligen no utilizarlos. ¿Por qué alguien que sabe como “cuidarse” no lo hace?
Nuestras investigaciones versan sobre ese tema y el primer factor radica en que la accesibilidad de los adolescentes no es la deseable. La ley dice que un adolescente de 14 años puede ir a un efector público de salud, sin la compañía de padres o tutores. Sin embargo, en muchos lugares no los atienden sin la presencia de un mayor. Hay servicios de adolescencia muy buenos, como el del Hospital Argerich. Es una población muy compleja la adolescente, es mejor trabajar con poblaciones de mujeres adultas que adolescentes porque tienen pudor de ir a pedir anticonceptivos o reconocer una sexualidad activa frente a los padres y los servicios de salud. Además están en una etapa de su vida donde muchos factores, inclusive los de género, prevalecen en los adolescentes, y la mujer asume papeles pasivos y no exige a su pareja sexual el uso de un preservativo. Entonces, los servicios de salud además de dar preservativos tienen que trabajar mucho con el empoderamiento de las chicas para que conjuntamente puedan usar anticonceptivos. También muchas veces llegan al servicio de salud y no se los entregan…..eso los desestimula mucho. Sumado a que tienen relaciones esporádicas, no continuas y a la omnipotencia propia de esa etapa. Son muchos factores que confluyen tanto de los servicios como por los inconvenientes de los programas en la distribución de anticonceptivos a los hospitales y centros de salud. Ahora es más efectiva la entrega porque se realiza a través del Plan Remediar. Pero hay muchas provincias que no han adherido al Programa de Salud Sexual y Reproductiva, como tampoco adhieren al importantísimo programa de Educación Sexual Integral que está desde el 2006. La educación sexual es otro de los factores fundamentales para que los adolescentes tengan, en un lugar tan importante como es la escuela, la información adecuada. El adolescente que concurre a un servicio, porque tiene consciencia de que tiene que concurrir, tiene consciencia de sus derechos a exigir atención y anticonceptivos; ese adolescente tiene mayores posibilidades de prevenir embarazos no deseados, HIV, etc. Pero, el adolescente más vulnerable, más pobre y no escolarizado es el que está más expuesto a condiciones de riesgo en sus condiciones reproductivas. Además de embarazos no deseados, en la última investigación encontramos la diferencia de edad de las adolescentes embarazadas con respecto a sus parejas sexuales. Hay una brecha de edad pronunciada entre las adolescentes de 14 años y sus parejas sexuales, mientras que en las de 18 años hay más paridad.
¿De qué manera interviene la Universidad en relación a las problemáticas adolescentes de este tipo?
En este tipo de problemáticas la Universidad no interviene en su conjunto, sino a través de sus investigadores. Ahora bien, fue muy importante la posición que tomó la Facultad de Ciencias Sociales en relación al aborto. En la Facultad de Medicina fue imposible; la Universidad de Córdoba fue pionera. Esta intervención fue muy importante desde el punto de vista de los derechos sexuales y reproductivos en un tema tan candente como es el aborto, sobre todo en casos de violación porque aún en casos de abortos no punibles por el código penal, igual no se quiere practicar el aborto. Entonces significa un avance, como lo es la Campaña Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito. La Universidad está trabajando bastante bien en su intervención pública. Ahora, en relación a la problemática adolescente yo tengo un seminario sobre salud sexual y reproductiva adolescente, terminé una investigación UBACyT y ya empezamos otra sobre calidad de la atención de los adolescentes en los servicios públicos de salud en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Existe en la Ciudad de Buenos Aires una política de “atención integral del adolescente”?
Recién ahora se ha impulsado con Fernando Zingman, coordinador del Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia, que proviene del Argerich, y a nivel Ciudad de Buenos Aires con el coordinador del servicio de salud adolescente del Argerich, que es el doctor Berner. Son dos profesionales que están trabajando y es muy importante; ambos provienen del Argerich que es un servicio de excelencia a nivel público porque tratan de captar al adolescente, darles los anticonceptivos con un trato digno, ahí refiere la línea del 0800 del Ministerio de Salud cuando se trata de casos de Buenos Aires. Entonces que estén estas dos personas al frente de los programas de atención integral del adolescente es muy bueno. El problema con el adolescente es que no tenía un espacio propio, pasaba del pediatra al médico de adultos, no tenía un profesional intermedio que trate una problemática que tiene otros ejes, otras improntas muy distintas a las que puede tener la problemática de la infancia y de los adultos. Hay que abordar esa franja de entre los 10 y 19 años que define la OMS como adolescente y son pocos los servicios.