Repudio: La posición de CONADU ante el ataque de Colombia en territorio ecuatoriano

alvaro-uribe.jpg Conadu planteó con firmeza su posición en torno al conflicto desatado por el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, luego de que arbitrariamente decidiera incursionar militarmente en territorio ecuatoriano.

 

La Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), repudia enérgicamente la decisión arbitraria y unilateral del Presidente de la República de Colombia, Alvaro Uribe, de atacar fronteras adentro de la República de Ecuador, sin el menor consentimiento de sus autoridades, a un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El incidente, en el cual perdieron la vida Raúl Reyes y otros 16 integrantes de esta organización, implica la violación del marco jurídico y político más elemental que guía las relaciones diplomáticas entre los estados y puso de manifiesto la voluntad de Colombia de accionar militarmente avasallando el derecho de Ecuador a la autodeterminación.

En el mismo sentido obra el gobierno de los Estados Unidos que, incentivando una política de intromisión en los asuntos internos de otros países, declaró oficialmente a través de su departamento de Estado que apoya «al gobierno de Colombia en su combate contra organizaciones terroristas que amenazan la estabilidad y la democracia».

La experiencia histórica nos demuestra a los pueblos de América Latina, en qué concluyen los comunicados del Departamento de Estado norteamericano: «Diplomacia del dólar», «Política del garrote», «Doctrina Monroe», «Doctrina de la Seguridad Nacional», o las intervenciones brutales llevadas a cabo en «Oriente Medio» en la segunda mitad del siglo XX. En síntesis: el desarrollo histórico de una política exterior diseñada para controlar política, militar y económicamente aquellas zonas consideradas estratégicas para los intereses de los Estados Unidos.

La acción llevada a cabo por el gobierno de Alvaro Uribe no solo pretendía bloquear la posibilidad de avanzar en una solución política al conflicto colombiano, alentada por el curso efectivo del proceso de liberación de las personas secuestradas por las FARC, sino que intentó generar un clima de desestabilización en toda la región, en el preciso momento en que todos los países de América Latina trabajan con el objetivo de conducir a las naciones hermanas hacia un proceso de integración económica, política y social.

Fue el propio director nacional de la policía colombiana, general Oscar Naranjo, quien reveló en una conferencia de prensa, que la localización de Reyes se logró por una información proporcionada por la CIA. Es entonces el estado de Colombia, por intermedio de sus funcionarios, quien explica abiertamente de qué manera opera Estados Unidos para clavar una cuña en la región, e iniciar de este modo un proceso de desestabilización política para impedir la etapa de integración que la gran mayoría de los mandatarios del hemisferio intentan llevar adelante.

En estos días, la determinación de fortalecer los sistemas democráticos, consolidar la soberanía territorial y política de las naciones del hemisferio y bregar por la independencia y la autonomía de América del Sur, se hizo manifiesta en la serie de encuentros y pronunciamientos públicos de varios de sus presidentes.

En al cumbre del «Grupo Río», no solo se expresó un amplísimo consenso en trono al repudio de la acción colombiana y a la necesidad de hallar vías para la solución pacífica de este conflicto y de otros diferendos planteados entre los países de la región. Allí pudo comprobarse, una vez más, la magnitud del cambio de rumbo del proceso latinoamericano, con la pérdida de la hegemonía del proyecto neoliberal y el avance de las posiciones que promueven una redefinicón de los estados nacionales y su recuperación como intrumentos promotores de los cambios sociales necesarios para garantizar la justicia social y la realización efectiva de la democracia. Con muchos matices, y no sin contradicciones, muchas de las voces que se escucharon en aquella cumbre siguen ratificando el camino que se expresara en la Cumbre de las Américas, en la que el ALCA recibió su sepultura política: el camino de la soberanía y la dignidad de los pueblos.

Secretaría General y Adjunta CONADU

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