EN DEFENSA DE LA CTA, LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS REPUDIAMOS EL FRAUDE

Las recientes elecciones internas en la CTA pudieron haber sido el mejor mecanismo para dirimir democráticamente las diferencias existentes en el seno de nuestra organización. Sin embargo, estamos asistiendo a un proceso en el cual la manipulación de todos los procedimientos que deberían haber garantizado la transparencia de la elección y su escrutinio, no sólo constituye una afrenta a los compañeros y compañeras que participaron en la elección, sino que coloca a nuestra Central como objeto de las operaciones de todos aquellos que pretenden aprovechar esta situación para promover intereses que nada tienen que ver con la defensa de los trabajadores.

Quienes se atribuyen el triunfo – ignorando la denuncia de la distorsión de los padrones, los obstáculos a la fiscalización, la supresión arbitraria de mesas de votación, las coacciones a nuestros compañeros, que la Junta Electoral, en la que cuentan con la presidencia y la mayoría, ha desestimado – son en estos días convocados y aplaudidos por los medios de los grandes grupos empresariales de la comunicación, a quienes evidentemente complace ese desenlace. Cualquier militante honesto debería preguntarse a quién favorece semejante puesta en escena, a qué propósitos responde el accionar de una prensa que nadie en la CTA consideró nunca ni neutral, ni plural, ni mucho menos comprometida con la democracia y los intereses populares. Y a quién le hace el juego el fraude y el falseamiento de la voluntad de los trabajadores y trabajadoras de nuestra Central.

Como hemos dicho antes de las elecciones, formamos parte de la Lista 10, encabezada por el compañero Hugo Yasky, porque logró representar la pluralidad de posiciones de los compañeros y compañeras que coincidimos en caracterizar esta etapa política en nuestro país como un momento en el que, fruto de la lucha popular en la que nuestra Central tuvo un papel protagónico, comenzamos a revertir los efectos de décadas en las que los sucesivos gobiernos se subordinaron completamente a los designios del capital concentrado y de los organismos financieros internacionales. El amplio espectro de organizaciones que nos reunimos en la Lista 10 expresa, además, la convicción de que los trabajadores y trabajadoras no podemos permanecer neutrales, y mucho menos ser funcionales a una derecha que no tolera el cambio democrático.

Por eso reivindicamos como avances del campo popular la actual política del Estado argentino en materia de derechos humanos, justicia y memoria, la reestatización de Aerolíneas Argentinas, la recuperación del sistema previsional público, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Ley del Matrimonio Igualitario, la Ley de Educación Nacional y el incremento presupuestario en educación, ciencia y tecnología, las paritarias regulares y las políticas que alentaron la creación de millones de puestos de trabajo, los aumentos en el monto y la cobertura de las jubilaciones, y el establecimiento de un índice de movilidad por ley. Y por eso apoyamos el intento de fijar retenciones móviles a las exportaciones agrícolas, el proyecto de recuperar al Banco Central como instrumento de una política económica soberana, la investigación y el control de Papel Prensa, la propuesta de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. Desconocer el carácter progresista de estas medidas equivale a negar el sentido de nuestra propia lucha. Del mismo modo, no es posible reivindicar a los gobiernos de Bolivia, Venezuela, Brasil, Ecuador, Uruguay, y no reconocer el papel que hoy juega Argentina en el proceso de integración latinoamericana, su rol en la construcción de un espacio regional que cuestiona la vieja hegemonía de los EEUU, y que respalda activamente la continuidad de los procesos democrático-populares en nuestro continente.

Creemos que aún hay muchas cuestiones pendientes, y que es preciso promover cambios estructurales en áreas fundamentales, por eso reclamamos una reforma tributaria, la aplicación de gravámenes a las transacciones financieras, el reestablecimiento de los aportes patronales, una nueva Ley de Educación Superior, la regulación de la industria minera, la recuperación del control público de los recursos naturales, la reconstrucción de la red ferroviaria, una política integral de reindustrialización de la estructura productiva nacional, etc. Pero precisamente por eso, en este contexto en el que se renuevan los desafíos y se intensifica la lucha por el rumbo del proceso en curso, entendemos que es imprescindible reivindicar y recrear el proyecto de nuestra Central, y defenderla de todo intento de instrumentalizarla en función de objetivos mezquinos, cuya imposibilidad de legitimarse ante el conjunto de los trabajadores resulta manifiesta en la manipulación de este proceso eleccionario de parte de un sector que no duda en hacer uso de todos los recursos a su alcance para imponer su posición.

Las contradicciones que se han hecho manifiestas en esta coyuntura no son nuevas, y no son menores. No es verdad que aquí esté en juego la adhesión o la oposición a un gobierno, como insisten en repetir, mintiendo deliberadamente, los representantes de la Lista 1, amplificados por las usinas mediáticas de la reacción destituyente. En las propuestas que han confrontado electoralmente no sólo se expresan visiones divergentes respecto del proceso político actual, sino también concepciones muy distintas del sentido de la autonomía siempre revindicado por la CTA, así como del papel que le cabe en el proceso democrático a una central sindical. La pretensión de subordinar la CTA a cualquier proyecto político particular es la negación autoritaria de esa autonomía, que sólo puede ser construida democráticamente.

Por eso, en defensa de una central sindical que represente los intereses de los trabajadores y trabajadoras, y que continúe avanzando junto al pueblo, para profundizar el proceso democrático, denunciamos la maniobra fraudulenta que pretende apropiarse de la CTA para usarla como base de sustentación del proyecto electoral de un vanguardismo esclarecido que camina a contramano de las mayorías. Reafirmamos nuestro compromiso de seguir construyendo una CTA plural y democrática, cuya autonomía sea la condición que nos permita consolidar la unidad de la clase trabajadora, sobre la base de una acción sindical cuyo compromiso en la lucha por la emancipación de los pueblos se haga efectivo en su capacidad de asumir responsablemente los desafíos de este tiempo.

Comunicado de CONADU – Federación Nacional de Docentes Universitarios – Buenos Aires, 8 de octubre de 2010