Conferencia del Dr. Renato Dagnino en el gremio ADULP

ragnino.jpgEl eje central fue el problema de la ciencia y la tecnología en América Latina

Ciencia y tecnología

Conferencia del Dr. Renato Dagnino organizada por el IEC-CONADU y el gremio ADULP en la ciudad de La Plata.

El pasado 11 de junio el Instituto de Estudios y Capacitación de CONADU (IEC), organizó junto a la Asociación de Docentes de la UNLP (ADULP), un nuevo encuentro para seguir profundizando la discusión y el debate sobre el nuevo modelo de universidad nacional al que aspira la comunidad universitaria. Para ello esta vez el invitado fue el Dr. Renato Dagnino, quien dio una conferencia sobre la perspectiva de la universidad latinoamericana en el escenario actual.

El Dr. Renato Dagnino es Profesor Titular en el Departamento de Política Científica y Tecnológica de la Universidad de Campinas (UNICAMP). Se especializa en temas relativos a la vinculación de las políticas públicas de ciencia y tecnología con los problemas sociales.

Se graduó en Ingeniería en Porto Alegre y estudió Economía en Chile y en Brasil, donde hizo la Maestría y el Doctorado. Su Libre Docencia en UNICAMP y su Pos-Doctorado en la Universidad de Sussex fueron en el área de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología.

Se Incorporó en la UNICAMP en 1977, donde colaboró en la creación de la primera incubadora de empresas latino-americana y a partir de 1979, en la creación del Instituto de Geociencias y del área de Política Científica y Tecnológica de la Universidad.

Se ha dedicado al estudio de las relaciones Ciencia -Tecnología-Sociedad en América Latina. Mas específicamente, al análisis de la política relativa al complejo público de investigación y de educación superior, la gestión estratégica de la innovación, la adecuación socio-técnica, la construcción de un estilo de Política de Ciencia y Tecnología comprometida con el escenario de democratización latino-americano y al estudio del debate sobre el determinismo tecnológico y la neutralidad de la ciencia.

Hay mucha similitud entre las situaciones que vamos a intentar abordar. Yo empezaría con una provocación sobre la necesidad de cambiar paradigmas y modelos cognitivos acerca de la relación ciencia, tecnología y sociedad. “Cómo es posible pensar el presente con un pensamiento laboral profundo, con problemas de un pasado superado, si lo hacemos seremos anacrónicos, para la época en que vivimos, actuaremos como fósiles y no como seres modernos”. Este párrafo es de una persona muy conocida que habló de ello hace mucho tiempo: Gramsci en 1930.

Si ya en esa época un pensador se da cuenta y provocaba de una forma tan incisiva que nosotros cambiáramos la manera de pensar las cosas, para no pensar el presente con el pensamiento elaborado por problemas del pasado superados, creo esa provocación tiene todavía más importancia y cabida hoy para nosotros. Y el dilema que tenemos en nuestro mundo es: o ser un fósil o ser más solidarios. Es decir huir de la propuesta de la competitividad, de la idea de que nosotros somos animales salvajes que tenemos que seguir compitiendo y la falacia que la competición y el bienestar individual producen el bienestar colectivo, la propuesta del liberalismo de que el cada uno cuida el sí y el mercado cuida de todos y el estado ya no es necesario. Es un poco es el marco general de mi exposición.

Y en ese contexto la pregunta que va a pasar por la comunidad universitaria con su corazón rojo y su cerebro gris. Voy a volver sobre el tema pero antes me gustaría seguir con la provocación que tiene que ver con la primera parte de mi presentación, lo que voy a hacer en la segunda parte es tratar el mismo tema que abordé en otro seminario y esta primera parte viene de otra presentación que hice acá mismo e n la argentina en la cual la provocación era más dirigida a los colegas de la universidad.

¿Qué hacemos hoy en la universidad?: docencia, extensión e investigación. La docencia es repetitiva, autoritaria, ineficaz, presenta una visión neutral y determinista del conocimiento científico y tecnológico. Yo suelo decir que la universidad pública Latinoamérica es disfuncional para la sociedad que la contiene, para su contexto económico, político y social. Disfuncional en el sentido de que perdió su funcionalidad y me atrevo a decir que la universidad no sirve ni a la clase dominada ni a la clase dominante. La clase dominante puede pasar sin la universidad pública, de hecho la UNAM, que es la universidad latinoamericana más grande, tiene 300 mil alumnos, estuvo un año cerrada en una huelga y no pasó nada. La clase dominante importa conocimiento, independientemente de lo que pase en los países desarrollados, donde la universidad produce conocimiento que es demandado por la empresa. Eso es muy cuestionable como lo vamos a ver, y también la universidad para la clase dominada, para la clase trabajadora, por lo menos en Brasil, hace mucho dejó de aparecer como una perspectiva de ascensión social. Por el otro lado para la clase dominada el conocimiento que producimos no es relevante.

Entonces comienzo diciendo que la docencia que hacemos es repetitiva, en general repetimos lo que nos han enseñado, sin darnos cuenta de que el mundo ha cambiado mucho. En general es autoritario, seguimos con un modelo de enseñanza-aprendizaje que es heredado del siglo pasado; ineficaz y sobre todo el tema de la neutralidad y el determinismo que lo vamos a profundizar en este encuentro.

La investigación que hacemos es disciplinaria, es orientada por disciplinas, no es orientada por problemas. Nosotros sabemos, y es cuestión de pensar un poquito, y vemos que cualquier problema social no viene con una etiqueta que diga yo soy de sociología, yo soy de economía, yo soy de antropología, si fuera así sería muy fácil. Bastaría con conducir el problema al departamento correspondiente a la universidad y los científicos lo descifrarían. Los problemas son multidisciplinarios pero nosotros seguimos compartimentados en departamentos y nuestro modo de actuar, nuestro modo de investigar, no es por problema es por disciplina.

La investigación es auto-referencial: nosotros no preguntamos a nadie que es lo qué hay que investigar, como si nosotros fuéramos y tenemos la capacidad de investigar, creemos en general que tenemos la capacidad de definir la agenda de investigación de una manera auto-referencial.

Nuestra agenda de investigación es definida en los países centrales, que definen su agenda de investigación a partir de sus realidades, y nosotros lo que aquí hacemos es adoptar esa agenda, que no es una agenda universal, pero sin embargo se nos es presentada como universal, como la ciencia de frontera, la ciencia que hay que imitar o emular. Por lo tanto es dislocada, no está focada en nuestra realidad.

Es cientificista, en el sentido que cree que la ciencia es la verdad, es el descubrimiento, de la verdad, tiende a ser poco relevante y conservadora.

La extensión. Definimos como extensión algo que tiene que ver un poco con esa conciencia pesada, después de ejercer el derecho a la libertad académica y el deber de buscar la calidad, que por supuesto es un concepto también importado, es un concepto que tiene que ver con lo que los países desarrollados llaman calidad, sin darnos cuenta que el concepto de calidad que utilizamos es un concepto socialmente construido allá, entonces marginalmente y en el tiempo que nos queda extendemos lo que hacemos a la sociedad para retribuir lo que gasta en mantener la universidad. La idea de extensión tiene una connotación muy significativa porque no es que nosotros vamos a buscar la sociedad o los actores sociales que es lo que les interesa que nosotros que somos pagados por ellos debemos hacer. Es más bien una extensión de lo que hacemos, sin que ellos nos hayan solicitado nada y usen lo que a nosotros nos parece interesante y conveniente.

La extensión, entonces, no es a priori, es decir no se define a priori que es lo que vamos a extender. Lo que vamos a extender es lo que hemos hecho en términos de investigación que, como intenté explicar, tiene su agenda, su pauta definida de una forma que tiene muy poco que ver con el contexto económico y social en el que estamos. Y manifiesta una conciencia pesada porque no hace mucho tiempo que se empieza a ahorrar en extensión, porque últimamente se creía que el simple hecho de existir una oferta, el conocimiento generada en la universidad esa oferta encontraría su demanda, pero como no es tal la realidad, se empieza a hablar de extensión como una función más de la universidad. Entonces empieza la docencia, la investigación y la extensión. Por eso les digo esto de la conciencia pesada, un poco para aliviarlos en términos de sobre la tarea que estamos haciendo. Creo que cabe entonces el concepto “paternalista” y es una postura cómoda. Es como si nosotros dijéramos nosotros producimos la verdad y ustedes la sociedad tienen que utilizarla con ética.

¿Qué tendríamos que hacer en la universidad? Entonces mi idea es que nosotros tenemos que empezar por al extensión, no cambiar la docencia, no cambiar la investigación pero cambiar la manera como hacemos extensión. Para a partir de ahí cambiar la investigación y la docencia. Entonces hay ahí un juego de palabras diciendo que no vamos a hacer extensión, sino intención. Intención en el sentido de internalizar la agenda de la discusión social con directiva. Es decir vamos a hacer una cosa con “intención” clara, de conocer los problemas y resolverlos y no a través de un enfoque disciplinario porque lo que estamos haciendo es buscando la verdad. La universidad se orientaría así por una práctica que buscara en la realidad que la circunda, problemas sociales que tienen que ser resueltos con una agregación de conocimiento. Entonces intención en el sentido de tener intención de hacer algo, pero también en el sentido de internalizar traer para adentro de la universidad, internalizar, esa agenda de la discusión social. Y ahí tenemos una nueva palabra, que no existe, que es exvestigación, cambié investigación por exvestigación. Qué sería exvestigación, con estudiantes y movimiento sociales construir conocimiento hacia afuera. Orientada por problemas y orientada para la polis, orientada para la formación política pública. Es también algo que nosotros no acostumbramos a hacer en la universidad. La universidad es para nosotros el reino del territorio de la verdad y no de la política. Como si fuera posible hacer conocimiento no politizado. Entonces este es un tema muy pantanoso, saber hasta qué punto la universidad debe politizarse (sin partidarizarse por supuesto) y hasta que punto debe mantenerse como un espacio casi templario y religioso donde no entran los valores y los intereses. Por supuesto la universidad está impregnada por esos intereses y valores y sería muy ingenuo que nosotros, sobre todo siendo animales políticos como somos en esas aulas, tuviéramos la pretensión y la ingenuidad de creer que la universidad podría mantenerse, o podría dejar de ser un territorio del enfrentamiento político, de la disputa de proyectos políticos. Entonces eso sería la exvestigación.

Y cambiamos docencia por decencia. Quizás es algo que a muchos de nosotros nos duele. Frecuentemente lo que encontramos en la universidad es el cumpli-miento (es un juego de palabras) una docencia que muchas veces no es decente. La idea es desacralizar, politizar, para contribuir a una sociedad decente. Deshacernos de cumpli-miento. De hecho muchos enseñamos en la universidad con un muy poco análisis crítico y auto-crítico nos vamos a dar cuenta de que es un conocimiento que ya no sirve. Y sin embargo lo seguimos haciendo porque estamos cumpliendo. No estamos quebrando, ninguna norma ninguna ley pero sin embargo estamos mintiendo para la sociedad y para nosotros mismos. Entonces esa es un poco la propuesta de la intención la exvestigación y la “decencia”. Para que empecemos a cambiar la universidad a partir de la extensión.

Esta primera parte es más bien un llamado, una propuesta de cómo trabajar a nivel político en la universidad. Y aquí empieza la otra cuestión que presenté en el que el desafío es comenzar a discutir el concepto de tecnología social, o el de tecnología para la inclusión social. El tema fue planteado de esa forma es de los años 50 por lo menos en nuestros países se habla de tecnología local, nacionalismo tecnológico, autonomía tecnológica, e lo importante que es producir conocimiento localmente. Y yo empiezo justamente diciendo que lo local es condición necesaria pero no suficiente. Es decir el conocimiento puede ser local y sin embrago servir a la concentración del ingreso, al aumento de la inequidad, al aumento de la injusticia. O sea no es el atributo local el que hace que el conocimiento sea en sí mismo apropiado para la inclusión social. Entonces tecnología local producida para, o por la empresa, difícilmente pueda ser orientada para la resolución de problemas sociales. Ahí hay por supuesto una visión ideológica, un planteo que está asociado a mi postura ideológica en términos de una crítica bastante incisiva a como el conocimiento en nuestra sociedad capitalista, es utilizado para la apropiación privada del excedente para la exclusión social y eso lo voy a intentar explicar.

Entonces para la resolución de problemas sociales es necesario tecnología social, tecnología para la inclusión social. Hay una red en Brasil, llamada “Red de Tecnología Social”, y el concepto de tecnología social es tecnología para la inclusión social. Tecnología social de hecho es un marca registrada, no es un concepto analítico-teórico, pero es un concepto que se construye por la negación de la tecnología convencional. La tecnología convencional siendo la tecnología que es producida para la empresa o por la empresa. Hoy día el 70 % de lo que se gasta en investigación en todo el mundo, el 70% es gasto empresarial. Solamente el 30 % es gasto público. Y de ese 70 %, 70% es de empresas transnacionales, no estamos hablando de PYMES, estamos hablando de empresas transnacionales 100 por 100, que gastan la mitad de lo que se gasta en investigación en el mundo. O se la mitad de todo el gasto es para maximizar la ganancia y no la ganancia del bodeguero de la esquina sino la ganancia de los grandes bodegueros del mundo. Entonces eso no hace ver como los proceso de generación del conocimiento están contaminados por esa visión, por esa idea de la maximización de la ganancia privada y de la reproducción de la acumulación del capital. Una sociedad capitalista que se diferencia de los regímenes de producción, o los modos de producción anteriores, en el sentido que tiene la apropiación privada de los medios de producción de un lado y los vendedores de fuerza de trabajo del otro, una sociedad que se basa en la reproducción, todos los días, de esa relación antagónica y desigual entre vendedores y compradores de fuerza de trabajo, en una sociedad donde el estado capitalista tiene como objetivo primordial la reproducción de esa relación. Es sociedad se caracteriza cada vez más en una tendencia creciente, por la propiedad privada del conocimiento. Si uno toma la transición del feudalismo al capitalismo, uno lo que observa en ese período de la humanidad es una paulatina apropiación privada de los medios de producción, de la tierra, y también una creciente apropiación privada del conocimiento; proceso que por supuesto no termina sino todo lo contrario vuelve cada vez más agudo, hasta el punto que hay autores que dicen que lo que caracteriza al capitalismo contemporáneo, no es la propiedad privada de los medios de producción, de los bienes físicos, sino la propiedad privada del conocimiento.

Ese proceso que se inicia con el capitalismo de expropiación del conocimiento del trabajador individual, de aquel que sus abuelos o bisabuelos hacían zapatos, y el sigue haciendo zapatos, o el herrero, esas familias que sabían oficios se ven privadas crecientemente de ese saber que les permitía seguir subsistiendo en una economía todavía no monetarizada y no asalariada. El capitalismo lo que hace es que ese conocimiento que es propiedad del individuo pase poco a poco, a ser codificado, sistematizado de tal forma que el nieto del zapatero ya no sabe hacer zapatos.

Estoy caricaturizando para volver al presente y darnos cuenta de cómo ese proceso que es muy antiguo se viene radicalizando hasta el punto de que hoy el 50 % de la investigación que se hace en el mundo es hecha en las transnacionales. Y eso tiene una importancia en el sentido de que el término ciencia y tecnología es un término cada vez menos apropiado para la descripción del momento actual. Nosotros estamos recientemente empleando el concepto de tecnociencia entre otras cosas porque las fronteras entre la ciencia y la tecnología se vuelve cada vez más sutil, cada vez menos importante, hasta el punto de que los países desarrollados hoy lo que hace no es política científica tecnológica sino lo que hacen es política para las empresas. El corte espacial de que la ciencia se hace en la universidad y la tecnología y el desarrollo se hace en las empresas ya no tiene sentido. Las universidades hace el desarrollo tecnológico y las empresas hacen investigación científica. Una empresa de las más importantes del mundo que tiene 10 premios nóbeles que se dedican a hacer ciencia y tecnología. Para darles una idea Japón tuvo seis premios nóbeles en ciencia de los cuales tres están en Japón. Eso nos hace pensar hasta qué punto se puede hacer una diferencia entre la ciencia y la tecnología y decir sencillamente que la ciencia es tecnología aplicada, o que la ciencia precede a la tecnología o que la ciencia puede ser utilizada para el bien o para el mal.

Ahora el corte temporal tampoco sigue vivo acá, en el pasado los inventos tardaban mucho tiempo en llegar al mercado, tardaban mucho tiempo en transformarse en innovación. Sin embargo hoy ese tiempo se viene reduciendo hasta el punto de que hoy solamente las regulaciones como el Departamento de Salud Norteamericano exigen que una nueva molécula sea testeada durante algún tiempo para entrar en el mercado. Solamente ese dispositivo hace que las dimensiones no se transformen más rápido todavía. Ahora si es así, esos dos cortes, espacial y temporal, ya no son válidos creo que es hora de que pasemos a entender la dinámica de producción del conocimiento cada vez más como la producción de tecnociencia. Entonces para la resolución de problemas sociales es necesario una tecnología que incorpore los valores e interese de los segmentos excluidos. Y ahí vamos a profundizar el tema de los valores e intereses, pero antes de eso vamos a intentar mostrar como esa tecnología o tecnociencia tiene internalizada esos valores y esos intereses del capital. Y por lo tanto una tecnología social una tecnología que pueda resolver los problemas sociales tiene que estar contaminada por otros intereses y otros valores. Esa es la idea principal que quiero dejar hoy a ustedes.

Entonces es necesario en los ambientes locales donde se produce conocimiento que se incorporen los valores de los sectores excluidos. Estoy volviendo al tema local: el conocimiento tiene que ser totalmente producido porque hay un vector de pertenencia nuestra realidad, pero lo local no es suficiente. Es necesario que los ambientes en donde se produce conocimiento, incorpore los valores y los intereses de los segmentos excluidos. Y por supuesto ahí estamos hablando incluso de la universidad. La universidad según esa perspectiva tendría que estar también contaminada por esos valores. Para eso es necesario entender que la tecnología local es producida por las empresas incorpora los valores empresariales y habría que adoptar el concepto de socio-técnica como referencia normativa de la política en ciencia y tecnología. Es un concepto que hemos inventado, hemos propuesto para describir procesos de adecuación del conocimiento existente, del conocimiento de la tecnología convencional para adecuarla a esta nueva propuesta de tecnología social.

Creo en parte que esta cuestión de la ciencia tecnología tiene un corazón rojo que puede ser la inclusión social, un país más justo, más equitativo y eventualmente sustentable, esa sería la definición del corazón rojo. Uno podría llamar de izquierda. La gran parte de la gente creo que está haciendo investigación, lo hace con una visión de que eso es importante para el futuro y que el futuro va a ser mejor que el presente. Y esa gente sabe que el slogan de la derecha, crecer para distribuir, fue políticamente inviabilizado por el de la izquierda, distribuir para crecer.

Los economistas de derecha de nuestro país (Brasil) decían muy a menudo que hay primero que concentrar y generar riqueza para después distribuir, la idea era primero crecer la torta para después repartirla y eso siguió siendo dicho durante mucho tiempo, aún cuando los economistas de izquierda decían el problema del capitalismo periférico es un problema de falta de mercado, nosotros lo que no tenemos es exceso de demanda nosotros lo que tenemos es insuficiencia de demanda y por la tanto hay que distribuir la renta para después crecer. Entonces el crecimiento era una consecuencia de la distribución del ingreso. Y al final ganaron la pelea. Hoy poca gente sigue defendiendo la idea de crecer la torta para después distribuirla y cada vez los gobiernos los economistas están de acuerdo con la idea e distribuir para crecer.

Pero el problema en la cadena de consumo-producción-empleo, cadena que esta en la base de ese acuerdo, ya no funciona más. Si yo hago una fila con todos los excluidos y yo como estado doy al primero de la fila un bono para que gaste en algún lugar el tipo va a la bodega y va a comprar comida y el tipo de la bodega va encomendar la comida y así con esa cadena se genera empleo. Ello genera un efecto positivo de manera tal que la inclusión social, si bien no esta garantizada, por lo menos está viabilizada.

El problema es que nosotros estamos en una economía que crece sin generar empleo. Una economía que se moderniza entre comillas, porque lo que estamos viviendo es un proceso de modernización o de barbarización, pero de todos modos es una economía que crece sin generar empleo. La tecnología que utilizamos es cada vez menos generadora de empleo, y eso no es solamente en nuestro país en todo el mundo el capitalismo enfrenta una crisis muy complicada de subconsumo el proceso del aumento de la brecha económica en Europa, en Estados Unidos es algo muy preocupante y esa brecha tiene que ver con la insuficiencia del mercado para generar los patrones de la distribución del ingreso que existieron durante varias décadas. Por supuesto que esa situación que tiene que ver con un determinante tecnológico fue maximizado por el abandono del estado de bienestar, que era un estado que tenía una preocupación de generar una cierta igualdad de oportunidades de hacer lo que la clase más pobre pudiera mantenerse en condiciones de ser empleado y cierta capacitación formal con la tecnología existente o con lo que la tecnología exigía.

Hoy la brecha entre la demanda de calificaciones que exige la tecnología más nueva es muy difícil de ser atendida por la clase trabajadora, pero aún cuando es así lo que uno observa, por ejemplo en Brasil, es que la señora que servía café hace 15 años tenía universidad, tenía seguridad social, era cero analfabeto, pero servía café. La niña que hoy sirve café tiene la secundaria completa, es sobrina de la señora que servía café, tiene la secundaria completa para servir café, porque en el contrato de trabajo cuando se buscan personas que sirvan café se busca con secundario completo. Pero esa niña gana un tercio de lo que ganaba su tía, que servía café, y además no tiene seguridad en el empleo, no tiene asistencia médica, no tiene nada de lo que su tía tenía. Hay una precarización muy clara de las condiciones de trabajo y todo eso se ve agravado por el desempleo tecnológico.

La mayor parte de los que tiene el corazón rojo no perciben que la inclusión social demanda una revolución en la ciencia y la tecnología y por eso también la universidad. Y es una revolución muy distinta de lo que se ha dado en llamar revolución tecnológica. El término revolución tecnológica es un eufemismo para bautizar esa tecnología de la empresa que genera una creciente desigualdad social, una creciente exclusión social. Sería una revolución en la ciencia y en la tecnología pero sería una revolución de otro tipo. La mayoría tiene una mente gris pues el conocimiento que aprendió y que se difunde es excluyente, tiende a reproducir la exclusión social.

Es mi intención demostrar que algunas verdades que nos han dicho durante mucho tiempo comiencen a ser cuestionadas, no porque necesariamente no sean verdad, sino porque creo que es hora de que cuestionemos. Hay una esquizofrenia en cada uno de nosotros que con el corazón rojo queremos construir una sociedad distinta y más decente y sin embargo el conocimiento que tenemos no es aplicable para la construcción de esa sociedad. Y además hay una tendencia a que el corazón se engrise y la pregunta es como hacer para que la mente se “enrojezca”, para que la sangre suba del corazón a la mente. Quiero decir con esto de que el corazón se engrise, que en cada semáforo en donde vemos un chico que pide limosnas, el corazón se engrise porque nosotros somos impotentes para resolver eso y tenemos que acostumbrarnos a la violencia y a la injusticia y eso hace que el corazón se ponga también excluyente porque de una forma o de otra participamos de ese circuito de exclusión social, participamos en la sociedad que excluye e incluso por una cuestión de mantenernos vivos, mantenernos saludables (entre comillas) engrisamos también nuestro corazón. El problema es si nosotros aceptamos que en general nuestra mente es gris, cómo hacer para que nuestra mente pueda generar soluciones a nivel intelectual, nivel conceptual, a nivel teórico, a nivel científico que nos permita atacar el problema de la exclusión social. Y ese problema lo abordo a partir de una cuestión que tiene que ver con mi formación de ingeniero por eso puse un eje de la neutralidad y el de la autonomía de la tecnología y voy a citar cuatro concepciones sobre tecnología.

La primera concepción es el instrumentalismo, el determinismo, el substantivismo y la cuestión socio-técnica. La primera visión nosotros la llamamos moderna-patrón, es liberal y optimista en el progreso, la idea de que la tecnociencia es un conocimiento en sí mismo verdadero y eficiente del mundo. A tal punto que el concepto de verdadero y el concepto de eficiente son conceptos primitivos que no hay que discutirlos, que no hay que definirlo. Es como si la ciencia fuera la hija de un casamiento entre un hombre infinitamente curioso y una naturaleza infinitamente bella y perfecta. Ese hombre lo que hace es revelar a la naturaleza, conocer a la naturaleza y al conocer la verdad que está en la naturaleza este hombre se transformaría en un ser perfecto y verdadero.

Esa es la visión más frecuente entre nosotros, la idea de que la ciencia es verdadera y que la tecnología es eficiente. Sin embargo ese conocimiento es controlable por el hombre y puede ser utilizado para el bien o para el mal. Y ahí hay montones de historias como por ejemplo que la energía nuclear puede ser utilizada para la creación de la bomba atómica, o para curar enfermedades, para el desarrollo de la medicina nuclear y que al final va a ser la ética, que es un concepto que atañe a la sociedad, y que va decidir si ese conocimiento en sí mismo es bueno y eficiente y si va a ser utilizado para matar o para la vida.

En esa visión instrumental la ciencia y la tecnología son instrumentos que sirven a cualquier proyecto político. Cómo se decide entonces que ese conocimiento va a servir para el bien o para el mal: a través de la ética y quien va decidir es la sociedad. Por supuesto que es una visión muy cómoda, nosotros producimos la ciencia y ustedes sociedad haga lo que quiera. Y claro que eso tiene una contrapartida: por favor denme, plata denme los recursos para yo conozca la verdad y les entregue lo que ustedes pueden utilizar, pero por favor utilícenlo con ética.

La ética entra ahí como una solución de un problema que no nos cabe a nosotros los científicos. Entonces aquí hago un juego con el capitán Garfio, que es el mal, y la campanita, que vendría con el polvito de la ética. Ese capitán Garfio transformaría su espada en una rosa. De tal forma que la ciencia sería una espada o una rosa, depende si hay ética o no hay ética. Entonces si esto fuera así nosotros podríamos conducir a la sociedad para lo que queramos: una sociedad más justa, más equitativa, más sustentable. Podría ser construida con esa ciencia y esa tecnología que hasta ahora está siendo utilizada de otra forma.

¿La ética es suficiente para construir la sociedad equitativa que deseamos? Es una pregunta que deberíamos hacerla. Podemos nosotros como científicos omitirnos y dejar que la sociedad decida qué va a hacer con el conocimiento que producimos. Si es verdad que nuestra agenda de investigación es una agenda determinada desde afuera…esa pregunta parece que tiene una respuesta.

¿La ética es suficiente para internalizar los valores de equidad, justicia y sustentabilidad en la política de ciencia y tecnología? Porque ese es el supuesto implícito de la política de ciencia y tecnología en nuestros países. Ustedes científicos hagan los que le parezca y nosotros científicos vamos a usarla de la manera que mejor nos parezca.

¿La adopción de la ética como normativa en las políticas de ciencia y tecnología no puede tener consecuencias negativas? Es un poco el argumento que defiendo. Si tu confías en alguien in-confiable a lo mejor puedes fracasar en un proyecto o en un intento de hacer algo. Entonces la normativa en políticas en ciencia y tecnología tiene la calidad como garante interno de los valores epistémicos (los que tienen que ver con el conocimiento científico), y la ética como la variante externa de los valores no epistémico. Como control del mal uso de la ciencia y la tecnología.

Entonces el control que hace la ética es un control a posteriori, es un control expost, y nosotros les vamos a proponer ese control. La combinación de la neutralidad con la visión de la autonomía, genera el determinismo tecnológico, el determinismo de la visión marxista ortodoxa que dice que la ciencia y la tecnología es una fuerza productiva que empuja inexorablemente a modos de producción cada vez más perfectos: el esclavismo para el feudalismo, el feudalismo para el capitalismo, el capitalismo para el socialismo. Habría como un motor, una fuerza productiva que se desarrolla inexorablemente y ese conocimiento va a ser palanca, va a jalar las relaciones sociales de producción hacia modos de producción , más perfectos, cada vez más coherentes con nuestra condición de ser humano pensante, que reflexiona y el que distingue la mejor abeja del peor obrero. Entonces la ciencia y la tecnología que hoy oprime, mañana cuando sea apropiada por los trabajadores viabilizará el socialismo.

Esa visión que está impregnada en la izquierda de todo el mundo y en la izquierda de Latinoamérica: la idea de que la ciencia es neutral es en sí misma buena lo que ocurre es que hoy es utilizada para servir a un modo de producción que está basado en la explotación del hombre por el hombre. Pero mañana cuando esa ciencia y esa tecnología estuviera siendo utilizada en otro proyecto político, esa misma ciencia y tecnología apropiada por la clase trabajadora construiría el socialismo, o lo que ustedes quieran utilizar para no utilizar la palabra socialismo que está pasada de moda, que sería un modelo social, económico abiertamente sustentable.

Lo que es importante señalar es la semejanza entre la visión de la derecha (instrumentalista) y la visión de la izquierda tradicional (determinista). La gran diferencia, ya que los dos creen en la neutralidad del conocimiento científico tecnológico, es que en un caso no se cambian las relaciones sociales y los modos de producción, sigue siendo el capitalismo… sólo que la ética sería la que diría si el capitalismo va a ser más, o menos, perjudicial a la clase trabajadora. Si el capitalismo va a generar el calentamiento global, o no, eso sería una cuestión de la ética y no del conocimiento. Y en el otro caso hay una propuesta de cambio social, y eso es interesante porque el marxismo tiene una capacidad muy aguda de diagnosticar como el conocimiento en el capitalismo sirve para la opresión, para la extracción de la plusvalía, para la ganancia. Pero sin embargo en el largo plazo ese mismo conocimiento sin solución de continuidad serviría a la construcción de un modo distinto.

Y ahora nuestro personaje es Peter Pam simbolizando el socialismo, una perspectiva de cambio social y ahí la ética lo que hace es hacer que la espada del Capitán Garfio pase a manos de Peter Pan. La espada es la misma lo que pasa es que está en otra mano y hay ahí con esa espada (ciencia y tecnología) Meter Pan podría matar al Capitán Garfio y construir el socialismo. Y ahí el polvito de la ética es el cambio social. Cambia la correlación de fuerzas a nivel de la sociedad, la aparición de condiciones subjetivas y objetivas que permitirían el cambio social manteniéndonos en la agenda y en la cultura marxista. La posibilidad de acceso al poder en el sistema capitalista generaría entonces la transición del capitalismo al socialismo a partir de la utilización de la espada de la ciencia y la tecnología.

La primera concepción, es una concepción que, también, proviene del marxismo pero sin embargo critica de una forma muy dura la visión determinista. Es la visión de

la Escuela de Frankfurt, que no es una visión optimista. Cada una en su contexto es una visión pesimista y dice que los medios y fines son determinados por el sistema capitalista, de tal forma que la tecnociencia no es meramente instrumental incorporan al otro y no puede ser utilizada para propósitos distintos de individuos o sociedades.

En ese caso la tecnología es autónoma, la tecnología se dirige a sí misma, la tecnología está a tal punto impregnada, condicionada por los valores del capitalismo que va a mantener el sistema, aún cuando haya una intención para usarla en otro proyecto político distinto del dominante, distinto del hegemónico. Hay una crítica al marxismo ortodoxo, durante los años 70, que basado en la crítica a la experiencia stalinista de que la esencia burocrática del estado soviético planteaba que era necesario empezar todo de nuevo, era necesario tirar por la ventana la tecnología de la ciencia capitalista porque esa tecnología y esa ciencia no servirían para construir el socialismo. Y la crítica que hace el sustantivismo es una crítica que de una forma muy resumida diría que la experiencia de construcción del socialismo real, fue hecha a partir de la importación de tecnología capitalista, por supuesto Lenin, y otros líderes de la revolución de octubre, no llamaban tecnología capitalista pero decía claramente en sus escritos que la manera científica de organizar el trabajo debería ser aprovechada para la construcción del socialismo, esa visión, entonces, hace una denuncia, una crítica muy fuerte diciendo que para hacer funcionar la tecnología capitalista, segmentada, jerarquizada, basada en el control, basada en la apropiación privada del conocimiento, para ser utilizada en una situación en donde la relaciones sociales de producción socialista empezaban a existir donde no había apropiación privada del excedente, donde no había propiedad privada sino colectiva de los medios de producción, para hacer funcionar esa tecnología era necesario un patrón, un capitalista. Pero no tenía sentido importar un capitalista de los países capitalistas, se importó un gerente, un burócrata que podía ser burócrata pero no era tonto, un burócrata que vio que cuando controlaba la producción comenzó poco a poco a controlar toda la vida económica, política y social del capitalismo.

Es una crítica que privilegia en demasía el componente tecnológico y científico, pero lo que uno puede observar en el socialismo real es que no hubo una crítica a la ciencia y la tecnología capitalista, todo lo contrario hubo una visión positivista de que la ciencia era universal y que la tecnología era eficiente. Ahora bien esa discusión de los años 70 que llegó hasta los inicios de los años 80, en algunos círculos intelectuales europeos y norteamericanos, se esfumó en el aire. El proceso real que hemos vivido de crisis del socialismo real, de la caída del muro, hizo que esa discusión haya parado en el tiempo. Pero es importante rescatar entonces la idea de que la crítica del sustantivismo dice que la tecnociencia no es una espada, es más bien un escoba de bruja y la pregunta ¿Será que la tecnociencia es como una escoba de bruja? Y ¿Será que la bruja buena puede volar con la escoba de la bruja mala? Esa pregunta sería una respuesta negativa un poco haciendo referencia de que en ese socialismo real la bruja buena ya intentó volar con la escoba de la bruja mala, pero la escoba de la bruja vuela por la bruja, no vuela con cualquier bruja, y entonces lo que pasó es que esa ciencia y tecnología terminó no siendo funcional para construir el socialismo real. Entonces parece que no hay manera o nos conformamos con desarrollar una tecnología distinta, o con una actitud más inteligente decidimos no tirar el bebé con el agua al cuello y decimos que está bien que la tecnología es condicionada por nosotros, pero no está correcto creer que la tecnología no puede ser adaptada o cambiada por el hombre lo que si hay que cambiar son los intereses que están en la máquina donde se produce ese conocimiento y toda la visión de la ciencia y técnica se inspira en la teoría crítica pero propone una opción comprometida basada en la ambivalencia y en la resignación. Resignación porque sería equivocado tirar por la borda el conocimiento que se ha generado, pero eso nos propone un problema difícil de saber hasta qué punto es necesario desconstruir, en la tecnología convencional, generada a partir de los valores del capital para poder sustituir esos intereses y valores y poder reconstruir una tecnología distinta. A ese proceso de deconstrucción y reconstrucción de los artefactos tecnológicos de la ciencia y tecnología lo llamamos “adecuación socio-técnica”. Y la idea es internalizar valores alternativos a priori en la producción cambiando instituciones, entonces ponemos un énfasis importante en el hecho de que la ciencia y la tecnología son contaminadas por valores desde su producción y por lo tanto no es desde su utilización que se puede decidir a través de la ética si ese conocimiento va a ser utilizado para el bien o para el mal. En un trabajo que escribimos justamente lo que hacemos es lo que Marx dice sobre el fetiche de la mercancía y mostrar que los valores sólo inciden en la órbita de la circulación y no en el de la producción es aceptar un fetiche, el fetiche de la tecnología. Si es así la adopción de la ética como normativa de la ciencia y la tecnología no es suficiente y puede tener consecuencias negativas. En esa perspectiva se abre un largo espectro de estrategias de dignificación alternativas, eso que nosotros al principio decíamos de la importación de una agenda de la empresa y para la empresa podría ser cambiada de maneras alternativas para orientar la política de ciencia y tecnología con valores más democráticos y de internalizar valores coherentes con la inclusión social. Ahora eso es mucho más difícil que generar tecnología convencional, pero sin embargo eso exige que sepamos mucho de espadas y de escobas, eso que no queremos tenemos que estudiarlo muy bien para poder hacer ese proceso de rediseño de la tecnología convencional. En ese proceso de adecuación socio-técnica es fundamental internalizar los valores de la inclusión social a la enseñanza, a la investigación y la formulación de políticas. Y ahí volvemos al comienzo de la intención, exvestigación y decencia y alianza comunidad de investigación y movimientos sociales. Ahí tendríamos toda una discusión que se podría hacer sobre como generara en nuestros países nuevos actores o resignificar actores en el tejido social haciendo que la universidad pública busque actores en la sociedad con los cuales deber o puede generar alianzas, porque es muy común en nuestro medio hablar de la relación universidad-empresa, encubadoras, etc. Siempre teniendo la idea de que la empresa capitalista, la que sí puede hacer que el conocimiento que se genera en la sociedad pueda servir a la sociedad. En ese modelo cognitivo, en esa manera de pensar, no hay otro actor en la sociedad que pueda hacer la magia de utilizar el conocimiento para generar beneficios para la sociedad de una manera general en el capitalismo. En el capitalismo de hecho la empresa es la célula madre o la idea de que el empresario en su afán de generar ganancias, generaría un círculo virtuoso de relación de bienestar. Esa es una idea que cada vez más no está en sintonía con lo que estamos observando, todo lo contrario. Entonces queda ahí la provocación adicional que es que otros actores sociales, sobre todo la universidad latinoamericana, donde el sueño del empresario nacional, el sueño de la burguesía nacional se volvió sueño, en nuestros países quien sería el novio de la doncella que está en su torre de marfil. La doncella tiene que bajar de la torre de marfil, que la universidad tiene que mezclarse con su sociedad eso es algo que ya lo sabemos pero la visión de nuestra sociedades periféricas es saber quién será ese novio.

Pero su novio potenciales no están muy interesado en alguien que sepa hablar francés o sepa danzas clásicas, en otras palabras la empresa nacional, la empresa multinacional localizada en nuestro país, no necesita de la universidad de la investigación, de una universidad que produzca conocimiento porque lo que el novio a lo mejor lo que quiere es una mujer común y corriente que le sepa cocinar (común y corriente).

Es decir hay que volver a nuestros países para ver como en las sociedades desarrolladas hay un tejido social que envíe una señal de relevancia a la investigación vulgar. Una señal de relevancia que domina el campo de relevancia y hace que esa comunidad científica genere conocimiento, cobre relevancia y calidad. Lo que nos diferencia de los países desarrollados es que justamente no hay un tejido social que envíe una señal de relevancia. Lo que quiero decir de alguna forma es que nosotros lo que vemos es la comunidad de investigación produciendo conocimiento para la sociedad y no nos damos cuenta qué es lo que hay por detrás de eso que vemos, o sea el hecho de que hay en los países desarrollados una señal de relevancia. La sociedad de alguna forma dice lo que necesita, lo que demanda, lo que quiere que se haga en términos de producción de conocimiento. Ver que cuando hablo de señal de relevancia no estoy emitiendo ningún juicio de valor.

En los años 80 la señal de relevancia hizo que el 70 % del presupuesto público para Investigación y Desarrollo fuera destinado a gastos militares y otro 15 % para otras cuestiones relacionadas con el mismo tema, lo cual quiere decir que el 85% era utilizado para, algo así, como matar gente. Y los 15 % restantes eran para agricultura, salud, etc. Eso es una señal de relevancia, lo que quiere decir que las sociedades periféricas esa señal de relevancia llega muy débil a la comunidad de investigación y eso tiene una consecuencia que en los países atrasados se generen recursos humanos que van a producir conocimientos en las empresas. Eso es importante que sea dicho porque también aquí hay un equivoco muy serio por el hecho que se cree que en los países desarrollados la universidad es una importante fuente de conocimiento para la empresa. De todo lo que gasta en investigación y desarrollo, la empresa las empresas norteamericanas, solamente 1,3% es contratado con la universidad. O sea el 98% de lo que gasta la empresa norteamericana, gasta intramuros no es contratando investigación con la empresa. Lo que quiere decir que lo que es importante para la empresa no es el conocimiento en sí mismo, de lo que el conocimiento incorporado en personas, personas que van a la empresa norteamericana a hacer investigación y de hecho el 70% de los maestros y doctores que se forman en Estados Unidos años, tras años, van a la empresa privada a hacer investigación Ese dato nos hace ver como la idea de encubadoras, etc. Es falaciosa, en realidad es un negocio de la alta empresa, de la comunidad científica para favorecerse a así mismo y a sus alumnos.

En Brasil estamos formando en ciencia a 10 mil doctores y 30 mil maestros año a año, y eso crece 10% al año. En ciencias duras estamos formando 30 mil maestros y doctores. En la empresa brasileña, estatal, privada, multinacional hay 3.000 maestros y doctores lo que quiere decir es que si eso crece por arte de magia 10%, vamos a tener en el próximo año 300 de demanda y vamos a estar formando en ciencias duras 33 mil. O sea es una desproporción muy grande, si nuestro modelo es un modelo capitalista, si nuestro modelo de la política de ciencia y tecnología es un modelo semejante al norteamericano, por supuesto estamos haciendo algo muy rápido que habría que discutirlo. En realidad los países periféricos lo que tienen en la estructura es una empresa que importa tecnología, eso es muy conocido. Y qué hace la comunidad universitaria, produce recursos humanos para importar tecnología importada y no para producir esta tecnología y eso tiene que ver con un modelo de desarrollo que es un patrón subordinado, dependiente, periférico, de inserción en el mercado internacional. Y la comunidad de investigación se legitima con sus pares en el exterior. Produce conocimiento imitativo y se legitima no con su sociedad, no con su empresa, no con su tejido social, sino que con sus pares de los países desarrollados. Y si uno mira lo que pasa en nuestros países hay una comunidad de investigación que importa la cultura científica de los países desarrollados. Nosotros hemos tenido a nuestros ancestros –los colonizadores- alguna cultura científica es importante que vayamos hasta muy lejos para ver con en otros países lo que hubo fue una destrucción de la base estructural, algo muy distinto de lo que pasó en otros países de Europa y aún en los países del oriente donde no hubo una destrucción de la base cultural ancestral. Si ustedes van ala India, o van al Oriente, a los países árabes van a ver que no hubo una destrucción como lo hubo en nuestros países de América Latina.

Hay una señal de carencia en nuestros países muy fuerte, y esa señal de carencia llega mucho más fuerte que la señal de relevancia que emite nuestra sociedad. Además hay una concepción neutral y determinista de la tecnociencia como un agravante de esa situación y que hace que nosotros tengamos construido, ya que no tenemos un tejido social por nuestra condición periférica, es un sistema de ciencia y tecnología en donde nosotros mismo como comunidad de investigación pagamos y damos el vuelto. O sea una comunidad de investigación que está en los dos lados del mostrador y por supuesto en una situación como esa es natural que tengamos calidad sin relevancia.

Para finalizar en el caso de Brasil tenemos un proceso de democratización política desde el final del gobierno militar, en el año 85 uno puede decir que empieza un proceso de democratización política es una curva epidémica (la democracia es como si fuera un epidemia) y por ahí hay un momento, que no sabemos cuál, dónde esa democratización política va generando un proceso de democratización económica, va a generar un proceso de distribución del ingreso; puede ser que es proceso ya esté en marcha en nuestros países y eso va a generar una demanda muy grande por bienes y servicios, una demanda material que en el caso brasileño no sólo va a tener que doblar el tamaño del país, y yo suelo decir que si voy a hacer una casita para mi perro no voy a contratar un arquitecto, ni hacer una gran investigación de mercado para saber dónde voy a comprar los materiales voy a ir al negocio de la esquina y compro el cemento y yo a lo mejor hago la casita, pero si voy a construir un segundo piso en mi casa ahí sí voy a contratar un arquitecto lo que quiero decir es que para hacer frente al desafío de la democratización vamos a tener que construir otro país al lado o arriba del que ya existe es muy fácil de entender que debemos hacer un esfuerzo muy grande para aumentar la eficiencia social del proceso que vamos a utilizar. En otras palabras vamos a tener que generar el tratamiento de agua y de agua servida para el 50% de las casas de Brasil que no tienen esos servicios y si lo vamos a hacer con la tecnología convencional no lo vamos a lograr. Podemos todo lo contrario tener un proceso muy grande de contaminación ambiental, de degradación del medio ambiente, sin hablar de costos económicos que esa tecnología involucra. La tecnología que necesitamos nosotros de satisfacción de necesidades básicas, para decirlo de una manera sensible, fue una tecnología equiparable en el tiempo los países desarrollados satisficieron sus necesidades básicas hace mucho tiempo y todo el logro científico tecnológico ha jalado tecnologías económicamente necesarias o competitivas.

Lo que quiero señalar es que tenemos un desafío muy serio de adecuación socio-técnica en otras palabras tener capacidad para generar otro tipo de tecnología y eso seguramente va a plantear un desafío muy serio en términos de lo que nosotros llamamos conocimiento científico y además si nosotros vamos por la línea de puntos hay un peligro de que el proceso de democratización económica, e incluso el proceso de democratización política, se vea amenazado.

Si nosotros no logramos satisfacer esa demanda aumentada a partir de otra tecnología que pueda de hecho regalarse económica y socialmente mejores, podemos poner en riesgo lo que hemos conquistado. Y ahí para reforzar lo que intento decir, hice una comparación muy burda de la curva de ingreso norteamericana y brasileña. Hay una curva más o menos con renta per cápita de 30 mil dólares anuales y una renta per cápita de 3.000 en brasil como mucho más gente debajo de la media. Qué pasa todos los años la clase rica de los países ricos va al mercado a cambiar la lata, la lata que cuesta 3.000 dólares que es lo que gana por año un brasileño medio en promedio. Y ahí está el consumismo exacerbado y el absolutismo planificado por las empresas. De ese casamiento hay una demanda con productos de alta tecnología y esa demanda genera en la gran empresa, esas que gastan el 50% de lo que se gasta en investigación en el mundo, una dinámica innovativa convencional, la dinámica innovativa que va a generar la tecnología convencional que va a servir a atender la demanda de la clase rica produciendo cosas que de alguna forma llegan a abarcar la gran mayoría de la población de los países ricos, que, sin embargo, difícilmente van a llegar a la mayoría de la población brasileña o latinoamericana.

Del otro lado hay una clase pobre que no tiene demanda, que tiene necesidades pero no tiene poder de compra, pero que en es proceso de democratización económica las elites van a tener que entregar los anillos para no perder los dedos, se va a generar una demanda, esa necesidad se va a convertir en demanda y va a ser necesario cargar esa frontera del conocimiento según una dinámica alternativa.

Lo que quiero dejar en claro es que en ese proceso de adecuación socio-técnica, podemos copiar tecnología, como decía Jorge Sábato el mejor negocio con tecnología es robar, el segundo es copiar, el tercero es comprar, desarraigar la tecnología, cavar la frontera del conocimiento es muy difícil, es muy arriesgado, es muy costoso y, además, tenemos que trabajar con prima dona, que somos nosotros. O sea cuando la prima dona desafina, la culpa es de la orquesta, no es de la prima dona. La comunidad científica siempre tiene razón. Sine embargo es posible, y yo diría que es probable, que muchos de los problemas que tenemos, y que vamos a tener en ese proceso de democratización política-económica, donde mandar a cavar la frontera del conocimiento en el otro lado, no en el lado de los países ricos. Y ahora si eso no ocurre es muy probable que estemos generando una bomba, nosotros sabemos que para cada norteamericano que nace, pueden nacer 15 o 20 brasileños, o indianos, que la presión sobre el medio ambiente es la misma. Es una relación de 1 a 15, o 1 a 20. Si nosotros pensamos que vamos difundir es patrón industrial tecnológico de los países ricos hacia toda la población de los países pobres es un poco ingenuo y lo más probable es que tengamos una bomba. Una bomba letal está en marcha en ese proceso si no logramos plantear una visión distinta.