CTA: CONADU apoya a Hugo Yasky y la Lista 10 en todo el país

Nos identificamos con la construcción del nuevo modelo sindical que promueve esta central de trabajadores que se constituyó, en la década del ’90, como una referencia fundamental de la resistencia contra las políticas neoliberales. Sobre la base de los principios de la democracia, la autonomía y el pluralismo, la CTA pudo reunir, en la construcción de una estrategia común, la amplia gama de expresiones que forman parte de la tradición de lucha de nuestro pueblo, para hacer de esa diversidad la fortaleza de una organización dispuesta a asumir sin claudicaciones la defensa de los intereses de la clase trabajadora, y a intervenir efectivamente en la resolución de las grandes cuestiones nacionales.

Protagonista de la lucha popular en la década pasada, hoy la militancia de la CTA puede reivindicar la concreción de demandas históricas: los avances en el terreno de los derechos humanos, el logro de la Asignación Universal por Hijo, la recuperación del sistema previsional solidario de reparto, la sanción de la nueva Ley de Medios, la reestatización de nuestra aerolínea de bandera, constituyen signos claros de que nos encontramos en una nueva etapa, en la que se renuevan los desafíos que debemos afrontar. Fortalecer la Central es imprescindible para profundizar el proceso de transformaciones que los pueblos venimos produciendo desde hace casi diez años en América Latina.

La CTA atraviesa un momento decisivo: está en juego nuestra capacidad de impulsar el avance del movimiento popular en un proceso que requiere acumular muchas más fuerzas, para poder contrarrestar la reacción conservadora de los sectores concentrados de la economía, los grandes multimedios, los que plantean volver a las políticas depredatorias de los ’90. Siempre dijimos que la CTA debe ser autónoma respecto de los gobiernos, de los partidos, y de los patrones. Pero, tal como lo expresara Hugo Yasky, “autonomía no es neutralidad” y la Central no debe hacerse cargo de las limitaciones del oficialismo, pero tampoco puede mirar para otro lado frente las brutales embestidas de los factores de poder y de la oposición destituyente. La pretensión de subordinar la CTA a un proyecto político particular es la negación autoritaria de esa autonomía. Y es, además, cuando intenta instrumentar nuestra organización sindical como engranaje de un frente opositor, en el que muchas veces los intereses de los trabajadores se confunden con los intereses de los grupos dominantes, expresión de una dramática irresponsabilidad. No hay proyecto autónomo de la clase trabajadora sin la democracia sindical que nos permita construirlo a partir de la diversidad, y en la práctica concreta que nos confronta cotidianamente con la agresión de los verdaderos enemigos del pueblo.

En defensa de la CTA, para consolidar la unidad de la clase trabajadora en la acción de un sindicalismo comprometido en la lucha por la emancipación de los pueblos, convocamos a los trabajadores y trabajadoras de todo el país a apoyar activamente a la Lista 10.

CONADU-CTA